Maria del Mar Fernández Poza
Ingeniera agrónoma. Directora adjunta de la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo)
El año 2023 ha sido para los productores de huevos de la Unión Europea un año de estabilidad en el mercado, con precios que se han mantenido bastante por encima de la media de los últimos años por el equilibro entre oferta y demanda. Sin embargo, el entorno presenta importantes amenazas. Más allá del impacto impredecible de la influenza aviar, los riesgos regulatorios también preocupan al sector. La Comisión Europea avanza en los objetivos del “Acuerdo Verde” para la política agroalimentaria, traducidos en la estrategia “De la Granja a la Mesa”.
Nuestro sector está pendiente de la revisión de las normas de bienestar animal en las granjas, durante el transporte y en el sacrificio. La UE ha anunciado que acabará con las jaulas de producción de huevos y también con el sacrificio de pollitos machos de un día. Además, regulará los tiempos y condiciones de transporte para mejorar el bienestar de las aves. Todo ello cambiará la forma de producir huevos en Europa y tendrá repercusiones económicas en toda la cadena.
Los compromisos ambientales también están en la agenda de los próximos meses. Ya se están debatiendo los posibles cambios en la directiva de emisiones industriales, que afecta a los sectores porcino y avícola y podría ampliar significativamente el número de granjas que deben contar con una evaluación de impacto ambiental y aplicar las mejores técnicas disponibles para reducir las emisiones.
Está prevista también la reducción del 50 % del volumen de antimicrobianos empleados en la ganadería antes de 2030. Y se han fijado condiciones especiales de trazabilidad y control para la soja importada destinada a la fabricación de pienso, a fin de garantizar que no procede de zonas deforestadas.
En estos momentos, la carga regulatoria que soportan los productores de huevos europeos añade al menos un 16 % de sobrecoste con respecto a países terceros. Las normas adicionales que prepara la UE ampliarán aún más esta desventaja competitiva y encarecerán el precio de un alimento básico de la cesta de la compra. Sin duda, serán argumentos para los debates de los próximos meses en la UE, que el sector del huevo seguirá con atención. Porque la avicultura de puesta comunitaria se juega mucho y su futuro depende, en gran medida, de que las reglas del juego obligatorias para los operadores europeos sean aceptadas por los consumidores, que tendrán que pagar más por el huevo. Y, también, de que estas se apliquen por igual a los huevos y ovoproductos importados a la UE.
Este artículo aparece en el número 8 (diciembre de 2023) de Avium. Suscríbete aquí para tener acceso completo a este y otros contenidos de la revista.