La puesta en marcha de nuevas acciones para conseguir unos niveles mayores de circularidad permitiría al sector porcino de capa blanca reducir seis millones de toneladas métricas de emisiones de CO2, ahorrar 50 hectómetros cúbicos de agua y generar un beneficio de hasta 1.000 millones de euros. Esas son las principales conclusiones del informe ‘Transformación hacia la circularidad del sector porcino español’, que han presentado Interporc, Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca, y Deloitte, en la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El documento, que puede consultarse en este enlace, concluye que la circularidad representa un factor clave para impulsar el crecimiento del sector y transformar su cadena de valor, haciéndola más sostenible y competitiva.
En esa dirección, identifica seis palancas de circularidad para optimizar el valor económico, medioambiental y social de los subproductos del sector: producción de fertilizantes orgánicos mineralizados; valorización hacia las industrias farmacéutica y cosmética; gestión eficiente del agua; optimización de la eficiencia energética; y valorización energética de subproductos en biogás/biometano y en biocombustibles.
Manuel García, presidente de Interporc, ha destacado que “para la Interprofesional, impulsar la circularidad del sector es una prioridad por su impacto positivo en la sostenibilidad, el fomento de las iniciativas empresariales en el entorno rural y la mejora del bienestar social”.
En la misma línea se ha expresado Ana Rodríguez Castaño, secretaria general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, quien ha apuntado que con la circularidad el sector porcino “tiene la oportunidad de continuar siendo líder”. De hecho, este informe, ha destacado, “marca un hito en la trayectoria del sector porcino hacia un modelo más sostenible, más innovador y que responde a las demandas sociales”.
Por su parte, Daniel de Miguel, director adjunto de Interporc, pone énfasis en que “estas seis palancas constituyen potenciales vías de transformación hacia la circularidad, y son una parte esencial de nuestra apuesta por la triple sostenibilidad económica, social y medioambiental porque inciden en nuestra voluntad de avanzar permanentemente, mejorar y demostrarlo a la sociedad con hechos”.
En este sentido, Pedro Rodrigo, socio de Deloitte y responsable del programa “Futuro de la Alimentación” de la firma en España ha afirmado que “la circularidad es uno de los principales factores para impulsar el crecimiento del sector junto al desarrollo de productos de valor añadido, la expansión a nuevos mercados, la consolidación de España como referente en materia de bioseguridad o el fortalecimiento de nuestro ecosistema alimentario”.
Miguel Sabater, sénior manager de Monitor Deloitte y responsable del informe, ha expuesto que “es necesario tener en cuenta algunos factores críticos para la plena implementación de las palancas; como la inversión necesaria y los retornos asociados, los acuerdos con socios industriales y financieros, el apoyo institucional y regulatorio y el escenario geográfico desigual para su ejecución”.
A su vez, Miguel Ángel Higuera, director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino, Anprogapor, también ha señalado que "el sector porcino está viviendo un nuevo cambio estructural en un contexto cambiante donde es necesario reforzar el eslabón productor. Además de la sanidad y bienestar animal, es clave fortalecer la valorización de los subproductos de la cadena para avanzar aún más en sostenibilidad y competitividad sectorial”.
Por último, Odón Sobrino, jefe de área de Gestión Ambiental de la Subdirección General de Medios de Producción Ganadera del MAPA, ha reconocido el valor nitrogenado del purín: “si las palancas relacionadas con el purín se aplican correctamente disminuiría la dependencia exterior de España de fertilizantes”.
El informe muestra que el desarrollo de las palancas de circularidad detectadas impulsará la sostenibilidad del sector porcino de capa blanca ya que llevará a una mayor eficiencia por el uso de recursos y el aprovechamiento de subproductos; la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mediante la generación de biogás y biocombustible; la conservación de recursos hídricos, mejorando la resiliencia frente a sequías y protegiendo ecosistemas; la reducción de las emisiones de amoniaco; y la mejora de la productividad del suelo agrario por la aplicación de fertilizantes orgánicos enriquecidos en nutrientes.
Además, en entornos rurales será un motor de riqueza gracias al desarrollo de nuevos negocios y el fortalecimiento de los ya existentes; además de atraer talento joven que asegure el relevo generacional y la fijación de la población en el mundo rural.
Finalmente, traerá beneficios en la mejora del bienestar social, gracias, entre otros factores, al desarrollo de productos farmacéuticos o a la reducción de olores de la actividad ganadera gracias a una gestión óptima de los purines.