Tal y como publica la revista Nature, el genetista Rotem Sorek y su equipo del Weizmann Institute of Science en Rehovot (Israel) han descubierto algo completamente inesperado: las bacterias permanecen en silencio y son los virus los que “hablan” y se pasan notas en un lenguaje molecular que solo ellos pueden entender. En su experimento, demostraron que los virus son capaces de decidir juntos cuándo mentir a la célula huésped y cuándo replicar y explotar, en busca de nuevas víctimas.
Se trata de un hallazgo accidental que cambia la comprensión de los científicos sobre cómo se comportan los virus.
Los virus que infectan a las bacterias, conocidos como bacteriófagos (o fagos), tienen mecanismos de vigilancia que les proporcionan información sobre si deben permanecer inactivos o atacar, según la disponibilidad de nuevas víctimas. Pero durante mucho tiempo se ha creído que estos procesos eran pasivos y que los fagos simplemente se asentaban y “escuchaban”, a la espera de que las señales necesarias por parte de la bacteria.
Sorek y su equipo encontraron fagos “discutiendo activamente sus elecciones”. Se dieron cuenta de que cuando un fago infecta una célula, libera una proteína diminuta (un péptido de solo seis aminoácidos de largo) que sirve de mensaje a sus compañeros: "Tengo a una víctima”. A medida que los fagos infectan más células el mensaje se vuelve más fuerte, lo que indica que los hospedadores no infectados están escaseando.
Resulta que los virus no dependen de señales bacterianas para tomar decisiones; ellos controlan su propio destino. "Este hallazgo fue un concepto grande, importante y revolucionario en virología”, dice Wei Cheng, microbiólogo estructural de la Sichuan University en Chengdu (China).
Sorek denominó a este péptido viral arbitrium, decisión en latín. La metodología parece ser que funciona de una manera muy parecida al sistema de comunicación utilizado por las bacterias, la detección del cuórum, para compartir información sobre la densidad celular y en consecuencia ajustar la población. Sin embargo, ha sido la primera vez que alguien ha demostrado la existencia mensajes moleculares de este tipo en virus.
Los virólogos han estudiado a sus sujetos de forma aislada, apuntando a las células con una sola partícula viral. Pero cada vez está más claro que muchos virus cooperan y que se unen para coinfectar a los huéspedes y romper las defensas inmunitarias antivirales. "Ha sacudido uno de los pilares de la virología”, dice Sam Díaz-Muñoz, un biólogo evolutivo de la University of California en Davis (Estados Unidos).
Aprender el lenguaje que existe detrás de estas interacciones virales podría dar información para el diseño de nuevos tratamientos contra el cáncer y las superinfecciones. Las predilecciones sociales de los virus incluso ayudan a explicar cómo evaden el sistema inmunitario bacteriano conocido como CRISPR. "Conceptualmente, es realmente poderoso”, añade Díaz-Muñoz.