Nuevas perspectivas sobre un viejo problema

Ramón Juste es el responsable del Departamento de Sanidad Animal de Neiker-Tecnalia.

La paratuberculosis es una enfermedad clásica y muy bien definida en sus formas clínicas. Sin embargo, estas formas suponen solo una pequeña fracción del total de los animales infectados y para definir esta situación se emplea con frecuencia el símil del iceberg que tiene 1/8 de su volumen visible sobre la superficie del agua y 7/8 oculto bajo ella.
La enfermedad clínica se considera intratable, aunque existen evidencias que apuntan a un cierto efecto terapéutico de la vacunación. Además del bien conocido impacto productivo por casos clínicos que echan a perder la inversión en recría e impiden el crecimiento de las explotaciones afectadas, cuando se lleva una gestión eficiente se observan sustanciales pérdidas por casos pre-clínicos, lo que hace que se pueda definir la paratuberculosis como la enfermedad de las mejores explotaciones que ya han controlado otros problemas y saben identificar los puntos críticos en su sistema productivo.
Aunque la vinculación con las formas de enfermedad intestinal inflamatoria humana se remontan hasta 1913, la comunidad médica no considera al agente de la paratuberculosis como un microorganismo zoonósico y, hasta que esto no ocurra, debe considerarse exclusivamente como un problema de producción al que el sector ganadero debe hacer frente con medios esencialmente productivos, pero que muestren un potencial mitigador de la contaminación para el caso de que la situación cambiase en el futuro.
El grupo de paratuberculosis de Neiker, además de su papel en la actividad profesional e investigadora mundial en el tema a través de la International Association for Paratuberculosis de la que el autor es presidente, viene desarrollando una serie de estudios orientados al desarrollo de una mayor resistencia a la paratuberculosis a lo largo de dos ejes: la resistencia individual adquirida mediante vacunación como acción inmediata y la resistencia de las poblaciones mediante la identificación de marcadores genéticos como posible acción estratégica de futuro.
En la primera área, hace años que demostramos la eficacia de la vacunación en ovino que el antiguo Ministerio de Agricultura ya implantó con gran éxito en pequeños rumiantes en los años 70. Más recientemente, venimos desarrollando una serie de estudios sobre el uso de la vacunación en bovino que ponen de manifiesto que se puede reducir la contaminación fecal por MAP en hasta un 100% en tan solo dos años de vacunación y que esta reducción se ve acompañada de una mejora productiva de casi el 4% en leche, un alargamiento de la vida productiva media de los animales de las explotaciones afectadas de un año y una significativa reducción de la mortalidad por paratuberculosis en el rango de los 3-4 años.
En la segunda línea, se han identificado polimorfismos de los genes Nramp1 y Nod2, asociados con la seropositividad, que podrían en el futuro ayudar a controlar la paratuberculosis mediante su difusión en las poblaciones bovinas a través de la inseminación artificial.
Es necesario dejar constancia de que el saneamiento mediante la identificación de animales positivos en las pruebas de diagnóstico y su eliminación inmediata es la estrategia mas ensayada por su mayor limpieza (no deja rastro inmunológico) y teórica capacidad de erradicación rápida. Sin duda, y nuestros datos así lo prueban, es también una medida que evita la presentación de casos clínicos al eliminar los animales antes de llegar a esa fase. Sin embargo, el fracaso a medio plazo de todos los programas basados en esta estrategia a escala regional y sus elevados costos económicos (razones de costo/beneficio con la vacunación hasta 40 veces peores), ético-ecológicos (sacrificio anticipado de animales en una filosofía de sustitución en lugar de otra de “reparación” de recursos vivos) y de riesgo para la salud pública (intensificación de la entrada de carnes contaminadas en la cadena alimentaria humana), hacen que sólo sea recomendable para situaciones en las que los costos y la eficacia sostenible no son los criterios más importantes.