En Europa, el cambio climático y el incremento de los desplazamientos de las mascotas ha influido en gran medida en la distribución epidemiológica actual de ciertos parásitos, así como su introducción en nuevas zonas geográficas. La frecuencia de enfermedades consideradas antes exóticas puede también aumentar en áreas no endémicas debido a un aumento de los casos importados.
Existen numerosos helmintos (nematodos, cestodos y trematodos) que pueden parasitar a los perros y gatos en Europa.
Los factores de riesgo que intervienen en la importancia de estos parásitos son:
El control de las enfermedades parasitarias debe realizarse mediante el control y tratamiento tanto de endoparásitos como de ectoparásitos.
Muy pocas infecciones parasitarias están únicamente relacionadas con la edad del animal, por lo que el riesgo de infección persiste durante la vida de este, lo que debe tenerse en cuenta para garantizar el control de los vermes a lo largo de los años de vida del animal.
El tratamiento antihelmíntico adecuado para cada parasito varia según la legislación vigente en cada país, las características epidemiológicas de la zona, la percepción del propietario, y la evaluación de los riesgos individuales (por ejemplo: perros de caza, exposición previa a vermes pulmonares, el uso de dietas a base de carne cruda, etcétera).
Por tanto, la elaboración de unas pautas de desparasitación adecuadas debe realizarse siempre siguiendo las recomendaciones de un veterinario.
Cuando se diagnostica una infección por un parasito determinado, debe tratarse adecuadamente y adoptar las medidas preventivas convenientes.
En los perros y gatos sanos, la prevención de las infecciones por vermes es imprescindible.
La tenencia responsable de perros y gatos implica la realización de planes sanitarios, análisis coprológicos y desparasitaciones regulares, así como pruebas complementarias para determinar su eficacia.
Los animales requieren medidas preventivas adaptadas a sus necesidades individuales, diseñando un protocolo antiparasitario “a medida”. Algunas pueden suponer una monitorización y/o tratamientos más frecuentes que otros en función de distintos factores.
Cuando se recomienda un programa de control antiparasitario, los veterinarios deberían considerar los siguientes aspectos:
Las pautas de desparasitación siempre deben establecerse siguiendo las recomendaciones de un veterinario.
Si el riesgo individual de un animal no puede evaluarse adecuadamente, este debe ser examinado o desparasitado al menos 4 veces al año ya que estudios previos han demostrado que la desparasitación 1–3 veces al año no es suficiente.
El control de los distintos estadios de los parásitos (huevos, larvas) en el medio ambiente es fundamental para minimizar los riesgos de transmisión a los humanos (zoonosis) u otros animales.
Además, la contaminación medioambiental de parásitos transmitidos por perros puede mantenerse debido a los zorros y perros vagabundos en áreas rurales y urbanas. Asimismo, los gatos silvestres y vagabundos pueden, de forma similar, convertirse en reservorios de las parasitosis felinas.
Por esta razón, es importante controlar la contaminación parasitaria ambiental mediante programas de control diseñados según la epidemiologia de la zona.