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No todos los centros veterinarios tienen una estrategia a medio o largo plazo: ya no hablamos de una estrategia de negocio, sino también de una estrategia de inversión. Todos tenemos claro la importancia del marketing, la medicina preventiva, la formación y el hecho de mostrarse diferente a la competencia ante los clientes, pero ¿en cuántos centros se han parado a pensar en qué van a invertir durante los próximos años?

Esto es la gestión estratégica del centro veterinario, más complicada que la gestión diaria ya que implica, además de conocer lo que tus clientes buscan, prever hacia dónde se dirige el mercado: compras online, utilización de nuevas tecnologías, pago con el móvil… y esto son solo algunos ejemplos de factores que pueden afectar al comportamiento de nuestros clientes.

Al final, la gestión estratégica de un centro veterinario se puede resumir en tres tendencias distintas:

• “Quiero ser más rico”, lo cual apuntará a mejorar la gestión económica con un aumento de los ingresos y reducción del gasto.
• “Quiero ser más feliz”, es decir, tener menos carga de trabajo. Eso implica invertir en mejora de procesos y formación propia y del personal, de manera que el propietario del centro veterinario tenga que pasar menos tiempo en él para que siga funcionando igual o mejor.
• “Quiero ser un referente en la veterinaria a nivel mundial”. Esto, todavía no me lo han pedido nunca en una consultoría, pero implica también una gestión estratégica especial…

Estos tres caminos tan distintos muestran lo importante que es hacer un ejercicio de búsqueda personal previamente a decidir qué estrategia vamos a seguir, porque dependiendo de los objetivos que se estén buscando tendrá que ser una u otra.