La dieta con aceites de girasol y lípidos de origen marino es una estrategia efectiva para modificar la composición de la grasa láctea en el ganado vacuno lechero, pero el número de estudios llevados a cabo en el ovino es aún muy limitado. Para ampliar este conocimiento, en el Instituto de Ganadería de Montaña, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de León, ha llevado a cabo la serie de estudios que se recogen en la tesis doctoral realizada por Pablo Gutiérrez Toral bajo la dirección de los doctores Gonzalo Hervás y Pilar de Frutos y defendida recientemente.
La leche, un alimento funcional
El consumo de leche y derivados lácteos podría dar lugar a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, ya que su grasa contiene, de forma natural, componentes bioactivos como son los ácidos grasos ramificados, el butirato o la esfingomielina. Debido a su potencial efecto anticancerígeno, destaca el ácido linoleico conjugado (conocido internacionalmente como CLA por sus siglas en inglés) que, de acuerdo con estudios realizados con cultivos celulares y modelos animales, puede suprimir la proliferación de un amplio rango de células neoplásicas, incluyendo las procedentes de tumores de mama, ovario, próstata, colon, hígado o sangre.
La leche de oveja, cuyo contenido medio de CLA supera al de las leches de otros rumiantes, también aporta cantidades más elevadas de calcio, aminoácidos esenciales, vitamina B2, carnitina y AG monoinsaturados y esenciales. En este sentido, se sabía que la complementación de la dieta con aceites de girasol y lípidos de origen marino es una estrategia efectiva para modificar la composición de la grasa láctea en el ganado vacuno lechero, pero el número de estudios llevados a cabo en el ovino es aún muy limitado.
Inclusión de aceite de girasol en la dieta de ovejas
En el primer estudio, una dieta formulada para ovejas lecheras de alta producción se suplementó con aceite de girasol y aceite de pescado, tanto de forma individual como conjunta. La combinación de ambos aceites provocó las mayores modificaciones en la composición de la leche y redujo su contenido graso respecto al control (5'1 contra 5'9%). Si bien el porcentaje de proteína cayó ligeramente con la adición de lípidos, esto mejoró el bajo ratio grasa:proteína de la leche de ovejas de alta producción, lo cual es de gran importancia para una adecuada maduración del queso. Sin embargo, la inclusión de aceite de pescado en la dieta redujo la ingestión de alimento y, afortunadamente en menor medida, la producción de leche de las ovejas.
Por el contrario, de forma muy positiva, el uso combinado de aceite de girasol y de pescado cuadruplicó el contenido de CLA de la leche y redujo el ratio omega-6/omega-3 de la grasa láctea de 6'9 a 3'5. Además de este estudio, la tesis incluyó otros tres trabajos diseñados para examinar el impacto del uso combinado de aceite de girasol y de pescado sobre la función ruminal (incluida la fermentación ruminal y el metabolismo de los AG) y la comunidad bacteriana.
El siguiente trabajo incluyó diversos estudios nutricionales con el objetivo de determinar si las alteraciones observadas en el rendimiento productivo de los animales durante el primer experimento pudieron ser debidas a un impacto negativo de los aceites sobre la utilización de la dieta por parte del animal. Sin embargo, los resultados obtenidos sugirieron que el uso de aceite de girasol y pescado apenas afectó a la fermentación ruminal, aunque, tal y como se observó en el tercer estudio, esta estrategia nutricional provocó importantes cambios en la composición de los ácidos grasos de la digesta ruminal.
En el cuarto trabajo, se analizaron los cambios de las comunidades bacterianas del rumen de las ovejas que recibieron los aceites, mediante técnicas de biología molecular. En conjunto, los resultados obtenidos sugirieron que las bacterias que comúnmente se consideraba que eran las principales responsables de la transformación de los ácidos grasos en el rumen, parecen no tener un papel dominante en este proceso y, por lo tanto, otras bacterias aún no cultivadas podrían ser más relevantes.
En último lugar, se llevó a cabo un experimento con el objetivo de estudiar el efecto de la suplmentación de la dieta con aceite de girasol y microalgas marinas sobre el rendimiento productivo de las ovejas y el perfil de AG de su leche. Esta estrategia nutricional multiplicó por siete el contenido de CLA de la grasa de la leche, y redujo su ratio omega 6/omega 3 y el contenido de ácidos grasos saturados. No obstante, la inclusión de microalgas en la dieta aumentó el contenido de algunos ácidos grasos trans, cuyo papel específico para la salud humana aún no se conoce, y provocó el denominado síndrome de baja grasa en la leche.