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Gestión del periparto en ganado porcino

Una excelente gestión del periparto puede reducir el número de lechones nacidos muertos


Pablo Magallón Verde, Mohamad Sheik Al Ard y Emilio Magallón Botaya
Servicios técnicos veterinarios de Inga Food SA
Imágenes cedidas por los autores

El parto de la cerda y el nacimiento de los lechones es un momento clave para la productividad y rentabilidad de una granja de reproductoras.

Para que el parto tenga éxito se deben gestionar los periodos anteriores y posteriores al mismo con un doble objetivo: que nazca el mayor número posible de lechones vivos y que la mayoría de estos sobrevivan.

En este artículo consideraremos el periparto como el periodo comprendido entre los siete días anteriores a la fecha teórica del parto, momento en el cual se introducen las cerdas en las salas de maternidad, y los tres días posteriores al mismo, que es el periodo más delicado para que la cerda supere con éxito los fuertes cambios fisiológicos que tienen lugar desde que se desencadena el parto hasta que se inicia la lactación y donde ocurre el 80 % de la mortalidad de la fase de lactación.

En el periparto es muy importante conseguir un buen ambiente sanitario, con unas correctas medidas de bioseguridad internas y externas y un estricto manejo todo dentro/todo fuera (TD-TF) de las salas de partos, para reducir la presión de infección. También se debe controlar la ventilación y la temperatura de la sala, para adecuarla a la situación de confort de los animales, teniendo en cuenta que es muy diferente para las cerdas adultas y los lechones recién nacidos.

Dividiremos el periparto en tres partes claramente diferenciadas: preparto, parto y posparto.

Preparto

Preparación de la sala de partos

La sala de maternidad donde se alojará a la cerda tiene que estar limpia y desinfectada, para ello se seguirán una serie de pasos (ver “Procedimientos de limpieza y desinfección”).

Procedimientos de limpieza y desinfección
  • Quitar la suciedad y las heces, vaciar todos los depósitos y conductos.
  • Sacar todas las estructuras móviles (barreras, comederos, lámparas, etc.) y abrir las zonas inaccesibles (por ejemplo las fosas).
  • Desconectar la instalación eléctrica.
  • Barrer en seco la sala (también los ventiladores) y eliminar la suciedad.
  • Vestirse con indumentaria impermeable y máscaras protectoras para los ojos y vías respiratorias.
  • Remojar completamente la sala con agua y detergente. Dejar reposar 24 h.
  • Rociar con detergente las estructuras móviles.
  • Vaciar la instalación hidráulica de la sala (depósito y bebederos) y llenarlos con un detergente. Después de 2 h llenar nuevamente con agua.
  • Lavar con agua caliente a presión.
  • Secado.
  • Aplicar a toda la sala y estructuras móviles el desinfectante con sistemas de baja presión.
  • Si es necesario, cerrar herméticamente la sala y realizar una fumigación con productos a base de formol.
  • A la entrada de la maternidad colocar pediluvios.
  • No introducir las cerdas hasta que la maternidad y las estructuras estén completamente secas. Si urge introducir animales antes de que las superficies se hayan secado, es necesario activar los sistemas de calefacción y ventilación para acelerar el secado.
Adaptado de Managing Pig Health, M. Muirhead y T. Alexander (2013).

Además de una correcta limpieza y desinfección de las salas de partos (figura 1), es recomendable realizar el lavado de las cerdas antes de llevarlas a los paritorios con el objetivo de reducir de forma importante la carga microbiana. Para ello se deja a las cerdas unos 10-15 minutos debajo del agua y posteriormente se les pasa un cepillo para arrastrar los restos de materia orgánica y suciedad; este proceso favorece también la eliminación de huevos de parásitos de la piel y extremidades del animal.

Figura 1. Sala de maternidad correctamente preparada para la introducción de cerdas.

Unos días antes de la fecha teórica del parto conviene preparar un ambiente propicio para que este se desarrolle con la mayor normalidad y con el menor estrés posible. Por ejemplo, con papel en tiras se puede recrear el nido, que la cerda construye de forma natural; además, ese papel favorecerá que los lechones se sequen lo antes posible.

Antes del parto, es aconsejable colocar una lámpara para calentar y orientar a los lechones. En este punto es importante recordar que las lámparas de infrarrojos son incompatibles con el papel por el riesgo de provocar incendios.

Es importante encender el foco de calor por lo menos un día antes de la fecha teórica del parto para conseguir una temperatura focal óptima. La temperatura del nido el día del parto deberá estar en torno a los 32-35 °C. La temperatura de confort de la cerda es mucho menor (18-20 °C), por lo que el calor para los lechones tiene que ser focal y no debe aumentar la temperatura de la sala de partos. Todo ello con una correcta ventilación, para evitar que el aire caiga directamente sobre los animales.

