Inmaculada Martín Gil y Michal Skrabski
ThinkinPig
El modelo productivo moderno orientado hacia la máxima productividad numérica nos obliga a tener una visión global de la producción. El buen manejo reproductivo debe empezar en la fase de reposición, con una correcta adaptación sanitaria y productiva. Continuar con el trabajo de recela e inseminación con el fin de obtener el mayor rendimiento posible. Muchas veces con la ayuda de tratamientos hormonales puntuales o periódicos.
Palabras clave: manejo, reposición, inseminación, hormonas
Keys in reproductive management: from replacement to farrowing
The modern productive model oriented towards maximum numerical productivity makes us to have a global vision of the production. The Good reproductive management should start with the replacement gilts, their correct sanitary and productive adaptation. Then continue with heat detection and insemination in order to obtain a maximum performance. Many times helped with punctual or periodic hormonal treatment.
Keywords: management, gilts, insemination, hormones
La selección genética en los últimos años ha estado dirigida hacia dos aspectos, por un lado, tener una elevada prolificidad y, por otro, conseguir un producto final con un alto rendimiento en la fase de cebo. Este hecho hace que el periodo de recría sea de suma importancia para la adaptación sanitaria, productiva y reproductiva de las cerdas de remplazo y futuro de nuestra granja. Estas tres piezas forman parte de un engranaje que tiene que funcionar a la perfección y de forma eficiente, ya que, si no realizamos manejos adecuados, tendremos mayor tasa de eliminación por fallos productivos, o produciremos peor si no las eliminamos.
Hoy por hoy la adaptación sanitaria de las futuras reproductoras es complicada por la aparición de variantes de patógenos con poca similitud con las vacunas disponibles, así como por la desmedicalización que nos conduce a querer proteger a las nulíparas, así como a su progenie, de todos los patógenos posibles. Esto hace que el plan vacunal de la reposición se alargue, necesitando periodos de cuarentena cada vez más largos.
La edad a la entrada de los animales de reemplazo debe ser un objetivo de empresa, teniendo en cuenta las necesidades productivas, las instalaciones y el tiempo necesario para su adaptación a granja. Podemos considerar “aceptable” una mortalidad de entre un 2 y un 4 % en esta fase.
Para un menor riesgo sanitario, se entiende que lo ideal son menos entradas de cerditas buscando que lleguen más animales, pero de diferentes edades para poder adaptarlas correctamente y que lleguen a la primera cubrición en el momento adecuado, pero esto es un ideal y en la realidad depende de cada situación. Para equilibrar la balanza entre el número de entradas y el riesgo, es muy importante conocer el censo y las necesidades de nuestra explotación, una pirámide de población aceptable podría ser la de la figura.
Una pirámide demasiado joven supone un mayor porcentaje de animales con una menor inmunidad, lo cual favorece, por un lado, la inestabilidad sanitaria del hato reproductor y por otro, una descendencia peor preparada (las primerizas tienen una menor cantidad y calidad de calostro) y por tanto con un futuro más problemático. Mientras que, si por el contrario, tenemos una población envejecida tendremos más cerdas con un mayor consumo y una menor producción (menos NV) que además tienen más problemas a la hora del parto, menor cantidad de calostro y menor capacidad para sacar adelante camadas numerosas, lo que supone un extra de manejo en la sala de partos.
Para lograr un equilibrio debemos tener en cuenta:
Si no conseguimos valores normales de estos dos parámetros entraremos en un círculo vicioso, puesto que al aumentar la mortalidad o al disminuir la tasa de retención necesitaremos una mayor entrada de reposición, lo que no solo supone un aumento del riesgo sanitario, sino también un mayor coste económico. Actualmente, y dependiendo de si la reposición es comprada o propia, el coste de la misma está en torno a los 334 € (SipConsultors, 2022). Por tanto, debemos lograr una longevidad adecuada de las reproductoras, y para ello es necesario una correcta adaptación productiva.
Esta dependerá de varios factores como:
El objetivo siempre será el mismo: que estos animales de remplazo tengan una vida productiva extensa. Para ello hay que partir de una correcta alimentación, ya que como hemos comentado, las genéticas son muy eficientes y depositan poca grasa, lo que puede entorpecer la salida a celo. Además, hay que tener un equilibrio entre el crecimiento óseo y el muscular, y favorecer una correcta mineralizaron del hueso para evitar así problemas de aplomos.
Por lo general, un pienso de recría debe tener:
Los autonúcleos nos permitirían adaptar la dieta a cada fase ya que las necesidades varían según la edad, no obstante, lo habitual es tener reposición externa que llegue con más de 50 kg a la granja por tanto una pauta podría ser:
En este aspecto debemos también considerar el tipo de suelo o de si se dispone de paja en los parques de recría/cuarentena, ya que se favorece un correcto desarrollo osteomuscular y se evitan lesiones en las pezuñas, lo que permite un crecimiento adecuado de la uña.
Por último, y muy importante, es la adaptación de las jóvenes al espacio en jaula. El manejo ideal sería disponer de dos zonas de cuarentena, una de parques y otra de box. Este cambio es recomendable hacerlo hasta 18-16 días antes de la primera cubrición; con menos días obtendríamos peores resultados al primer parto.