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Alberto Herranz es el presidente de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc).

En Europa cada vez se demanda más un etiquetado que certifique el bienestar de los animales de granja. ¿Cuál es la demanda de los consumidores en España?

En la misma línea que el resto de los europeos, los consumidores españoles son cada vez más conscientes de lo que compran y esto ha derivado a un consumo responsable y a su vez sostenible, basado en la optimización de los recursos y en un mayor ciclo de vida de los productos. Esa concienciación es lo que los hace cada vez más exigentes. Quieren productos sanos y saludables pero que sean elaborados con una mayor atención al medio ambiente y al cuidado de los animales.

El sector ha sabido muy bien adaptarse a esas exigencias e incluso adelantarse, como demuestra el hecho de que hoy, la sostenibilidad y el bienestar animal sean las señas de identidad y principales fortalezas del porcino de capa blanca español. No solo cumplimos con las exigencias de la legislación nacional y europea, vamos más allá para ser sensibles a lo que nos exige la sociedad. De ahí nace el sello “Compromiso Bienestar Certificado”, una iniciativa en esta línea de tendencias, con el que nos adelantamos a esas demandas de los consumidores y distribuidores para ofrecer transparencia y garantía de compromiso en bienestar animal, bioseguridad o trazabilidad a lo largo de todo el proceso de vida del animal.

Los profesionales del sector porcino han sido los primeros en entender el bienestar animal como una inversión y no como una amenaza o coste añadido. ¿Cómo ha sido posible y qué repercusiones ha tenido esta concepción?

Los profesionales del sector porcino apostaron, como en ningún otro país, por cumplir y potenciar las nuevas normativas sobre bienestar animal que se imponían hace 20 años a nivel europeo. De hecho, España fue el primer país de la UE en cumplir con la normativa comunitaria aprobada en 2001. A partir de ahí los esfuerzos para mejorar el bienestar animal en inversiones son incalculables, pero también en concienciación en todas las áreas. 

La concienciación es tal que ha sido el propio sector el que ha demandado la creación de ese sello de calidad que avalara las buenas prácticas. Es decir, el propio sector se autoimpone cumplir con unas medidas que van más allá de las exigidas por normativa. Así nace, hace dos años, "Compromiso Bienestar Certificado", una iniciativa pionera en el mundo, que refleja el compromiso con los más altos estándares de bienestar del ganado. Al apostar por el bienestar animal, nuestros ganaderos no sólo han mejorado las instalaciones de las granjas sino todo el modelo de producción desde la granja a la mesa y eso nos ha llevado, como le comentaba anteriormente, a ser un referente mundial en bienestar animal.

Además, estoy totalmente convencido de que con nuestro trabajo hemos contribuido a dar un impulso a la agenda política y social en materia de bienestar animal, lo que evidencia el hecho de que en la Unión Europea estén sobre la mesa etiquetados de bienestar animal en consonancia con el de Interporc, que mejoran y amplían las exigencias normativas actuales.

Además del bienestar, ¿qué otras prioridades tiene el sector porcino de cara a los próximos años?

Junto al bienestar animal debemos seguir incrementando medidas y técnicas que permitan minimizar el impacto medioambiental de la actividad porcina, ya que reducimos considerablemente cada año nuestras emisiones GEI, de consumo de agua y energía, pero no podemos descuidarnos, y nuestro objetivo está en alcanzar un impacto climático neutro en 2050. También continuar perfeccionando nuestras medidas de bioseguridad, como herramienta principal para hacer frente a cualquier tipo de crisis sanitaria, o consolidar y potenciar las exportaciones sectoriales, impulsando la venta y promoción de nuevos cortes o productos con mayor valor añadido y seguir diversificando mercados, adaptándonos a sus demandas, peculiaridades y exigencias.

Por otra parte, tenemos que apostar por la potenciación y optimización de la digitalización sectorial, o la contribución del sector a la supresión de la brecha de género. 65.000 mujeres trabajan en el sector porcino español, lo que supone 4,2 de cada 10 puestos de trabajo, por lo que desempeñan un papel fundamental. Debemos hacer un esfuerzo especial en impulsar estos valores para conseguir un sector más moderno y más integrador y que, además, contribuye como ningún otro a la vertebración de la España rural. No podemos olvidar que el 43 % de las granjas y el 45 % de las industrias del porcino están ubicadas en municipios de menos de 5.000 habitantes, lo que lo convierte en un sector fundamental para la vertebración territorial, al generar empleo, riqueza y oportunidades para los jóvenes en miles de pequeños pueblos de toda España, en eso que llamamos la ‘España vaciada’.

Por último, y no menos importante, hay que destacar la comunicación como uno de los principales desafíos a afrontar por el sector porcino, ya que es clave para reforzar nuestra imagen ante la opinión pública y para que conozca en mayor medida lo que hacemos y lo que aportamos a la sociedad. Desde Interporc trabajamos en el posicionamiento, reputación y visibilidad del sector porcino a lo largo de toda la cadena. Por un lado, en la divulgación de las cualidades nutricionales de los productos del porcino, y por otro, en la difusión de la labor del sector, que sigue un modelo de producción sostenible y atento al bienestar animal que es único en el mundo.