MI CUENTA |   
¿Todavía no estás registrado?

Administración de fluidos


Aitor Llamas
GPCert (SAM)
Saioa Estremero
C. V. San Fermín - Mutilva Alta (Navarra)
www.cvsanfermin.com
Imágenes cedidas por el autor

En función de la especie (perro, gato, hurón, etc.) de la edad, gravedad y del tipo de patología podremos elegir entre diferentes vías de administración: oral, subcutánea, intravenosa, intraperitoneal o intraósea.

Oral/Parenteral

Se trata de la vía fisiológica, y por ello deberemos utilizarla siempre que sea posible. Utilizaremos esta vía en casos en los que la deshidratación no sea muy importante, ya que la absorción de fluidos y electrolitos es más lenta que por vía intravenosa.

Para la administración de comida en animales anoréxicos podemos forzar con delicadeza y/o recurrir a estimulantes del apetito, que tienen una eficacia limitada. Podremos utilizar jeringuillas o sondas, que introduciremos de manera intermitente. Es una vía muy útil en neonatos que necesiten un aporte extra, tanto de fluidos como de nutrientes.

No deberemos forzar al paciente excesivamente para evitar neumonías por aspiración, ni utilizar esta vía si no encontramos el aparato digestivo en las condiciones adecuadas o la situación es de duración breve, como un mantenimiento en cirugía. Tampoco será útil en shocks hipovolémicos. En estos casos la vía de elección será principalmente la intravenosa.

Si hay una necesidad de administración de alimentación de una manera continua por anorexia (quimioterapia, lipidosis hepática, etc.) o imposibilidad para comer (cirugías maxilofaciales importantes, fracturas mandibulares graves, etc.) podemos recurrir a la colocación de sondas nasogástricas o sondas de faringostomía. Las primeras son sencillas de colocar, mediante anestesia local en las fosas nasales, pero se toleran mal en general y su uso está limitado a varios días.

Las sondas de faringostomía requieren anestesia general o sedación profunda, pero se toleran mejor y aguantan más tiempo (unos 10 días aproximadamente).

Para casos que requieran más tiempo se puede recurrir a la colocación de dispositivos en estómago o, en el caso de cirugías de estómago o duodeno proximal, se puede recurrir a la colocación de sondas de yeyunostomía.

El uso de estas sondas requiere cuidados para su mantenimiento, para así evitar su obstrucción o descolocación, por lo que en animales de gran tamaño puede resultar un tanto engorroso su manejo, ya que necesitarán grandes volúmenes a administrar que pueden dificultar una buena técnica.

Siempre deberemos tener en cuenta la capacidad gástrica del paciente al administrar los fluidos para no sobrepasarla, así como controlar la entrada de aire para no producir un empeoramiento del cuadro.

Sonda oral en gatito.
Sonda de yeyunostomía en un Golden.


Subcutánea

Se trata de una vía muy accesible y permite la administración de grandes volúmenes de fluidos.

Puede ser la vía de elección en procesos leves, ya que la absorción es lenta, de 6 a 8 horas. Pero en animales de pequeño tamaño se utiliza como mantenimiento e incluso como reemplazo en deshidrataciones no muy graves.

Para ello deberemos tener una buena perfusión periférica para que los líquidos administrados no queden secuestrados en el espacio subcutáneo, de manera que no se absorben correctamente.

El mayor inconveniente que encontramos es la restricción de fluidos utilizables, ya que deberemos evitar soluciones hipertónicas para no irritar demasiado y/o no tener una buena absorción.

Utilizaremos jeringuillas o un sistema de infusión continua, que resulta más sencillo y a su vez menos estresante para el paciente.

La inoculación se puede realizar a lo largo del tronco del animal, evitando siempre lesiones y heridas quirúrgicas, y no deberemos superar los 10-15 ml/kg en un solo punto.

