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“El esfuerzo realizado por el sector para adaptarse a los requerimientos de la sociedad ha sido enorme”

Juan Carlos Castillejo repasa la actualidad del sector con motivo del 20 aniversario de Suis y muestra su opinión sobre los avances y retos de la industria porcina.


Juan Carlos Castillejo, Senior Strategy Advisor de Grupo Zendal.Juan Carlos Castillejo, Senior Strategy Advisor de Grupo Zendal.

Juan Carlos Castillejo, Senior Strategy Advisor de Grupo Zendal, repasa la actualidad del sector con motivo del 20 aniversario de Suis y su número 200, y muestra su opinión sobre los avances y los retos a los que se enfrenta la industria porcina.

200 números de Suis dan para mucho. Durante estos 20 años, ¿cuáles son los cambios más significativos que se han dado en el sector porcino?

Lo primero, felicitarles por el 20 aniversario de su revista. En estos tiempos de volatilidad, demuestra que su trabajo es útil y de interés. Efectivamente, 20 años son una eternidad en este mundo donde todo va muy rápido. Del mismo modo, la industria porcina ha tenido una evolución muy importante. Desde mis diferentes posiciones en la industria de la sanidad animal soy testigo de estos cambios y confío que también colaborador en alguno de ellos.

En primer lugar, destacaría la enorme concentración del sector productor, creando grandes empresas capaces de competir a nivel mundial debido a su profesionalización y eficiencia. Esto ha hecho posible que hoy España sea la primera potencia europea y una de las más importantes en el mundo. En este sentido la industria se ha diferenciado claramente de sus competidores, especialmente europeos. Otro avance importante, y que ha contribuido mucho a estos niveles de productividad, son los factores genéticos, de nutrición y sanitarios. Este último, en el que más relación tengo, ha sido muy importante.

Los datos del sector de productos para la sanidad porcina demuestran el alto nivel sanitario en nuestras explotaciones, siendo de largo, y no solo por los censos, el mayor mercado del sector porcino en Europa. La bioseguridad y la prevención han sido herramientas fundamentales para posibilitar este gran salto, especialmente frente a la aparición de nuevas enfermedades. También ha sido enorme el esfuerzo para adaptarse a los requerimientos de la sociedad, en especial en bienestar y uso responsable de los antiinfecciosos. Los que estamos dentro, e incluyo a la Administración, sabemos apreciar este gran trabajo que a veces pasa desapercibido a la sociedad.

Y por citar un último cambio, que hay muchos más, diría que el esfuerzo en el área de comunicación ha sido muy grande. Hoy en día, el consumidor percibe la carne porcina, tanto de capa blanca como la ibérica, como un alimento seguro y saludable. Y aunque queda mucho camino por recorrer, es imprescindible continuar trabajando para que todo ello llegue a la sociedad.

Si tuviera que quedarse con uno, ¿cuál sería?

Todos estos cambios son importantes. Quizá por el esfuerzo que ha supuesto y está suponiendo, la transformación para adaptarse a las necesidades tan exigentes de las autoridades europeas para satisfacer las demandas de los consumidores.

¿Desconoce la sociedad cómo trabaja el sector?

Sí. Sin duda. Cuando hablamos con personas ajenas al sector nos damos cuenta de que no solo desconocen todo el trabajo realizado, sino que además la información que tienen es muchas veces distorsionada y no basada en la realidad tanto productiva como aquella basada en la ciencia. Lo que llamamos mitos, que se instalan y que es difícil quitarlos.

Esta sociedad se ha convertido en urbanita, donde productores y consumidores están muy alejados y desconectados. Este es un gran desafío de un sector que tiene que convencer a muchos sobre los grandes beneficios que significan el tener sectores primarios fuertes no solo desde el punto de vista de la alimentación segura y de calidad a un precio aceptable, sino de su labor de evitar el vaciamiento del medio rural, con lo que eso puede significar negativamente para la sociedad.

¿Es la comunicación una asignatura pendiente?

