El ácido úrico tiene una mala fama justificada. No en vano, es el responsable de la gota, una dolorosa enfermedad que se presenta mayoritariamente en varones por la acumulación de este compuesto orgánico en articulaciones, tejidos blancos y el riñón. Para evitar estas complicaciones, los médicos administran mayoritariamente un fármaco denominado allopurinol. Hace unos años, científicos estadounidenses describieron características antioxidantes del ácido úrico, que pueden permitir una mayor longevidad. Una investigación, en la que colaboró la investigadora de la Universidad de León María Dolores Carro, ha comprobado ahora que la reducción de este compuesto en pollos de engorde con el fármaco empleado en humanos tiene efectos negativos en la salud de estos animales.
"Al cabo de unas semanas de administrar el fármaco, las aves perdían peso e incluso enfermaban debido a la acción del medicamento sobre sus niveles de ácido úrico", explica la científica, que pertenece al Departamento de Producción Animal de la institución académica leonesa. La investigación fue desarrollada durante una estancia en la división de Ciencias de la Nutrición y de Sanidad Animal de la Universidad de Virginia Occidental, en Morgantown (Estados Unidos). Los científicos tratan, como fin último, de difundir estas características antioxidantes (y por tanto beneficiosas) del ácido úrico frente a la consideración general. "Es fácil pensar que este mismo proceso observado en pollos, a una escala menor, sucede en seres humanos, pero posiblemente no tiene graves efectos ya que el fármaco solo se administra en ocasiones puntuales: cuando se produce el dolor asociado a la gota".
Las aves tienen una mayor longevidad que los mamíferos de tamaños corporales similares. En teoría, estos animales deberían sufrir daños proporcionalmente mayores por oxidación que causan los procesos de envejecimiento. Sin embargo, las aves tienen menores tasas de especies reactivas de oxígeno (subproductos de la metabolización del oxígeno que aumentan en momentos de estrés oxidativo) en diferentes órganos (cerebro, corazón, pulmones o riñones). Los científicos han sugerido que las aves han desarrollado mecanismos evolutivos por antioxidantes más avanzados que los mamíferos en este sentido. Se sabe que estas aves, como los seres humanos, cuando envejecen tienen mayores niveles de ácido úrico, con propiedades antioxidantes. El ácido úrico es producido por una enzima denominada xantina oxidorreductasa (XOR).
El experimento
Los científicos seleccionaron varios pollos de engorde de ochenta días de edad y fueron divididos en tres grupos. Además de un grupo control (al que no se le administró el fármaco), en los otros dos se dosificó 25 y 50 miligramos de allopurinol por kg de masa corporal. El experimento duró cinco semanas. Los animales fueron sometidos a pesaje, estimación de ganancia de masa corporal y se midió la actividad de los leucocitos oxidativos, una forma de conocer la actividad oxidativa. Mientras el grupo control mantuvo un crecimiento normal, los animales sometidos a tratamiento con el medicamento que reduce el nivel de ácido úrico presentaban menos masa corporal (hasta un kilo y medio menos en el caso de los que recibían el doble de dosis respecto a su situación normal), y la ganancia era mínima. La actividad de los leucocitos oxidativos se multiplicaba especialmente en los animales que ingerían una dosis de 25 miligramos de allopurinol. A nivel molecular, los investigadores también observaron una mayor expresión de las proteínas precursoras de la actividad oxidativa, las xantina e hipoxantina, especialmente, como se podía esperar, en aquellos en los que se dobló la dosis del fármaco.
"Observamos que claramente las aves mostraban una reducción de niveles de ácido úrico y el papel antioxidante del compuesto, así como comprobamos los efectos de la xantina oxidoreductasa en estos pollos", indica Carro. Los investigadores observaron reducción de los niveles de ácido úrico especialmente en hígado (donde más se produce), páncreas e intestino, según se recoge en un artículo publicado recientemente en Comparative Biochemistry and Physiology C-Toxicology & Pharmacology. Con esta información en la mano, una segunda fase de la investigación se centrará en tratar de identificar el papel de la enzima ROX en el estrés oxidativo.