Dogtor Animal, junto con la colaboración de Purina, presenta los resultados del programa de "Perros en los Juzgados de Menores". Este servicio es una herramienta que mejora las condiciones de los niños y las niñas en el abordaje del peritaje judicial, además de favorecer la transición hacia una justicia donde las personas estén en el centro.
Desde su inicio, en 2015, el proyecto ha acompañado alrededor de 530 menores en sus entrevistas forenses, tanto en sedes judiciales de violencia, familia e instrucción. Este recurso, que ha sido muy bien valorado entre los profesionales y las familias, se ha demostrado efectivo en aquellos casos en que se ha utilizado al perro para mejorar la experiencia del menor y la de su familia en las entrevistas forenses. Por ello, no es de extrañar que, en 2022, la demanda de estos animales en los juzgados de menores haya aumentado más de un 90% respecto al año anterior.
“Estos resultados reafirman que existe una fuerza y un gran potencial en el vínculo humano-animal, lo que nos ayuda a seguir con nuestra labor de mejorar la vida de las mascotas, las personas que las quieren y el planeta que compartimos”, explica Sònia Sáez, veterinaria y responsable de comunicación de Purina.
El 62 % de los casos en los que se han empleado los perros de apoyo han sido relacionados con casos de violencia; seguidamente de casos de revisión de custodia (15 %); abuso sexual (8 %); revisión de custodia (5 %); y con un porcentaje menor en las revisiones de tutela y en las exploraciones a menores (3%); entre otros.
En cuanto a los perfiles en los que se ha hecho uso, en 2022 el 52 % de los atendidos han sido niñas, frente al 48 % de niños. Un cambio en la dinámica, teniendo en cuenta que, en 2021, el 56 % de los beneficiarios de este programa eran niños, frente al 44% de las niñas.
Además, respecto a las franjas de edad de estos, el grupo con más incidencia han sido los menores en torno a los 10 años, lo que supone el 19 % de las intervenciones. Seguido de los menores de 8 años (14 %); los de 11 y 9 (13 %); y los de 12 (12 %).
El programa de ‘Perros de apoyo en los juzgados de menores’ permite que, por un lado, los menores testifiquen desde un estado emocional más relajado, lo que refuerza el vínculo con los profesionales judiciales y mejora la calidad de las intervenciones. Y, por el otro, su presencia mejora el bienestar percibido por los menores y sus familias, ya que estos actúan como un “colchón emocional durante todo el proceso, por lo que crean un ambiente más amable dentro de estos centros”, apuntan sus impulsoras.
En este sentido, estos animales se presentan como una herramienta de acompañamiento en todo el proceso porque están presentes desde la recepción del menor en los centros judiciales, antes de la realización de la prueba, así como durante y al final de las entrevistas forenses, lo que ayuda a conseguir un buen cierre emocional.