Cardiomyopathy in Boxer dogs: A retrospective study of the clinical presentation, diagnostic findings and survivalValentina Palermo, Michael J. Stafford Johnson, Elisabetta Sala, Paola G. Brambilla, Mike W.S. Martin. Journal of Veterinary Cardiology (2011) 13, 45-55
Este estudio describe de forma retrospectiva los signos clínicos, el diagnóstico y la supervivencia de perros de raza bóxer con cardiomiopatía con o sin fallo sistólico del ventrículo izquierdo.
Para realizar este estudio se evaluaron las historias clínicas de 79 bóxers en los que se diagnosticó una arritmia ventricular y/o una cardiomiopatía entre el 1993 y el 2008. Los perros fueron divididos en dos grupos en función del diámetro sistólico del ventrículo izquierdo: grupo A normal (20 perros) y grupo B dilatado (59 perros).
Los perros del grupo A tuvieron una mejor evolución que los perros del grupo B, la supervivencia fue de 124 y 17 semanas respectivamente (p<0,001). Dentro del grupo B, los perros con historia de síncope o colapso tuvieron una peor evolución (supervivencia de 10 semanas) comparado con los perros que no tuvieron colapso (supervivencia de 24 semanas) (p 1/4 0,031).
La mayoría de los perros de este estudio realizado en el Reino Unido presentaron disfunción miocárdica, dilatación del ventrículo izquierdo y signos de insuficiencia cardiaca. El pronóstico fue peor en los perros con dilatación del ventrículo izquierdo comparado con los perros con un ventrículo izquierdo normal y arritmias ventriculares. Los bóxers con dilatación del ventrículo izquierdo y colapso tienen peor pronóstico que los no lo tienen.
Comentario clínicoXavier Roura, med vet, PhD, Dipl ECVIM-CA. Hospital Clínic Veterinari, Universitat Autònoma de Barcelona.Ya en el 1983 se describió la cardiomiopatía del bóxer con tres categorías clínicas:
a) asintomática (sin signos clínicos pero con complejos prematuros ventriculares en el electrocardiograma);
b) con síncopes (episodios de debilidad o colapso asociados a taquiarrítmias) y
c) con disfunción miocárdica (disfunción sistólica con insuficiencia cardiaca congestiva y arritmias).
Esta presentación clínica de los bóxers se había descrito previamente en medicina humana y recibía el nombre de cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho. Esta similitud ha permitido reclasificar la cardiomiopatía en los bóxers dándole un nuevo nombre: cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho del bóxer (ARVC). Sin embargo, si las tres formas clínicas descritas representan un proceso progresivo o no, aún no ha sido aclarado.
Además, en los bóxers con disfunción sistólica e insuficiencia cardiaca congestiva es muy difícil diferenciar si estos signos clínicos son debidos a una cardiomiopatía “convencional” idiopática o a una cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho. Todo esto aún se complica más porque hay muy pocas descripciones de estas cardiomiopatías en el bóxer y la mayoría son de los Estados Unidos.
Conclusiones: Este estudio es importante para los clínicos veterinarios porque nos da información sobre las cardiomiopatías en los bóxers procedente de casos de Europa (concretamente de Reino Unido). Las informaciones útiles sobre la cardiomiopatía del bóxer son: a) la mayoría de bóxers presentan dilatación del ventrículo izquierdo y signos clínicos de insuficiencia cardiaca congestiva; b) el signo clínico más frecuente es el síncope; c) este síncope se debe a las arritmias ventriculares tanto en el grupo A (perros sin dilatación del ventrículo izquierdo) como en el grupo B (perros con dilatación de ventrículo izquierdo); d) sin embargo, los bóxers del grupo B presentan arritmias ventriculares con menos frecuencia; e) la mayoría de bóxers con cardiomiopatía no tiene soplo o es de muy baja intensidad; f) el número límite de complejos ventriculares ectópicos o prematuros a partir del cual hay que sospechar de una cardiomiopatía del bóxer es de 100 CPV/24h; g) la morfología de estos complejos ventriculares es de bloqueo de rama izquierda y es altamente sugestiva de cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho del bóxer; h) la dimensión límite del ventrículo izquierdo al final de la diástole (LVIDs) a partir de la cual hay que sospechar de una cardiomiopatía del bóxer es de 35 mm; i) la supervivencia descrita en los bóxers con cardiomiopatía asintomática o sólo con síncopes es de unos 2 años, mientras que la de los bóxers con disfunción sistólica es de 3 a 6 meses; j) tanto la realización de un Holter anual como la determinación sérica de la troponina I cardiaca son marcadores prematuros y útiles para la detección de la cardiomiopatía del bóxer. La conclusión final de este estudio es que los bóxers con cardiomiopatía que presentan disfunción sistólica y síncope tienen un mal pronóstico. |