Según publica Agrodigital, las gallinas que se encuentra alojadas en jaulas enriquecidas utilizan los elementos adicionales que tienen a su disposición. Así lo afirman los resultados del Proyecto Laywel, un proyecto de investigación financiado por el Programa de Investigación Europeo FP& y por algunos países de la Unión de forma individual. Este proyecto estudia las implicaciones de los cambios en los sistemas de producción de las gallinas ponedoras sobre su nivel de bienestar.
Así, del 95 al 99% de los huevos son puestos en los nidos de este tipo de jaulas. Estos huevos tienen una calidad muy similar a los que se obtienen en las jaulas convencionales: el 92,27% son de grado 1, mientras que en las jaulas convencionale el 93,29% son también de grado 1. La higiene de los huevos tampoco difiere significativamente de unas jaulas a otras.
Por otra parte, las percha que tienen estas jaulas enriquecidas son utilizadas por la noche por un 90-90% de las gallinas alojadas, mientras que durante el día sólo un 40-50% de los animales las utilizan.
Los resultados más inesperados son los que arroja el estudio de la ingesta de los animales: se esperaba que en las jaulas enriquecidas fuese mayor, pero finalmente las gallinas comen menos en este tipo de alojamiento. La única explicación que han encontrado los investigadores es que las ponedoras pasan mucho tiempo en las perchas, sin acercarse al comedero.
El único “pero” de las jaulas enriquecidas es que el coste de producción sube un 8-10%, y que este incremento de coste no se puede repercutir en el precio final del huevo, ya que el consumidor sí acepta pagar más por huevos puestos por gallinas “camperas” o “ecológicas”, pero no entiende un precio mayor por huevos procedentes de jaulas, aunque estén enriquecidas.