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La reproducción, una función de lujo


Puedes leer el artículo completo en la revista digital Repropig 3.

Juan Luis Úbeda

Si se hace un cálculo rápido sobre el impacto de los gastos relacionados directamente con la reproducción en el coste total por kg de carne, se observa que es casi despreciable.

Alguien podrá pensar que sí que es un coste importante. Por un lado, el centro de inseminación con sus instalaciones y personal, que se amortizan en el coste de la dosis, ¿por 3,5 €/dosis y 6,5 dosis/cerda y año?, o lo que sería lo mismo, 0,75 céntimos de euro por kg de carne; y, por otro, el coste de la reposición con sus royalties, amortizaciones y demás factores.

Sin embargo, la producción empieza en la reproducción. Es necesario ser eficientes en el uso reproductivo de las cerdas para obtener lechones suficientes como para llenar las plazas de maternidad y, en cadena, de transición y cebo.

Problemas de la ineficiencia

Las mermas de eficiencia se suelen paliar con incrementos de censo, si bien esto solo funciona a corto plazo ya que las granjas están diseñadas, en general, en función de un 90 % de fertilidad; por lo tanto, no se dispondrá de plazas suficientes.

Además, se empieza a cubrir la reposición antes de tiempo para cumplir los objetivos de cubriciones y eso conlleva la entrada a un bucle de subfertilidad y resultados subóptimos en términos de prolificidad del que será muy difícil salir.

El éxito reproductivo no es accidental, debemos trabajar duro y crear las condiciones idóneas para que el potencial genético se pueda expresar.

“La reproducción es una función de lujo”, nos lo decían los profesores cuando éramos estudiantes y así es. Para una cerda en particular, su prioridad es la supervivencia, el mantenimiento y crecimiento y, si se puede, la reproducción pero, como todo lujo, invirtiendo “aquello de lo que pueda prescindir”.

El diseño de la reproducción

Teniendo en cuenta todo esto, por diseño de la reproducción se entiende la fisiología, el metabolismo, un balance de nutrientes equilibrado y que, en el momento adecuado que no es otro que el destete, la cerda se encuentre en las mejores condiciones posibles. Por lo tanto, hay que maximizar el consumo voluntario de pienso durante la lactación.

¿Cuáles son las mejores condiciones posibles?

Estas condiciones son muy difíciles de definir porque no se trata de un momento puntual y estático: el destete no es más que el final del proceso de lactación y el inicio de un nuevo ciclo.

En la explotación, existe una distribución demográfica por ciclos que hace imposible definir una condición ideal. Si se tuviera que hacer, posiblemente se debería hablar de la evolución, del estado final y de cómo se ha llegado a ello. Es decir, que la condición corporal sea adecuada para una cerda destetada que, lógicamente, estará delgada pero sin haber perdido demasiado durante la lactación.

Todo esto que se puede considerar fácil de entender, es muy difícil de evaluar. Se podrían pesar las cerdas a la entrada y salida de maternidad, controlar la grasa dorsal o el diámetro del lomo en ambos momentos, pero no se hace. Generalmente se presenta una hipótesis, llamada curva de alimentación, se observa la evolución de las cerdas desde el punto 1 al punto 2, 3 o 4 y se hacen los cambios que se estiman oportunos, salpimentando con el control individual cuando es posible. Esos puntos pueden ser la selección de la cerda de reposición, la cubrición, el parto y el destete. En general, falta información precisa y manejable a nivel matemático y se trabaja con medias que compensan los errores por exceso y por defecto.

La reproducción es una necesidad para la especie pero la realizan los individuos.

Es importante hacer algunas reflexiones…

Es necesario que las cerdas estén en ciertas condiciones en los momentos críticos. Esas condiciones son diferentes en virtud del ciclo pero, sin embargo, se estructuran en el primer ciclo y a partir de aquí, deben ser mantenidas.

Puntos a tener en cuenta

  • Seleccionar cerdas para la reproducción que cumplan con unos mínimos de peso y composición a una edad determinada (GMD).
  • Ser sexualmente maduras en el momento de la cubrición (estimulación del celo).
  • Ser alimentadas con conocimiento para ser cubiertas en peso y condición. Es decir, mantener el crecimiento en cuarentena, seguir estimulando y cubrir en un plazo de tiempo prefijado (poco, serían pequeñas o inmaduras, y mucho, serían pesadas e ineficientes).
  • Ser agrupadas y alimentadas acorde con sus necesidades nutricionales con el fin de “ponerlas en forma” con la mayor brevedad durante la gestación.
  • Facilitar las condiciones ambientales en maternidad adecuadas para maximizar la ingesta voluntaria.
  • Proporcionar pienso “suficiente” en cada día de lactación y cuidarla como si fuera un animal de compañía.
  • Alojarla al destete en un lugar apropiado, limpio, libre de estrés y con alimento suficiente.

En resumen, el éxito de cada fase depende de cómo ha salido de la anterior y, por tanto, nuestro objetivo como gestores de la reproducción es generar los individuos ideales para cada estado productivo.

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