El calor es uno de los principales desafíos en la producción avícola, especialmente en regiones con climas cálidos o durante los meses de verano. Un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, ha investigado el uso de probióticos y ácido ascórbico (vitamina C) como soluciones potenciales para mitigar el estrés por calor en pollos de engorde. Los resultados muestran que estas intervenciones podrían mejorar significativamente la salud y el bienestar de las aves, reduciendo su temperatura corporal y favoreciendo su rendimiento general.
El estrés por calor es un problema recurrente en la avicultura, ya que las temperaturas elevadas, junto con altos niveles de humedad, pueden superar la capacidad de las aves para regular su temperatura corporal. Cuando la temperatura ambiente excede la llamada "zona de confort térmico” de las aves, los pollos de engorde experimentan un aumento en su temperatura corporal, lo que afecta negativamente su crecimiento, rendimiento y salud. Este problema se agrava en sistemas de producción donde el control climático no es óptimo, como en granjas con ventilación natural o condiciones de infraestructura limitada.
El estudio tenía como objetivo evaluar el uso de probióticos, específicamente Saccharomyces cerevisiae, y vitamina C como posibles soluciones para contrarrestar los efectos negativos del calor excesivo. Ambos suplementos son conocidos por sus propiedades antioxidantes y su capacidad para mejorar la salud intestinal y la respuesta al estrés en animales.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron un total de 56 pollos de engorde, que fueron divididos en cuatro grupos distintos:
Durante 35 días, los pollos fueron expuestos a condiciones de calor en las que las temperaturas ambiente dentro de los corrales superaron los rangos considerados ideales para la producción de pollos de engorde. Los investigadores midieron regularmente la temperatura cloacal (TC) y la temperatura de la superficie corporal (TSC), ambos marcadores clave del estrés por calor.
Los resultados revelaron que los pollos que recibieron suplementos de probióticos mostraron una reducción significativa en su temperatura corporal en comparación con el grupo de control, especialmente en las mediciones de temperatura cloacal. Esta diferencia fue aún más pronunciada en las horas de la tarde, cuando el calor alcanzaba sus niveles más altos. Además, los pollos que recibieron tanto probióticos como vitamina C también mostraron mejores respuestas en cuanto a la temperatura de la superficie corporal, lo que indica una mayor capacidad para disipar el calor.
El grupo que recibió solo vitamina C también experimentó una mejora, pero esta fue menos significativa que la observada en el grupo que recibió probióticos. Esto sugiere que los probióticos podrían tener un efecto más fuerte en la mejora de la capacidad de las aves para regular su temperatura bajo condiciones de estrés por calor.
El Saccharomyces cerevisiae, utilizado en el estudio, es un probiótico conocido por sus efectos beneficiosos en la salud intestinal de los animales. Mejora la digestión y favorece el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que puede traducirse en una mayor eficiencia en el uso de nutrientes y una mejor respuesta al estrés. Además, los probióticos también tienen efectos moduladores sobre el eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA), que desempeña un papel clave en la respuesta al estrés de los animales, ayudando a reducir los niveles de cortisol y otras hormonas del estrés.
Por su parte, el ácido ascórbico es un antioxidante poderoso que ayuda a neutralizar los radicales libres generados por el estrés térmico, protegiendo las células del daño oxidativo. Sin embargo, en este estudio, la vitamina C por sí sola no demostró ser tan eficaz como los probióticos en la reducción de la temperatura corporal de las aves.
El estudio concluye que la incorporación de probióticos en la dieta de los pollos de engorde puede ser una estrategia efectiva para mitigar el estrés por calor, mejorando la termorregulación y, en consecuencia, la salud y el rendimiento de las aves. Esto no solo se traduce en un mejor bienestar animal, sino que también podría tener un impacto positivo en la productividad, al reducir la mortalidad y mejorar la conversión alimenticia en condiciones de calor extremo.
Los investigadores recomiendan a los productores avícolas considerar la inclusión de probióticos en las dietas de las aves, especialmente durante los meses más cálidos del año, cuando el estrés por calor es más severo. Si bien la vitamina C también puede tener un efecto positivo, este estudio sugiere que su impacto es menor en comparación con el de los probióticos.
Sumanu VO, Naidoo V, Oosthuizen MC and Chamunorwa JP (2024) Evaluating the efficacy of probiotics and ascorbic acid as anti-stress agents against heat stress in broiler chickens. Front. Vet. Sci. 11:1482134. doi: 10.3389/fvets.2024.1482134