Se revisará el correcto funcionamiento de los comederos y bebederos para asegurar un flujo mínimo de agua de 4-6 litros/minuto ya que, durante la lactancia, la cerda debe beber la mayor cantidad de agua posible.

Entrada y colocación de las cerdas

Es aconsejable colocar a las cerdas por orden de fecha teórica de parto para facilitar los movimientos y adopciones de lechones dentro de las salas. También es recomendable marcar las cerdas problemáticas (cerdas viejas, nulíparas, cerdas que han tenido partos complicados, etc.) para prestar especial atención a esos partos y ayudar a la cerda si es preciso.

Alimentación de la cerda (agua y pienso)

El consumo de agua es muy importante. Hay que asegurarse de que la cerda bebe abundantemente antes y después del parto para evitar problemas de estreñimiento y facilitar una buena producción láctea. Esta debe ser fresca, potable y estar en buenas condiciones fisicoquímicas. Las necesidades de agua son elevadas y oscilan entre los 10 y 22 litros/día al final de gestación y cuando la cerda entra en lactación el consumo se dispara hasta los 30-40 litros diarios.

El mayor desarrollo fetal se produce al final de la gestación, por lo que es importante no racionar a la cerda antes del parto para favorecer un mayor peso del lechón al nacimiento y que la cerda empiece a producir una mayor cantidad de leche lo antes posible. El día del parto la cerda apenas come ya que no tiene apetito y hay que suministrarle poco pienso, aproximadamente 2-3 kg (figura 2). Una vez finalizado el parto, se debe conseguir que en pocos días alcance niveles elevados de consumo de pienso, pero evitando subidas bruscas que puedan provocar empachos en las cerdas con la consiguiente parada en el consumo de pienso. El objetivo de máximo consumo (8-10 kg) se deberá alcanzar a los 10-14 días de lactación y se mantendrá hasta el final de la misma.

Parto

Manejo, atención y monitorización

El parto es uno de los momentos más críticos de la producción porcina y se caracteriza por ser muy estresante para la cerda y decisivo para el desarrollo futuro del lechón.

Hay que conseguir un ambiente tranquilo en maternidad para que la cerda esté cómoda y poder reducir los niveles de estrés. La filosofía que se debe seguir para que se desarrollen correctamente los partos es vigilar mucho e intervenir poco, ya que la mayoría de las cerdas son capaces de parir sin ayuda. Esta filosofía de trabajo se lleva a la práctica con la monitorización de partos, que consiste en anotar en una ficha individualizada para cada cerda, la hora de las incidencias y acontecimientos que suceden durante el parto en intervalos periódicos, por ejemplo cada media hora, para llevar un control exhaustivo de este momento tan crucial.

La finalidad de recabar toda esta información es, por un lado, sistematizar el trabajo de todos los operarios para que trabajen del mismo modo y, por otro, facilitar que el trabajador de la sala de partos actúe en función de una información objetiva. Hay estudios que demuestran que cuando se monitorizan los partos, el número de lechones nacidos muertos puede reducirse hasta en un 30 %.

La decisión de intervenir en un parto viene marcada por diversos factores, y hay que valorarlos todos para entender como transcurre el parto:

  • Intervalo de expulsión entre lechones: al inicio del parto, el ritmo de expulsión de los lechones es lento, 30-45 minutos. Posteriormente, el ritmo de expulsión aumenta a cada 10-15 minutos y se agiliza el parto.
  • Duración del parto: la duración media normal de un parto se sitúa en torno a las 3-5 horas. Partos por encima de cinco horas pueden tener complicaciones debido a que la cerda empieza a agotarse y le cuesta expulsar a los lechones. Además, los lechones que nacen al final de partos largos pueden presentar problemas de hipoxia y tienen un menor porcentaje de supervivencia. En estos casos se puede plantear una asistencia obstétrica y ayudar a la cerda con oxitocina.
  • Estado de la cerda: en muchas ocasiones el gesto de esfuerzo de la cerda puede indicar que se está delante de una distocia. Si se observa este comportamiento en la cerda y al volver a revisarla a los 15-20 minutos no ha expulsado ningún lechón, se debe plantear la intervención obstétrica.
  • Signos en los lechones expulsados previamente: ver lechones que nacen envueltos en fluidos amarillentos-marronáceos puede ser indicativo de estrés fetal durante el parto, debido a partos lentos. Cuando los lechones se empiezan a quedar sin oxígeno, defecan el meconio y se observa ese color amarillento en las membranas fetales que los envuelven cuando son expulsados.
  • Genética: es interesante conocer qué tamaño de camada aproximado se puede esperar de cada genética.
  • Historial y edad de la cerda: cerdas con un historial de partos conflictivos, es decir, con muchos nacidos muertos, requieren una especial atención, así como las cerdas viejas de más de seis partos.
  • Expulsión de las placentas: la expulsión de las placentas significa que el parto ha acabado. Aunque en algunas ocasiones es posible encontrar que la cerda ha expulsado parte de las placentas pero no la totalidad y puede quedar algún lechón en el interior.
  • Condición corporal: cerdas en mal estado corporal, por ejemplo muy gordas, tendrán partos más lentos y conflictivos.