Siempre, en nuestra profesión, será una asignatura pendiente. Esto no va de aprobarla y ya está. La sociedad y su opinión están en continuo cambio y hay que adaptarse casi día a día. Y tiene que seguir siendo así. Hay muchas amenazas que están apareciendo en los últimos años que no solo van dirigidas a un sector en concreto, sino a todo el sector de producción de proteína animal. Y para ello será imprescindible que todos los sectores implicados hagan un esfuerzo común y alineado para, a través de la ciencia, demostrar la importancia, y yo diría la necesidad, de aportar proteína animal a una dieta equilibrada que ha hecho que la humanidad llegue hasta aquí.

¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la industria porcina?

Muchos. Ya lo he comentado previamente. Sin duda a corto plazo, los cambios legislativos europeos, especialmente los relacionados con el bienestar animal y la sostenibilidad, que están y seguirán suponiendo inversiones muy importantes, y que pueden llevar a cierres de granjas por imposibilitar su supervivencia o a un nuevo proceso de concentración. Y más si en los mercados externos a la UE se mantienen condiciones más permisivas a los productores y tengamos que competir aquí o en otros mercados con ellos. Especialmente en un país como el nuestro con necesidad de importar materias primas para la alimentación.

También la sanidad va a ser otro enorme desafío, no solo por las pérdidas de producción, ya lo hemos visto con las nuevas variantes de PRRS, sino también por el potencial riesgo de cierre de fronteras si se declarasen focos de enfermedad como pueda ser la peste porcina africana. La reducción en el uso de antibióticos va a suponer también la aparición de enfermedades que estaban ocultas o controladas y no daban la cara. La investigación en nuevos productos y alternativas a la antibioterapia van a ser imprescindibles para ayudar al productor. Y por último la conexión entre sociedad e industria será uno de los grandes desafíos a los que tendrá que enfrentarse el sector de producción de proteína animal.

Si tuviera que volver atrás, ¿cree que se trabajaría de otra manera en algún aspecto de la producción?

Eso es fácil de decir y muy difícil de llevar a cabo. Porque cambiar cosas del pasado no es justo ni razonable. Todo era distinto hace 20 años, especialmente la sociedad. Evidentemente, si en aquel entonces conociéramos lo que iba a pasar dos décadas después, se hubieran tomado muchas acciones que en aquel momento se veían innecesarias y que podían significar un coste “de difícil justificación”. Además, la estructura de la industria ha cambiado tanto que es imposible una comparativa. No obstante, y dicho esto, creo que la industria se ha movido rápidamente adaptándose razonablemente a los cambios de la sociedad. Si hoy la Industria del porcino español es unos de los líderes mundiales es sin duda el resultado de acciones tomadas con acierto cuando correspondían. De haberse equivocado, hoy no sería lo que somos. Por no escaparme a la pregunta, la unión de la industria y sus diferentes sectores en interprofesionales y el esfuerzo en comunicación debería haber sido más proactivo que reactivo.

En materia de reducción del uso de antibióticos, ¿en qué punto se encuentra el sector porcino?

El sector porcino ha sido ejemplar en la reducción y uso razonable de antibióticos. Especialmente el español. Y no lo digo yo solo. La Agencia Española de Medicamentos y el Ministerio de Agricultura lo han dicho muchas veces. El PRAN ha sido un instrumento muy eficaz que junto con la voluntad de los productores han hecho posible este gran salto. De forma voluntaria el sector promocionó la retirada de la colistina, antibiótico crítico para las personas y la respuesta fue masiva. Otras moléculas tendrán que ser utilizadas con racionalidad sin poner en peligro la salud de las personas, pero tampoco la de los animales. Lo más importante es el enorme compromiso del sector frente a esta amenaza que es una de las mayores para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.

¿Cómo ha influido la demanda del mercado en la evolución de la producción, especialmente en las preferencias de los consumidores y la calidad?

Bueno. Quizá deba de ser una persona del sector quien conteste mejor a la pregunta. Desde el punto de vista del consumidor es evidente que el cambio ha sido importante. La capacidad de decisión del consumidor es cada vez más importante y el nivel de exigencia en calidad mayor. Hoy en día la oferta del sector de la carne de porcino es enorme, generando mercados que antes no existían y que ha hecho que el sector evolucione para satisfacer esa demanda.