Intravenosa

Mediante la utilización de esta vía obtendremos efectos inmediatos, un control de la dosis de fluido que recibe el paciente, además de la corrección del grado de deshidratación, posibles hipovolemias y desequilibrios ácido-base. Para ello, existen dos posibilidades, la utilización de una vía central o una periférica, teniendo en cuenta que si la osmolaridad del fluido supera los 600-700 mOsm/l la vía de elección debería ser la central.

Utilizaremos el diámetro de catéter más indicado para la vena que vayamos a canular, teniendo en cuenta el tamaño del paciente, su estado y la rapidez que necesitemos para corregir el problema. En el caso de necesitar grandes volúmenes en poco tiempo, como ocurren en graves deshidrataciones, utilizaremos catéteres que tienen un mayor diámetro, y son más cortos. Al contrario, para administrar fluidos en mantenimiento, deberemos seleccionar los que tengan menores diámetros y una mayor longitud.

La velocidad de administración depende del estado del paciente, de la deshidratación y la velocidad a la que pierde los fluidos.

La máxima velocidad sin que se produzca fallo renal o aparezcan problemas cardiacos será 90 ml/kg/hora en perros, y 55 ml/kg/hora en gatos, después se deberá reducir a 20-30 ml/kg/hora, y más adelante a 10 ml/kg/h. Una vez el paciente se encuentre rehidratado pasaremos a 2 ml/kg/h como mantenimiento. Una vez estabilizado ya podremos pasar a utilizar la vía subcutánea o la oral.

En estos casos, el animal deberá estar en todo momento vigilado para evitar obstrucciones de la vía y la aparición de posibles problemas secundarios tales como una sobrecarga de volumen, flebitis/trombosis, infecciones locales y sistémicas y la salida del catéter de la vena.

Si apareciesen signos de dolor o eritema, inflamación o infección, deberemos extraerlo rápidamente.

Para reducir estos riesgos, deberemos introducirlos lo más asépticamente posible, e idealmente se debería cambiar el catéter cada 3 o 4 días máximo, así como las llaves de tres vías y otros materiales para evitar posibles contaminaciones.

Colocación de una vía en la yugular.
 


Vía central
El uso de una vía central se reserva para la administración de grandes cantidades de fluidos en poco tiempo y/o la administración de fluidos de alto peso molecular, como la nutrición parenteral de una manera continuada. Generalmente se requiere la sedación para su colocación. Los puntos de colocación son las yugulares externas, safenas o femorales, aunque generalmente usamos las yugulares, especialmente la derecha.

En el mercado existen diferentes tipos de vías centrales con diferentes características, algunas de los cuales permiten la extracción de muestras de sangre y la administración de medicamentos por diferentes rutas, sin la necesidad de cambiar de vía.

También se puede dar la situación de venir un paciente en estado de shock con hipovolemia e hipotensión marcada que imposibilitan la colocación de un catéter por vía periférica, con lo que se recurre a la canalización de una vía como la yugular, bien a cielo cerrado o mediante una incisión en la piel. En estos casos podemos usar como alternativa “casera” la inserción de una cánula de gran diámetro y moderada longitud, como las usadas para caballos (14x2”de 50 mm de longitud y 16x21/2” de 63 mm de longitud) fijándola a la piel, que nos permiten administrar grandes cantidades de fluidos en una vía “casi” central.

Hay que tener cuidado con la longitud del catéter usado para no llegar a dañar vasos importantes o en el caso de las vías centrales comercializadas, para no llegar al atrio derecho y provocar arritmias.

Como en todas las vías intravenosas, hay que respetar la asepsia. Se debe también revisar la aparición de flebitis y signos de infección local o sistémica. La aparición de trombosis está también descrita.

