Dr. Luis Alberto Calvo Sáez
Presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV)
La profesión veterinaria está intrínsecamente relacionada con la ganadería y por eso conocemos bien los complicados problemas que afectan a este sector en la actualidad, así como la necesidad que tienen muchas explotaciones de que se flexibilicen algunas medidas que están llegando al punto de condicionar su viabilidad.
Sin embargo, la decisión de permitir que la figura del veterinario de explotación tenga carácter voluntario solo puede tener una posición de rechazo absoluto por parte de la Organización Colegial Veterinaria (OCV). Entendemos que hay principios y valores cuya barrera no se debe levantar nunca por motivos puramente económicos. Y entre ellos se encuentran, sin ninguna duda, la sanidad animal y el necesario control epidemiológico preventivo que realizamos los veterinarios en las explotaciones ganaderas.
Ahora que tanto se habla del concepto One Health, y que nadie duda de la conexión existente entre la sanidad humana, la sanidad animal y la sanidad medioambiental, resulta difícilmente defendible una decisión que significa un retroceso evidente en esta filosofía. Porque, no lo olvidemos, las funciones asignadas por el Reglamento (UE) 2016/429 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2016 al veterinario de explotación son muy relevantes. Hablamos del desarrollo de un plan sanitario y de su supervisión; así como de asesorar al ganadero de manera continua sobre materias como bioseguridad, uso de antimicrobianos y bienestar animal.
Es decir, temas de vital importancia que conforman los pilares en los que se asienta una prevención eficiente y eficaz de la sanidad animal en las explotaciones ganaderas, por no hablar de su propia rentabilidad en caso de surgir un problema y no atajarse a tiempo. Todo eso es lo que queda ahora comprometido con la decisión de convertir esta figura tan necesaria en simplemente voluntaria. Significa asumir que una inversión que debería ser prioritaria para la sanidad animal y la salud pública sea considerada como un simple gasto, que se puede elegir si se realiza o no, y eso es algo que los veterinarios, como sanitarios y garantes de la salud pública y la sanidad animal, no podemos tolerar.
Este artículo aparece en el número 209 (julio/agosto de 2024) de Suis. Suscríbete aquí para tener acceso completo a este y otros contenidos de la revista.