Polonia, uno de los principales productores avícolas de la Unión Europea, declaró un primer foco a principios de año en Lubelskie, una región cercana a las fronteras con Ucrania y Bielorrusia. Este es el único caso, confirmado de momento por la OIE. El laboratorio ha señalado que se trata de una cepa H5N8, identificado en una granja de 12.000 pavos con una mortalidad del 100 %.
A día de hoy hay siete brotes más en estudio, dos de ellos en las regiones de Wielkopolska y Rosin, en la zona occidental del país, cerca de la frontera con Alemania. Aún se desconoce si el tipo de virus es el mismo en todos los casos reportados, pero se sospecha que es también el H5N8.
Para evitar la propagación de la enfermedad, las autoridades sanitarias polacas han establecido una serie de medidas que incluyen la zonificación, restricción y vigilancia de movimientos, prohibición de la vacunación y tratamiento, eliminación oficial de canales, subproductos y desechos de origen animal, control de la fauna silvestre reservorio, etc. Desde abril de 2017 no se producía ningún caso de gripe aviar en Polonia.
De la misma manera, tanto las autoridades húngaras como eslovacas han informado de sendos brotes de gripe aviar altamente patógena H5N8 a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
Así, el brote notificado en Hungría se encuentra cerca de la frontera con Eslovaquia y ha afectado a una granja de engorde de pavos, con 52.000 animales. En Eslovaquia, sin embargo, el brote se ha producido en una pequeña explotación para autoconsumo.
En ambos casos se han establecido medidas de contención para evitar la difusión del virus.