Edgar O. Oviedo-Rondón
Departamento de Ciencias Avícolas
Universidad Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos)
El consumo de pienso de los lotes de pollos de engorde está directamente relacionado con factores ambientales dentro de la nave. Si el ambiente no es confortable, el consumo de pienso se ve limitado y afecta al crecimiento y al desarrollo de las aves. Estos efectos se ven reflejados en la viabilidad y la salud en general en días o etapas posteriores. La fisiología intestinal, la inmunidad general e intestinal y la proliferación de bacterias, como Salmonella spp. (Burkholder et al., 2008), o protozoos como los coccidios, también se ven afectadas por las desviaciones en el confort térmico. Todos estos factores se observan finalmente en la conversión alimentaria y en las características físicas y microbiológicas de las canales. En este artículo vamos a discutir dos factores ambientales: la temperatura y la velocidad del aire dentro de la nave y sus efectos en el rendimiento de los pollos.
Condiciones ambientales, rendimiento y salud |
Garantizar condiciones ambientales adecuadas y homogéneas en las naves de acuerdo a la edad de las aves es uno de los mayores desafíos para el manejo adecuado de los lotes de pollos. Los factores ambientales que hay que controlar son bien conocidos y en general es posible obtener medias ambientales con máximas y mínimas muy cercanas a lo ideal o recomendado. Sin embargo, la variabilidad horaria en factores como temperatura, humedad, velocidad del aire e, incluso, luz es bastante grande dentro de las naves y entre naves de una misma granja. Cada nave y secciones de las naves pueden llegar a ser microambientes diferentes. Buscar mecanismos para obtener condiciones homogéneas es un arte, pero básicamente un trabajo de ingeniería. Los principios son bien conocidos y es cuestión de aplicarlos y adaptarlos a cada condición local. |
Temperatura de acuerdo a la edad
Las temperaturas óptimas para garantizar el máximo confort, consumo de pienso y adecuado desarrollo de órganos y tejidos varían a medida que las aves crecen. Durante los primeros días de vida de todas las aves de corral es necesario proveerles ambientes con temperaturas uniformes de entre 30 y 33 ºC, pues los pollos hasta el 5º o 6º día son poiquilotermos. Las aves consiguen producir y controlar la temperatura fisiológica normal alrededor del 5º día de vida. Durante la primera semana es más importante la temperatura de la cama que la del aire. Se recomienda tener una temperatura uniforme en la cama de 33 ºC de media el primer día y reducirla gradualmente hasta 27-28 ºC al séptimo día. Al obtener el precalentamiento de la cama para la recepción de los pollitos antes de recibirlos, también es posible mantener una buena temperatura del aire sin usar temperaturas muy elevadas (menos de 30 ºC) cuando los pollitos ya están en la nave.
En las semanas posteriores, es más crítico mantener una temperatura adecuada del aire y evitar corrientes frías o temperaturas elevadas que mantener la temperatura de la cama. Las plumas que comienzan a desarrollarse permiten un buen aislamiento del suelo, pero no lo suficiente para evitar el frío producido por corrientes de aire con temperaturas subóptimas o aislar de temperaturas elevadas durante algunas horas del día. Sin embargo, es importante mantener una buena ventilación con renovación del aire fresco precalentado durante todo el periodo de crianza. La uniformidad diaria de la temperatura de la nave durante cada día y la reducción gradual de la misma en la medida que las aves crecen, son muy importantes para obtener un buen rendimiento del lote de pollos. Cuando se reduce adecuadamente la temperatura de la nave es posible obtener mejor ventilación simultáneamente sin gastar combustible adicional. Mantener temperaturas elevadas, más de 26-25 ºC durante la segunda semana y 25-23 ºC en la tercera semana, generalmente conlleva pocos beneficios y sí muchos perjuicios.
En algunas regiones se le otorga poco valor al aislamiento de las naves para avicultura, pero el aislamiento en la nave es el que permite mantener temperaturas constantes y confortables para las aves, independientemente de las variaciones climatológicas externas. En naves de techos a dos aguas altos, con más de 2,5 metros de altura en las paredes laterales, es necesario aislar principalmente el área no útil del techo, para evitar que cada vez que el aire entra, el calor excesivo que se atrapa en este sector baje a las aves. Mejorar el aislamiento del techo de la nave con un sobretecho disminuye el calor de la radiación solar y el volumen de área que hay que manejar para mantener las condiciones del galpón más estables. Las temperaturas de esta región de “ático” pueden ser mucho más altas que las deseadas, con 5 y hasta 8 ºC más de lo adecuado, especialmente alrededor del mediodía. En las noches o días fríos esta área aumenta el volumen de aire que hay que calentar y facilita la pérdida del calor que es necesario mantener para dar confort a las aves.