En cualquier caso, independientemente de la enorme oferta de productos, el consumidor exige por encima de todo confianza. Confianza en saber que lo que compra es lo que cree que va a comprar y en que lo que come es seguro. Para ello, el sector va a tener que hacer un gran esfuerzo en trazabilidad y monitorización de la producción para poder ofrecer al consumidor lo que está demandando.

¿Qué avances se han logrado en la gestión y control de enfermedades en la producción porcina, y cuáles son los desafíos pendientes en este aspecto?

Remontándome un poco más allá del tiempo de vuestra revista, sería bueno recordar de dónde venimos. Durante más de 30 años, el sector se enfrentó a la peste porcina africana, una enfermedad devastadora frente a la que el productor no contaba con herramientas curativas o preventivas. Desde 1986, cuando se declaró erradicada la enfermedad, el sector porcino aprendió que la sanidad era vital para su supervivencia. Ha sido también capaz de erradicar la enfermedad de Aujeszky, que limitaba nuestra expansión. La colaboración entre sector y Administración, con la ayuda de las vacunas marcadas, ha sido decisiva para conseguirlo. Otras enfermedades importantes en estas dos últimas décadas, que sin ser erradicadas están bajo control, han sido micoplasma, circovirus, enfermedades digestivas, parasitosis y, menos eficazmente, el PRRS, que hoy, a pesar de las vacunas, continúa con sus nuevas variantes creando muchos problemas. Y sin olvidar los avances que se han hecho en reproducción, que han permitido mejorar de forma significativa la eficiencia en las producciones. Los retos futuros en sanidad serán, sin duda, ser capaces de no solo prevenir enfermedades infecciosas o metabólicas mediante el uso de vacunas y bioseguridad o buenas prácticas de manejo y nutrición, sino ser capaces de predecir estas enfermedades mediante el uso de las nuevas tecnologías de análisis de datos y de la toma de decisiones basadas en la experiencia y resultados. Y por supuesto actuar de forma conjunta sector y Administración para evitar que entren enfermedades que puedan impedir nuestra exportación.

¿Por dónde pasa el futuro del sector?

Desgraciadamente no tengo bola de cristal y hacer elucubraciones del futuro de los sectores no solo es arriesgado sino temerario. Más aún en momentos tan convulsos y disruptivos como los que estamos viviendo con la guerra en Ucrania o potenciales conflictos en otras partes del mundo. Lo que sí es evidente es que la población humana, pronto cerca de 9.000 millones, va a demandar alimentos incluyendo la proteína animal que, si en zonas más avanzadas puede ver afectado su crecimiento, en zonas en desarrollo se incrementará más rápidamente. Independientemente, que será importante, de que se produzca esa proteína animal, seguirá siendo necesaria, por lo que quien sea capaz de producir de forma más eficiente y cumpliendo con los cada vez más exigentes requisitos del consumidor triunfará. Y para ello, factores políticos (locales, regionales o globales), factores sociales (tendencias de consumo), acceso a la alimentación de los animales (cercanía a la producción de nutrientes) y sanidad (limitación de los efectos que alteran la producción o comprometen la seguridad alimentaria) serán los que marquen el futuro.

Por hablar de cifras redondas, ¿dónde le gustaría que estuviese el sector dentro de 10 años con motivo de la celebración del número 300 de Suis?

Dada la buena evolución que ha tenido el sector en España, sería optimista, siendo consciente de las limitaciones y desafíos que tenemos por delante. Si somos capaces de continuar evolucionando de una forma sostenible al ritmo de los cambios de la sociedad y somos capaces de comunicar mejor para conectar con el consumidor de forma más eficiente para mejorar nuestra imagen de productores de alimentos seguros y de calidad, producidos de forma ética y necesarios para el desarrollo de nuestro futuro como especie y al que tengan acceso muchas más personas que reduzcan la pobreza alimentaria, me doy por contento. ¡Ah! Y que nosotros lo veamos.

Esta entrevista aparece en el número 200 (septiembre de 2023) de Suis. Suscríbete aquí para tener acceso completo a este y otros contenidos de la revista.

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