Exploración del canal pélvico

Cuando sea necesaria la exploración del canal del parto porque los lechones tardan en ser expulsados, el procedimiento será el siguiente:

  • Limpiar y desinfectarse el brazo.
  • Utilizar guantes de plástico con un lubricante obstétrico que facilite la exploración y no irrite las paredes genitales de la cerda.
  • Introducir la mano con las yemas de los dedos juntas, progresando a través del cuello uterino sin forzar.
  • Cuando se contacte con un lechón, se debe determinar su posición y recolocarlo si es preciso para poder sacarlo al exterior.
  • El tiempo de estas operaciones no debe ser largo para evitar lesiones y daños a la cerda.
  • Después de la exploración se aconseja administrar un antibiótico a la cerda.

Programación

La programación de partos consiste en suministrar un análogo de la hormona prostaglandina. Normalmente, para llevar a cabo este manejo, se aplica la hormona 24 horas antes de la fecha teórica del parto (que dependerá de cada granja, genética, etc.), y no se debería llevar a cabo en el caso de las nulíparas, que tienen gestaciones más largas.

El objetivo de este manejo es saber cuándo van a parir las cerdas para poder prestar más atención a este momento y conseguir una menor mortalidad neonatal y facilitar el trabajo de igualado de camadas. Por lo tanto, un parto que no se va a atender no debe ser programado en ningún caso ya que, con la programación de los partos, en un alto porcentaje de casos se adelanta la fecha en la que la cerda pariría por sí misma, lo que tiene una serie de consecuencias:

  • Menor peso del lechón al nacimiento: si el parto se produce un día antes, supone unos 80 g menos por lechón mientras que si se adelanta dos días, esta pérdida de peso al nacimiento se incrementa hasta los 200 g por lechón.
  • Falta de desarrollo del lechón: nacen lechones con una menor vitalidad y más propensos a sufrir diarreas y otros procesos patológicos. Si además se trata de camadas numerosas en las que es posible encontrar lechones con crecimiento intrauterino restringido, la situación se puede agravar más.

Posparto

Secado y suministro de calor

Los lechones nacen envueltos en finas membranas fetales, de las que se libran ellos solos al nacer. Es recomendable que, a medida que nazcan los lechones, se sequen para reducir las muertes por hipotermia y se coloquen lo antes posible sobre las placas de calefacción, donde tiene que haber una temperatura focal de unos 32-35 °C (figura 3).

Figura 3. Cerda con su camada tras el parto.

Encalostramiento

Los procesos de encalostramiento son un punto clave para que el lechón reciba la inmunidad pasiva y pueda hacer frente a determinados procesos infecciosos. El lechón nace en un medio hostil, con una elevada presencia de agentes patógenos, y prácticamente desprovisto de inmunoglobulinas. Esta falta de anticuerpos se debe al tipo de placenta epiteliocorial de la cerda, que no permite el paso de los anticuerpos maternales de la madre al feto.

El calostro no solo aporta inmunidad, también es rico en nutrientes altamente digeribles que son muy importantes para regular y mantener la temperatura corporal del lechón, cubrir sus necesidades de movilidad y asegurar el crecimiento de los órganos vitales, como el tracto intestinal.

Las cantidades mínimas de calostro que debe ingerir un lechón para una buena inmunidad y desarrollo están en torno a los 200 gramos (ver tabla).

El objetivo, en estas primeras horas posparto, es que los lechones tomen unas cantidades mínimas de calostro, y si es de su propia madre mucho mejor.

Cuando hay más lechones que tetas útiles, hay que poner a los lechones más grandes en un cajón o nidera durante un máximo de 90 minutos, para facilitar que los lechones más pequeños puedan encalostrarse correctamente (es lo que se denomina lactación alternada o split-nursing). Por otro lado, a los lechones más débiles hay que acercarlos a las mamas para ayudarles a tetar.

El lechón bien encalostrado tendrá más peso, más vitalidad y menor mortalidad en el conjunto de su vida.

Peso y tamaño de camada

Las cerdas con un alto potencial de prolificidad tienen sus contraprestaciones; la principal, es la heterogeneidad y el bajo peso de los lechones al nacimiento. Camadas de 18-20 lechones implican un alto porcentaje de lechones de menos de 1 kg de peso al nacimiento. Es en estos casos donde cobra más importancia el manejo de las primeras horas de vida del lechón, principalmente las labores de secado y suministro de calor, ya que los lechones más pequeños pierden su temperatura corporal más rápidamente; también hay que prestar mucha atención al encalostrado de estos lechones. Como se puede apreciar en las figuras 4 y 5, los lechones que pesan menos de 1 kg al nacimiento tienen más dependencia de calostro y si no se lleva un buen encalostramiento los índices de mortalidad serán muy altos en estos lechones pequeños.

