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¿Cuándo se debe remitir un paciente para cirugía oncológica?

Sigue siendo la terapia que más enfermos de cáncer cura, pero su eficacia está altamente condicionada a cómo, cuándo y quién la realice.


Enrique Rodríguez, DVM, PhD
GICOREC-IUSA
Clinical and Comparative Oncology
University of Las Palmas de GC

La oncología quirúrgica es aún la terapia que más personas, perros y gatos enfermos de cáncer cura, pero su eficacia está altamente condicionada a cómo, cuándo y quién la realice. En primer lugar, necesita de una planificación, y para ello debemos basarnos en el tipo y localización del tumor que vamos a operar, su tamaño real, su estadio y en muchos casos su grado histológico. Ignorarlo y limitarnos a “quitar el bulto” y analizarlo después, o, peor aún, esperar a ver si vuelve a salir para reintervenirlo, es una grave irresponsabilidad de consecuencias frecuentemente irreparables.

Tirar un tumor a la basura porque “el propietario no quiere gastarse el dinero en histopatología” es igualmente irresponsable, pues el propietario no está capacitado para tomar esa decisión y no debe someterse a su criterio, igual que no le damos a elegir si cerrar o no la incisión de una ovariohisterectomía ni que material debemos emplear para ello.

Los márgenes de resección de un tumor concreto deben basarse en la información publicada al respecto para cada tipo y estadio tumorales y no simplemente en su localización. A menudo solo tenemos una oportunidad de quitarlos adecuadamente. Una segunda intervención para ampliar márgenes no siempre es factible y en cualquier caso lleva aparejada una mayor morbilidad, la dificultad añadida de trabajar en un tejido distorsionado y la dificultad de establecer márgenes adecuados.

La resecabilidad de un tumor es relativa, y dependerá fundamentalmente de la habilidad, conocimientos y equipamiento del cirujano y, por tanto, puede ser un motivo de remisión de un paciente oncológico antes de hacer intentos inadecuados. Es decir, el hecho de que yo no pueda quitar adecuadamente ese tumor concreto no quiere decir que otro cirujano no pueda hacerlo.

¿Qué puedo hacer ante la sospecha de un tumor susceptible de tratamiento quirúrgico?

Nunca debemos “esperar a ver si crece” o basarnos en diagnósticos “organolépticos” ni tampoco decir que, como es un paciente mayor, no vale la pena operarlo. Todos los tumores están formados por células que se multiplican de forma descontrolada y/o invaden otros tejidos, y no hay razón alguna para esperar, especialmente si el paciente es mayor, pues más tarde lo será aún mas y el tumor será más grande y/o habrá metastatizado.

Confirmar que se trata de un tumor y en ese caso cual es el tipo tumoral es algo que podemos y debemos hacer en la práctica totalidad de los casos. Para ello, la simple realización de una PAF (punción por aguja fina) suele ser suficiente. El diagnóstico “en casa” o su envío a un laboratorio especializado es una decisión que debe tomarse en base a los conocimientos del veterinario.

Una vez obtenida esa información, es cuando debemos decidir si consultar con un especialista o entra dentro de nuestras capacidades, pero nunca hacer una cirugía “a ciegas”. En aquellos casos en los que necesitemos conocer el grado histológico del tumor (mastocitomas, sarcomas de tejidos blandos, etc.) o que la tinción simple no sea diagnóstica, puede ser necesario el empleo de técnicas especiales o tomar biopsia con aguja gruesa, para lo que puede ser indicado remitirlo a un especialista, pero en ningún caso quitarlo sin la información necesaria para una adecuada resección.

En general, la primera cirugía es la que más opciones de curar tiene y, tras una adecuada valoración y estadificación, debemos decidir sobre la adecuación del tratamiento quirúrgico y si podemos realizarla adecuadamente o no. En este caso, es el momento adecuado para remitir a nuestro paciente.

Por último, la comunicación de un diagnóstico de cáncer o de sus opciones terapéuticas también puede ser un paso difícil y a la vez esencial para el buen desarrollo del proceso diagnóstico y terapéutico y en ciertos casos, como amputaciones por osteosarcoma, tratamiento de tumores con elevado índice metastásico y riesgo elevado de complicaciones, como los hemangiosarcomas esplénicos o atriales, la forma en que damos la información a los propietarios puede influir de manera decisiva en la intencionalidad de tratar al paciente o no.

Si no nos sentimos seguros a la hora de abordar dicha comunicación, o no podemos responder a todas las preguntas del propietario, puede que también sea el momento de remitir a nuestro paciente.

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