El pasado viernes 8 de mayo se conoció el primer caso de un gato infectado por COVID-19 en España. Tal y como informó AVEPA en un comunicado emitido el mismo día, el gato fue atendido por dificultades respiratorias e insuficiencia cardiaca. Tras la eutanasia del animal, se le realizó la autopsia en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) en Bellaterra, Barcelona.
La autopsia evidenció que el animal padecía cardiomiopatía hipertrófica felina, edema, congestión y hemorragia pulmonar. Además, se detectó ARN vírico en muestras de la nariz y de un nódulo linfático mesentérico, con una carga vírica baja. La infección por SRAS-CoV-2 se consideró un hallazgo incidental y no la causa de los síntomas mostrados por el animal.
Con este caso son seis los gatos en el mundo en los que se ha detectado coronavirus, todos ellos de propietarios positivos al virus. Muchos de ellos no mostraban signos clínicos o estos eran debidos a otra causa, como en este primer caso en España.
La infección es una enfermedad que se transmite entre personas y es ahí donde han de centrarse los esfuerzos para controlarla. Las personas positivas que tengan animales de compañía deben intentar evitar el contacto con estos animales, y si no es posible, minimizarlo tanto como puedan y lavarse bien las manos antes y después de tocarlos, para disminuir el riesgo de infectarlos. Hoy en día no hay evidencia de que estos animales puedan infectar a personas. Ante cualquier duda sobre la salud de las mascotas, deben llamar a su veterinario para decidir si es necesario ver al animal y tomar las medidas necesarias.