En los últimos cincuenta años el sector ganadero ha experimentado cambios sin precedentes para hacer frente a la creciente demanda de alimentos derivados de animales. La población humana mundial ha aumentado en un factor de 2,4 y el consumo de carne en un factor de 4,7 en este periodo.
La necesidad de que los sistemas de producción intensiva presenten una mayor eficiencia e intensificación parece la única posibilidad de alcanzar el aumento del consumo mundial de carne esperado hasta 2050, de unos 72 kg por cabeza/año.
Las innovaciones tecnológicas y las transformaciones estructurales del sector ganadero ofrecen oportunidades para la reducción de la pobreza y un aumento de la seguridad alimentaria, pero existen varios campos que se deben abordar para hacer que los sistemas sean más sostenibles.
Hay ciertos aspectos que podrían hacer que un sistema o procedimiento sea insostenible en caso de que la sociedad lo considere inaceptable. Entre estos aspectos, destacan:
En la actual situación socioeconómica global, la preocupación pública por las implicaciones morales de los sistemas de producción animal en el bienestar de los animales de granja es cada vez mayor. Pero no se trata de un fenómeno nuevo.
Durante el siglo pasado, la preocupación de la sociedad acerca de este tema, que comenzó con la legislación británica de protección animal del siglo XIX, fue en aumento con la publicación del libro Animal Machines de Ruth Harrison en 1964 y el desarrollo de argumentos filosóficos que defienden el bienestar animal y los derechos de los animales.
Actualmente, ha llegado a un punto donde un mal bienestar de los animales es una razón importante por la cual el público considera que algunos sistemas de producción animal son inaceptables: los sistemas intensivos generan críticas públicas sobre cómo afectan al bienestar.
En las últimas dos décadas, un número cada vez mayor de consumidores y ciudadanos exigen sistemas de producción éticos y afirman negarse a comprar productos que no cumplan con sus preocupaciones sobre bienestar animal.
En Europa, al comparar los resultados de las encuestas de 2006 y 2015, se evidencia esta preocupación creciente:
En este artículo* los autores analizan la evolución de las percepciones y preocupaciones de los consumidores sobre los efectos que podría tener la intensificación de los sistemas de producción sobre el bienestar de los animales de granja.
Uno de los primeros problemas a la hora de comparar estudios y documentos científicos sobre perspectivas y preocupaciones de ciudadanos y consumidores es la falta de una definición mundialmente aceptada de bienestar animal. Este término se usa con significados variados y existen distintas definiciones y percepciones del bienestar animal en función del punto de vista desde el cual se mire:
A pesar de las diferencias en las definiciones de bienestar animal que hacen que las percepciones sobre este tema complejo sean extremadamente variables, existe una percepción creciente de que el bienestar de los animales de granja se debe proteger y mejorar.
Para empezar, se hace necesario diferenciar los roles de los consumidores y los ciudadanos en relación con las implicaciones morales del bienestar de los animales de granja:
Tanto los consumidores como los ciudadanos tienen la oportunidad de mejorar el bienestar de millones de animales de granja ahora y en el futuro; los consumidores al asumir su responsabilidad en el punto de compra para productos amigables con el bienestar, y los ciudadanos al impulsar cambios en la legislación sobre bienestar animal.
En el segundo grupo, hay preocupaciones que importan a grupos especiales de consumidores porque es importante para que puedan vivir de acuerdo con su propio plan de vida.
El tercer grupo de preocupaciones es importante para las personas en su papel de ciudadanos y está relacionado con las ideas sobre una buena sociedad. Son preocupaciones morales públicas, no "preocupaciones del consumidor” en un sentido técnico.
Es importante dilucidar y comprender las causas que sustentan las preocupaciones de los consumidores de los animales de granja en todo el mundo.
En primer lugar, una posible explicación es que los consumidores consideran el bienestar de los animales de granja como un atributo del concepto de calidad de los alimentos con una importancia creciente sobre otros atributos.
Sin embargo, los productos amigables con los animales no solo son percibidos por los consumidores como más saludables, sino que también se consideran de mayor calidad, más sabrosos, más higiénicos, más seguros, aceptables, auténticos, amigables con el medio ambiente y tradicionales.
Por otro lado, los consumidores también perciben que las condiciones ganaderas que afectan negativamente el bienestar animal también podrían dañar otros aspectos de calidad.
En este sentido, la calidad percibida de los productos de los sistemas con niveles más altos de bienestar de los animales de granja es alta, ya que la calidad de la definición de alimentos se relaciona con la aptitud para el consumo humano y su capacidad para satisfacer las necesidades establecidas o implícitas.
Otro hallazgo importante es que las actitudes y preocupaciones negativas de los consumidores hacia los sistemas de producción intensiva no se distribuyen de manera equitativa entre las diferentes especies de producción animal.
Las condiciones de cría de los pollos de engorde y las gallinas ponedoras se consideran las peores en relación con el bienestar de los animales de granja, con una percepción más positiva de las condiciones del bovino y la producción porcina.
Las diferencias en las preocupaciones relacionadas con las diferentes especies animales también se reflejan en la disposición a pagar por productos amigables con el bienestar, de menor a mayor: cerdos, pescado, pollos de engorde, gallinas ponedoras, vacas lecheras y de carne.
La disposición a pagar por los aumentos de precios que podrían producir niveles más altos de bienestar de los animales de granja se podría promover mediante la información adecuada sobre el manejo y las condiciones de alojamiento de las diferentes especies de producción animal.
Los productos favorables al bienestar que están debidamente etiquetados con información clara proporcionada por un sistema de monitorización internacionalmente aceptado, transparente y rastreable aumenta la confianza de los consumidores.
Los ganaderos y los demás miembros de la cadena alimentaria deben ser conscientes de las percepciones públicas y la evolución de las preocupaciones y actitudes de los consumidores para tomar decisiones informadas sobre la implementación de prácticas de producción en sus granjas que mejoren la sostenibilidad, la responsabilidad social y la confianza pública, para conseguir la aprobación ética de la sociedad en general.
Realmente, las estrategias para cumplir con los requisitos de los consumidores podrían ser una oportunidad de negocio al permitir que los ganaderos trabajen de una manera sostenible más favorable al bienestar y, aún así, económicamente rentable.
Del mismo modo, desde un punto de vista psicológico, los granjeros se beneficiarán porque no les gusta ser vistos como incompetentes o indiferentes a los animales bajo su administración por parte del público debido a la cobertura de los medios sobre cuestiones de bienestar de los animales de granja.
*Alonso ME, González-Montaña JR y Lomillos JM. Consumers’ Concerns and Perceptions of Farm Animal Welfare. Animals (2020), 10, 385. doi: 10.3390/ani10030385.