Cierre y desinfección del cordón umbilical

Una práctica recomendable durante el parto es atar y desinfectar el cordón umbilical del lechón. Así se reducirá el riesgo de hemorragias umbilicales e infecciones debidas a la entrada de patógenos a través del cordón umbilical. Además, se reduce el riesgo de que algún lechón se quede enganchado de su cordón umbilical a alguna rejilla o parte de la camisa de la cerda y, consecuentemente, también se disminuye el riesgo de aparición de hernias umbilicales y aplastamientos.

Manejo del lechón

El procesado del lechón consiste en la administración de hierro y un coccidiostático, el crotalado y el corte de rabos y de dientes, estos últimos puntos son opcionales y dependerán de si hay una casuística de caudofagia y heridas en los lechones de la granja.

Se recomienda hacer el procesado de camadas entre el tercer y el cuarto día tras el nacimiento, una vez el lechón está más fuerte y se ha adaptado a los ciclos de lactación de la cerda, para que los porcentajes de supervivencia sean superiores.

La política de adopciones en las granjas depende en mucha medida de los índices de prolificidad de las reproductoras, es decir, de la genética de las cerdas y, por lo tanto, es difícil generalizar una misma política de manejo para todas las granjas.

En general, se puede decir que en todas las granjas:

  • Es conveniente cargar a las cerdas con el mayor número de lechones: este número de lechones vendrá marcado por el número de pezones funcionales y el historial de la cerda. Es interesante que las cerdas desteten el mayor número de lechones “bajo madre” porque parece tener una relación positiva sobre la producción folicular en el ciclo siguiente.
  • Cuantos menos movimientos de lechones entre camadas mejor: se evita la diseminación de agentes infecciosos, el estrés para la cerda y los lechones y reduce el tiempo que necesita el operario.
  • Una vez están las camadas igualadas con un alto número de lechones (13-14 lechones) hay diferentes opciones, que muchas veces son complementarias:
  • Realizar nodrizas en un paso (figura 6) o en dos pasos (figura 7).
  • Trabajar con leche artificial desde los 4-5 días posparto hasta el final de la lactación para ayudar a la cerda a llevar un número más elevado de lechones (15-16 lechones). De esta forma, disminuye el número de movimiento de lechones para hacer cerdas nodrizas pero también es posible que se desigualen algo más las camadas y haya que realizar alguna camada de lechones recogidos con crecimiento lento. Este manejo conlleva un inconveniente importante: el coste de estos productos lactoreemplazantes.

Conclusiones

Una excelente gestión del periparto puede reducir el número de lechones nacidos muertos, las cifras medias de España en 2017 según el Banco de Datos del Porcino Español (BDporc) están en 1,22 lechones nacidos muertos, hasta cifras de 0,5-0,6 lechones nacidos muertos y a disminuir la mortalidad nacimiento-destete, situada en el 13,41 %, a cifras por debajo del 6-8 %.

El 80 % de la mortalidad durante la lactación tiene lugar los primeros tres días posparto: por aplastamientos, diarreas neonatales e hipotermia. Si se controlan estos factores durante el periparto, el éxito estará asegurado.

Por ello es clave que la cerda llegue con un buen estado sanitario al parto, que para sin estrés y que sea alimentada correctamente. Todo ello en una sala de partos previamente limpia, desinfectada y seca donde se practique el TD-TF y que esté en óptimas condiciones ambientales.

En cuanto al lechón, es necesario realizar un correcto encalostramiento y manejo en este periodo y adjudicar a la cerda el número correcto de lechones que pueda sacar adelante, dejando el excedente para poder realizar adopciones con cerdas nodrizas.

Bibliografía

BDporc (9-2017). Informe del banco de datos del porcino Español (30-9-17).
Devillers N., Le Dividich J. y Prunier A. Influence of calostrum intake on piglet survival and immunity. Animal, 5 (10) (2011).
Faccenda M. Sala de parto. Fatro Uriach, Italia (2005).
Lorenzo J.L. Manejo en las salas de parto. MSD Animal Health, Segovia (2014).
Magallón E. et al. Manejo y gestión de las maternidades porcinas I. El parto. Editorial Servet, Zaragoza (2014).
Manual Danbred España.
Muirhead M. y Alexander T. Managing Pig Health. 5m Publishing (2013).
Thorup F., Eriksen L. y Risum D. Predicting piglets at birth with a high risk for mortality. Proceedings of the 18th IPVS Congress (2004).

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