El ático puede servir como un área para precalentar y reducir la humedad del aire que entra durante las primeras dos semanas de vida (figura 1). En las semanas posteriores el acondicionamiento del aire externo que entra a la nave debe ocurrir debajo de la superficie de cobertura del ático (figura 2). Esto disminuye las variaciones drásticas de temperatura que pueden ocurrir cada vez que entra el aire y también reduce la humedad. Este aislamiento del techo también disminuye el volumen de aire a movilizar y con los mismos ventiladores es posible obtener mejores velocidades del viento para enfriamiento o hacer más eficiente el sistema de ventilación por túnel. Las variaciones constantes de temperatura que ocurren a cada hora, afectan a la mortalidad y la aparición de enfermedades metabólicas como las ascitis y la mayor incidencia de problemas intestinales y proliferación de bacterias como Salmonella spp. (Burkholder et al., 2008).
Velocidad del aire
El objetivo de la ventilación es renovar el aire de las naves, disminuir la humedad y el polvo y expulsar los gases nocivos como amoniaco y otros compuestos orgánicos que irritan las mucosas y causan malos olores. Sin embargo, durante el verano, o en regiones calurosas, al aumentar la velocidad del aire también puede disminuirse la temperatura. Los ventiladores y los extractores pasan a ser parte principal del sistema de enfriamiento de las naves.
Estos sistemas de ventilación requieren entradas y salidas controladas de aire. La mayor parte de la eficiencia de los sistemas de enfriamiento por túnel o de aire forzado se pierde por entradas incontroladas de aire en la nave debido a flujos de aire incontrolados, orificios en las cortinas o ventanas, trampillas o entradas semiabiertas o grietas en las paredes laterales o en las uniones con los ventiladores. Es importante sellar estas grietas, reparar todos los boquetes en las ventanas o cortinas y eliminar las aberturas entre las cortinas o ventanas y las paredes de la nave. También es necesario cubrir o sellar todos los ventiladores y otras aberturas de la nave que no se utilizan. Los ingenieros agrícolas calculan que cada grieta de sólo 0,3 cm en una nave de 150 m diseñada para tener ventilación por túnel, permite entrar tanto aire externo cuando los ventiladores están trabajando, como si existiera una abertura de 1 m2 de cortina o ventana de superficie abierta. El incremento de la estanqueidad de las naves, es decir, conseguir que el aire entre solamente por las entradas de aire predeterminadas o siga el flujo deseado en el sistema y no por entradas imprevistas en la nave, puede economizar un 15% de combustible (Worley et al., 2005) y reducir el uso de electricidad al mejorar la eficiencia de los ventiladores extractores además de mejorar el rendimiento de los pollos.
En estudios comparativos se ha demostrado que aumentar la velocidad del aire de 0,32 m/s a 0,82 m/s aumenta el crecimiento en pollos de 42 días en 30 g (Feddes et al., 2003). En épocas de calor la ventilación nocturna ayuda a disipar el calor del día y permite que los pollos sobrevivan más al calor el día siguiente. El trabajo de Simmons et al. (2003) demostró que velocidades de 2 o 3 m/s (120 m/min o 180 m/min vs. 15 m/min) pueden mejorar la ganancia de peso y la conversión alimenticia de pollos Ross entre 3 y 7 semanas de vida sometidos a temperaturas cíclicas (25-30-25 ºC), en naves cuya temperatura máxima en el día llega a 30 ºC (tabla 1) y la más baja es de 25 ºC durante la noche. En este trabajo no se observaron beneficios de la ventilación entre la 3ª y 4ª semana, pero si las temperaturas son mayores a las evaluadas en este estudio, se debería también aumentar la velocidad del viento día y noche.
Los beneficios de la velocidad del aire en el rendimiento son muy importantes y más notorios si se mantiene la velocidad del aire durante 24 horas (Dozier et al., 2006) especialmente entre la 5ª y 7ª semana de vida. Reducir la ventilación durante la noche o durante periodos más frescos del día reduce los beneficios (tabla 2). Sólo es posible obtener estas velocidades cuando se puede controlar bien el flujo de aire en la nave o se tienen naves en las que se pueda realizar una ventilación tipo túnel.
Conclusiones
Las condiciones ambientales dentro de la nave desempeñan un papel fundamental en el bienestar, salud, rendimiento y calidad microbiológica de los lotes de pollos de engorde. Es fundamental garantizar la temperatura adecuada de acuerdo al desarrollo de los pollos y con la mínima variación posible durante cada día. El aislamiento térmico de la nave especialmente a nivel del techo, y la correcta dirección de las entradas de aire son el método más efectivo para conseguir temperaturas más constantes y confortables para los pollos. Aumentar la velocidad del viento es el método más efectivo para reducir el estrés calórico. En la mayoría de las circunstancias, las inversiones en mejorar el control sobre las condiciones ambientales de las naves tienen mejores retornos económicos a largo plazo que modificar nutrición, manejo o programas sanitarios.
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