La progresiva degradación de los suelos agrícolas es un importante problema medioambiental, por lo que es necesario buscar la sostenibilidad de los agroecosistemas. Iker Mijangos Amezaga, biólogo de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), ha estudiado las prácticas agrícolas alternativas (no laboreo, abonado orgánico, aplicación de arena caliza y ceniza de madera como materiales encalantes, etc.) y ha valorado la influencia de dichas prácticas sobre la productividad de los prados y su influencia en las características del suelo.
Así, ha comprobado por ejemplo que la arena caliza es una alternativa eficaz a la cal viva para corregir la acidez edáfica, y mucho menos agresiva con el medio ambiente. También ha observado que el empleo de purín de vacuno como abono orgánico permite reducir los costes en comparación con el abonado mineral. Además si se recurre a la técnica de no laboreo y a alternar leguminosas, como cultivo de invierno, con las gramíneas, se consigue un ahorro adicional respecto al laboreo convencional y al monocultivo de gramíneas.
El purín fresco de vacuno combinado con el no laboreo favorece la actividad y la diversidad de la microbiota del suelo y la abundancia de lombrices. Estos dos parámetros (microbiota y abundancia de lombrices), junto con la biomasa que produce un pasto, sirven para monitorizar el estado de salud del suelo de forma bastante precisa.