La revista especializada All About Feed se ha hecho eco de la reciente inauguración de la nueva planta abierta por el productor de insectos Protix, en los Países Bajos. La planta incluye todos los aspectos del cultivo de insectos, desde el huevo hasta el producto final, en unas instalaciones de 14.000 metros cuadrados. El proceso esta totalmente automatizado, y las condiciones ambientales controladas con sensores, robots y sistemas de análisis de datos. Con esta planta, la compañía pionera Protix aumenta su capacidad de producción multiplicándola por diez, aunque en la actualidad aún están funcionando con una capacidad mínima.
Protix fue fundada en 2009 y ha desarrollado tecnologías específicas para la cría de larvas de mosca negra a gran escala. En su décimo aniversario han inaugurado esta planta, considerada las más grande del mundo, para dar el paso desde una producción a nivel de prototipo a una escala comercial, incluyendo controles de calidad y garantías de todo tipo para los clientes.
Durante la inauguración, se presentó una mesa redonda en la que personalidades destacadas de la industria agroalimentaria hablaron sobre el potencial del uso de insectos en la alimentación animal. El moderador de dicha charla, Peter Bakker (World Business Council for Sustainable Development) resaltó la necesidad de una transición hacia los sistemas de producción de ingredientes del futuro, en los que prime la reducción de los impactos medioambientales. Se trataron temas como el uso de las nuevas tecnologías y el Big Data para optimizar los procesos productivos de nuevos sectores como el de la producción de insectos, en el que se centran muchas esperanzas para restaurar el actual y poco sostenible sistema de producción de alimentos.
En la actualidad, la legislación europea solo permite utilizar proteína proveniente de insectos para la alimentación de peces, pero se espera que en un futuro próximo esto se amplíe a los sectores avícola y porcino. El aceite de insectos si que está permitido en la alimentación de todas las especies animales.
La posibilidad de producir proteína a nivel local para su uso en la alimentación animal es muy importante para el desarrollo de una agricultura circular. La producción local de insectos reduce la presión impuesta en el medio ambiente con la importación masiva de soja y ingredientes similares en la mayor parte de los países europeos. Además, en el futuro se espera poder criar los insectos en bases de estiércol, para mejorar aún más la circularidad del proceso. En la actualidad, la cría de insectos como forma de producir una proteína mas sostenible se consigue basándose en una alimentación con desperdicios vegetales del sector de la alimentación humana.