Este estudio*, tal y como explica la página web de la Queen’s University Belfast, investiga cómo el comportamiento de juego difería entre 12 camadas de lechones que podían interactuar libremente con compañeros de otro corral y que no pertenecían a la camada, denominado socialización, y la de 12 camadas control, mantenidas en su propio corral.
Las primeras semanas de vida son un periodo crítico para el desarrollo del comportamiento en los animales, pero, contrariamente a todas las predicciones, no se encontraron diferencias en los niveles de juego de lucha entre los grupos socializados y de control. Sin embargo, sí que se detectó que los machos presentaban niveles más altos de juego que las hembras.
Gareth Arnott y Jennifer Weller sugirieron que esto reflejaba el desarrollo necesario para el entorno social de los cerdos, que difiere entre los sexos ya que, en libertad, los verracos adultos se involucran en luchas para obtener acceso a grupos de hembras.
Además, los investigadores examinaron los vínculos con los niveles de agresividad a lo largo de su vida productiva, una preocupación importante para el bienestar animal.
Sorprendentemente, se descubrió que los cerdos socializados las primeras semanas de vida atacaban más rápidamente a un cerdo "intruso” introducido en su corral. Los investigadores sugirieron una mayor capacidad de los individuos socializados para evaluar más rápidamente una jerarquía de dominancia en comparación con sus homólogos no socializados, posiblemente mediado por la experiencia de interactuar con una mayor variedad de compañeros de juego.
Además, hubo un curioso efecto de género, en el que las hembras con los niveles más altos de agresividad las primeras semanas de vida fueron las que atacaron más rápidamente a los lechones intrusos durante la prueba; en los machos, no se evidenció correlación entre los primeros juegos de lucha y el nivel de agresividad posterior.
En la naturaleza, las hembras viven en grupos, mientras que los machos son más solitarios, lo que puede hacer que las hembras estén más en sintonía con las estructuras grupales y con las órdenes.
Arnott agregó que “necesitamos más investigación en esta área, ya que todavía hay muchos vacíos de conocimiento, hipótesis y suposiciones sobre el juego temprano en animales. No hay mucha evidencia sólida, por lo que este estudio es importante”.
"Hemos descubierto algo interesante y confuso, no solo en torno a la influencia del juego temprano, sino también el papel del sexo que, hasta la fecha, ha sido relativamente pasado por alto”, añadió.
*Weller JE, Camerlink I, Turner SP, Farish M y Arnott G. Socialisation and its effect on play behaviour and aggression in the domestic pig (Sus scrofa). Scientific Reports, vol 9, Art. nº 4180 (2019).