Actualmente se comercializan leche y derivados lácteos enriquecidos con omega-3. Para ello, el fabricante sustituye parte o todo el contenido en grasas saturadas de la leche por grasas insaturadas o poliinsaturadas (como la omega-3, entre otras), otorgándole así al alimento funcional propiedades beneficiosas para la salud cardiovascular del consumidor.
Pero dos grupos de investigadores, por un lado del IRTA, de la Unidad de Rumiantes (A. Bach) y, por el otro, del CSIC, del Instituto del Frío (M.A. de la Fuente, P. Gómez-Cortés, P. Luna, M. Juárez) han conseguido obtener leche de oveja enriquecida con omega-3 por un método natural: la suplementación de la alimentación de los animales con semilla de lino y harina de girasol. De esta forma la leche tiene una mayor cantidad de ácidos omega-3 y ácido linoleico conjugado (CLA), al que se atribuyen potenciales actividades anticancerígenas y anticolesterolémicas y, al mismo tiempo, disminuir el contenido en ácidos grasos saturados.
Con la incorporación del suplemento a la dieta se logró un aumento significativo en la producción de leche, sin modificar su composición: porcentaje de grasa, proteínas, lactosa y sólidos totales. No obstante, el resultado más relevante es la modificación del perfil en ácidos grasos obtenida: los ácidos grasos saturados (C12 a C14), con una potencial incidencia negativa sobre la salud cardiovascular, disminuyeron en la leche de un 15 a un 28%, con ligeros aumentos para el ácido esteárico, el cual se metaboliza a ácido oleico y tiene un efecto positivo para la salud.
El isómero mayoritario del ácido linoleico conjugado (CLA) y el más interesante en cuanto a actividad biológica documentada, el cis-9 trans-11 C18:2 y su precursor fisiológico, el ácido trans-11 C18:1 aumentaron más de tres veces su presencia en esta leche. Por otra parte, los contenidos en ácidos grasos omega-3, sobre todo ácido linolénico, aumentó hasta cinco veces su contenido con respecto a la leche convencional. Es importante destacar que estos cambios