Los nutricionistas de porcino y avicultura trabajan constantemente en la inclusión de ingredientes alternativos en la dieta, en particular de los coproductos resultantes de la producción de biocombustible. Las concentraciones de fibra son muy elevadas en estos ingredientes porque el contenido en almidón se elimina durante el procesado.
Según informa la web Worldpoultry.net, investigadores de la Universidad de Illinois han estudiado cómo la fibra purificada administrada a pollos jóvenes afecta a los requisitos de treonina en la dieta, la morfología intestinal y la capacidad para resistir a infecciones. La treonina es un aminoácido esencial que forma parte del moco, importante componente de la capa mucosa que cubre la superficie de absorción del intestino, protegiendo la salud intestinal frente a bacterias y enzimas digestivas. Investigaciones previas han sugerido que la dinámica del moco puede ser sensible a la disponibilidad de la treonina. La hipótesis que se barajaba es que los requisitos de la treonina se incrementarían en presencia de dos fuentes de fibra purificadas, celulosa y pectina, componentes naturales de muchos ingredientes de los piensos.
Para demostrarla, administraron dietas a los pollos que contenían celulosa purificada, pectina o arena de sílice (control), encontrando que la ganancia de peso corporal y el índice de conversión se reducían cuando se administraba un 7% suplementario de pectina a la dieta. La pectina crea un ambiente viscoso en el intestino que interfería con la capacidad de las aves para acceder a los nutrientes de la dieta lo que, por tanto, reducía su rendimiento productivo. Administrar un 7% de celulosa purificada no proporcionaba ningún otro beneficio nutricional.
En un segundo experimento, los investigadores cuantificaron los requisitos de treonina en la dieta en presencia o ausencia de fuentes de fibra purificadas. Los pollos se alimentaron con una de las tres dietas que contenían fibra. Dentro de cada dieta, los pollos eran asignados a siete grupos, y cada uno de ellos recibía un nivel diferente de suplementación con treonina que iba de 0 a 9,6 g/kg. Al contrario de lo que esperaban los científicos, las aves alimentadas con la dieta con pectina tenían los menores requisitos de treonina: 5,6 g/kg; los pollos que recibían la dieta control tenían el más elevado, estimado en 6,8 g/kg, y los alimentados con celulosa necesitaban 5,8 g/kg.
Se examinó el tejido ileal situado al final del intestino delgado para observar posibles cambios físicos en las vellosidades, las criptas y las células caliciformes que producen y secretan moco. Los pollos alimentados con celulosa o pectina tenían criptas intestinales más profundas que los que recibían la dieta control; las criptas eran más profundas en aquellos pollos que tomaban celulosa y niveles adecuados de treonina y, además, la serosa era más gruesa. Los pollos que recibían dietas con fibra tenían recuentos de células caliciformes más elevados que las que recibían la dieta control, dándose los mayores niveles en las aves que tomaban la dieta con pectina con niveles adecuados o elevados de treonina.
Estos hallazgos sugieren que la concentración de treonina y la fuente de fibra en la dieta afectan al rendimiento productivo, la morfología intestinal y la secreción de moco en pollos jóvenes. Además, se pudieron establecer los niveles de treonina óptimos en la dieta. Habiendo determinado dichos niveles, los investigadores quisieron ver si la fibra y la treonina en la dieta podrían afectar a la respuesta de los pollos a una infección experimental con coccidios. En palabras del investigador principal, Ryan Dilger, “en la actualidad se han logrado algunos avances en las vacunas frente a la coccidiosis, por lo que nosotros nos fijamos en la dieta. Nuestra hipótesis era que aportando la cantidad adecuada de treonina, los pollos tendrían mejores defensas inmunológicas al mejorar la función intestinal y la inmunidad”.
Los pollos recibieron una dieta suplementada con pectina o una dieta control deficiente en treonina y el suplemento previamente determinado como óptimo de treonina de 6,8 g/kg bien al 75% o al 125%. Dentro de cada tratamiento, sólo un grupo de pollos fue inoculado con Eimeria máxima.
El objetivo era determinar la interacción entre la fibra y la treonina de la dieta, sabiendo que la pectina iba a afectar negativamente a la digestión y la treonina iba a afectar positivamente a la salud intestinal.
Se monitorizaron el crecimiento y el índice de conversión durante 16 días; entonces se recogieron el tejido ileal, fracciones mucosas y los ciegos. Los investigadores observaron el rendimiento productivo, los cambios morfológicos en el intestino, los cambios en el entorno de los ciegos y la expresión génica en los ciegos y la mucosa.
Según los investigadores, “la parte más importante de esta historia fue la respuesta de citoquinas a la infección aguda por coccidios”. Las citoquinas regulan cómo se comunica el sistema inmune con el resto del cuerpo. La expresión de la interleucina 12 en los ciegos aumentó en pollos alimentados con la dieta control con elevado nivel de treoninina. La expresión de la interleucina 1 beta aumentó con la infección, pero sólo en aves alimentadas con dieta baja en treonina.
La expresión del IFN-, proteína producida y liberada en respuesta a la presencia de patógenos, aumentó en la mucosa ileal de aves alimentadas con altos niveles de treonina, y fue mayor en los pollos sin infectar. Aumentó con la infección, pero sólo en los pollos control.
Los investigadores concluyeron que mientras la pectina tenía algunos efectos protectores frente a la infección por coccidiosis, la suplementación con treonina tuvo una influencia todavía mayor sobre la respuesta inmune intestinal y ayudó a mantener el crecimiento de los pollos infectados con coccidiosis. Este estudio y otros realizados por el mismo grupo de investigación están enfatizando el potencial de las estrategias nutricionales para el control de enfermedades en porcino y avicultura.
Esta investigación se encuentra con más detalle en los artículos “Effect of fiber and threonine on chick growth” (E. L. Wils-Plotz and R. N. Dilger) y “Modulation of the intestinal environment, innate immune response, and barrier function by dietary threonine and purified fiber during a coccidiosis challenge in broiler chicks” (E. L. Wils-Plotz, M. C. Jenkins, and R. N. Dilger) en el número de marzo de la revista Poultry Science.