Rafael T. Pallás*
Fragmento de un artículo que aparece en la revista digital ReproPig 1.
La tasa de reposición anual de una granja oscila entre el 40 % y el 50 % del censo total de hembras de la explotación. Esto quiere decir que de forma continua y con una estructura censal correcta, en cualquier granja encontramos entre un 22 % y un 25 % de hembras nulíparas (ver figura 1). Esta cifra da idea del alto protagonismo, tanto técnico cómo económico, que tienen las futuras reproductoras para la buena gestión de una granja.
Las hembras de renovación se pueden obtener de dos formas:
Según datos de Martinant Botté y Signoret, a la llegada de las hembras a la cuarentena o directamente a la granja, alrededor del 73 % de las hembras de reemplazo muestran celo por efecto del estrés y del agrupamiento. Sin embargo, al siguiente ciclo, más del 85 % presentan un celo disperso distribuido a lo largo de todo un mes, por lo que no hay posibilidad de que se sincronicen y formen un grupo de cubrición de forma natural, ya que no tienen una ciclicidad adecuada, dado que la duración del ciclo en cerdas nulíparas es muy variable (17 a 25 días).
Como objetivo de la granja, el 85 % de las nulíparas deben ser cubiertas de forma agrupada en un periodo no superior a los cinco días. Si dejamos actuar a la naturaleza, es prácticamente imposible el lograr este objetivo, por lo que debemos ayudarnos con herramientas externas como el altrenogest.
El altrenogest es un progestágeno oralmente activo con una acción similar a la de la progesterona natural, es decir, suprime el ciclo estral y elimina los signos de celo y la ovulación. Una vez que se suprime su administración, se reinicia la liberación de las hormonas naturales, GnRH en el hipotálamo y FSH y LH en la hipófisis, y las hembras vuelven a salir en ciclo perfectamente sincronizadas entre cuatro y seis días después.
El agrupamiento de cubriciones de nulíparas dentro de cada uno de los lotes productivos es el uso más habitual y conocido del altrenogest. Su utilización en las nulíparas varía ligeramente dependiendo de si conocemos o no la fecha del ciclo anterior, ya que una de las premisas ineludibles para el buen funcionamiento del producto es que las hembras han debido ciclar previamente, es decir, han debido mostrar al menos un celo previo al inicio del tratamiento.
Para leer el artículo completo acceda a la revista digital ReproPig 1 en este enlace.
*Director Técnico de Kubus, Madrid
Adaptado del artículo publicado en Avances en Tecnología Porcina 96, 2013, 61-66.