Vía intraósea

Generalmente la vía intraósea la reservamos para animales de tamaño muy pequeño y/o muy inmaduros, en los que la colocación de una vía periférica resulta especialmente difícil y/o por el estado de shock hipovolemico en el que se nos presentan. El caso mas típico podría ser el paciente tipo Yorkshire Toy, de alrededor de un mes, en shock hipovolémico por parvovirosis. La vía intraósea nos da la ventaja de acceder a una vía “semi-periférica” por la que infundir fluidos hasta que recuperemos la volemia y podamos recurrir a una vía periférica con la que estemos más cómodos.

Lo ideal es administrar coloides por ella, aunque también se pueden administrar cristaloides en pequeño volumen.

En nuestra experiencia, las vías intraóseas funcionan bien por periodos de tiempo limitado en los pacientes del tipo del antes descrito.

Los sitios de administración son: cabeza humeral, ala iliaca y fémur. Según nuestra experiencia, la administración en la fosa intertrocantérica del fémur es rápida y cómoda. Idealmente se recomienda el rasurado y la antisepsia local. Conviene instilar con anestésico local la zona, a ser posible hasta la parte ósea y palpar cuidadosamente las referencias anatómicas para la introducción de una aguja. Se pueden usar agujas espinales, aunque nosotros usamos agujas hipodérmicas normales de 20 0 21 G (amarilla o verde). La zona de inserción es en la fosa intertrocantérica. Generalmente en perros muy jóvenes se atraviesa con facilidad por ser hueso esponjoso. Hay que tener cuidado de no lesionar el nervio ciático, “pegándose” más hacia la cortical externa. Para comprobar si estamos en el canal medular se abduce la extremidad y la aguja se tiene que mover con ella, notando por la cara medial del muslo que está bien insertada. Suele aparecer en la aguja algo de contenido medular rojo muy similar a la sangre. Se le fija con esparadrapo haciéndole una “corbata” o similar y se comprueba la permeabilidad con suero salino atemperado. Una vez estabilizado el paciente, si es posible, sería conveniente pasar a una vía periférica. Como complicaciones se describen la lesión del nervio ciático, osteomielitis, trauma de tejidos blandos y dolor.

Vía intraperitoneal

Generalmente esta vía se usa para la administración de fluidos para la rehidratación o el tratamiento de la hipovolemia en neonatos o animales de poco tamaño. Se puede realizar mediante la inserción de un catéter en el abdomen y la administración de fluidos por goteo o mediante infusión con una jeringuilla. La desventaja que presenta es que solamente se pueden administrar soluciones isotónicas.

Normalmente no se usa de una manera continua. Una excepción serían los lavados o diálisis peritoneales que se pueden realizar a gatos con insuficiencia renal crónica de manera periódica para intentar disminuir la azotemia, como alternativa a la diálisis realizada en humanos.

Hay que realizar una correcta técnica para no lacerar alguna víscera abdominal y respetar la asepsia. o

Bibliografía
Manual de maniobras útiles en medicina de urgencias. Ed. Intermédica. JMCarrillo y otros.
Manual de fluidoterapia. Cristina Fragio. Braun.
Manual de medicina interna de pequeños animales. R. W. Helson. G. Couto. Ed. Mosby.

Mas noticias

Eventos Agenda

19 Abril 2024 - 19 Diciembre 2024

19/04/2024 - 19 Diciembre 2024

Título de Experto Universitario en Tomografía Computarizada en Pequeños Animales

Eventos Agenda

18 Abril 2024 - 20 Abril 2024

18/04/2024 - 20 Abril 2024

Animal Leishmaniosis International Veterinary Event - ALIVE 2

Empresas Porcino

18 Abril 2024

18/04/2024

Novus adquiere la empresa de enzimas BioResource International

Actualidad Porcino

18 Abril 2024

18/04/2024

Las emisiones de amoniaco del sector ganadero español se han reducido en un 10,6 % respecto a 2005

Empresas Animales de compañía

18 Abril 2024

18/04/2024

“Únete al reto 30 Días en Calma con Adaptil”

 
 

CURSOS

 
 

EVENTOS