Los protocolos vacunales frente a Erisipela, en cerdas y en lechones, afectan directamente a aspectos como el nivel de protección frente a este patógeno y el rendimiento productivo en los animales. Los siguientes estudios tratan de arrojar luz acerca de los resultados de aplicar una u otra estrategia vacunal y de su conveniencia.
Impacto de la estrategia vacunal de las cerdas durante el período de lactancia en el rendimiento productivo de cerdas y lechones
Sanchez-Tarifa, E.1; Alonso Garcia-Mochales, C.2; Fernández-Fontelo A.3; Lahoz, L.; Sanjoaquín, L.4; Vela, A.4; Hernández-Caravaca, I.1; Duran, O. C.5
1Boehringer Ingelheim Animal Health, Sant Cugat del Vallès, Barcelona
2Analista y consultor independiente, Barcelona
3Humboldt-Universität zu Berlin School of Business and Economics, Berlin (Alemania)
4Think in Pig S.L.
5Boehringer Ingelheim Vetmedica GmbH, 55216 Ingelheim, Alemania
Introducción
El estudio se realizó sobre 61 cerdas y sus lechones (654) de una explotación de producción de lechones en el nordeste de España. Cerdas y lechones se asignaron de forma aleatoria a dos grupos con distintos protocolos de vacunación:
Durante el desarrollo del estudio, los datos respecto a la temperatura (tª, ºC) y el consumo diario de alimento (kg/día) se registraron diariamente en las cerdas. Asimismo, se registró el peso de los lechones en el momento de su nacimiento (Bdw, kg), el día 10 (Bd10w, Kg) y en el destete (Bdwe, Kg). La ganancia media diaria se calculó a los 10 días de lactancia coincidiendo con el día de vacunación (ADG-B: 10, kg/d), y después, en el destete (ADG-10: W, kg/d). Todos los resultados se analizaron mediante el software “R”.
Para el análisis, se aplicó un modelo lineal mixto con efectos fijos y aleatorios para evaluar la ganancia media diaria de peso de los lechones desde el nacimiento hasta el destete a través de covariables como el grupo de tratamiento, la ganancia diaria de peso al día 10, las diferencias de temperatura al cabo de 6 y 24 horas desde la vacunación, y las diferencias de los porcentajes de ingesta uno, dos y tres días después de la vacunación, así como todas las posibles interacciones entre todas las covariables.
Resultados
Los resultados de la variable aplicada en el estudio (ADG) se resumen en la Figura 1. Los datos mostraron una diferencia de ganancia media diaria de 8 gramos superior en el grupo control de lechones, respecto al grupo de lechones procedentes de cerdas vacunadas. Esta diferencia fue estadísticamente significativa (valor de p = 0,0411). Sin embargo, no se encontraron diferencias con respecto a los cambios de temperatura y los porcentajes de ingesta después de la vacunación entre dichos grupos. Las interacciones entre estas covariables y el factor de grupo tampoco fueron estadísticamente significativas.
Los resultados de este estudio demostraron que el protocolo de vacunación posparto en las cerdas tuvo un impacto en la ganancia media diaria de los lechones con respecto a la no vacunación. Sin embargo, bajo las condiciones del estudio, variables como el consumo de alimento de la cerda y los cambios de temperatura en las cerdas no fueron potencialmente significativas debido a las prácticas de manejo habituales durante este período de lactación. Por tanto, es necesario ahondar en esta cuestión y realizar más estudios para comprender las variables que pueden afectar esta diferencia de rendimiento.
Eugenio Sanchez1; Carmen Alonso Garcia-Mochales2; Amanda Fernández-Fontelo3; Ivan Hernández-Caravaca1; Oliver C. Duran4; Iván Pérez5
1Boehringer Ingelheim Animal Health, Sant Cugat del Vallès, Barcelona
2Analista y consultor independiente, Barcelona
3School of Business and Economics, Humboldt University of Berlin, Berlin, (Alemania)
4Boehringer Ingelheim Vetmedica GmbH, 55216 Ingelheim, Alemania
5Inga Food, S.A., Tres Cantos, Madrid
A pesar de los intensivos programas de vacunación aplicados en el campo, la Erisipela sigue siendo un problema global que afecta tanto a la industria porcina como a la salud pública1,2,3. La vacunación posparto se aplica de forma rutinaria para proteger al ganado reproductor. Sin embargo, existe la necesidad de vacunar a las crías en fase de crecimiento debido a la falta de protección cuando finaliza la fase posdestete y no es infrecuente la detección de brotes en el campo debido a la disminución de anticuerpos4,5. Se necesitan más estudios que tengan como objetivo investigar otros protocolos de vacunación que puedan aumentar la protección contra la Erisipela en la descendencia en condiciones comerciales. Por tanto, los objetivos específicos de este estudio fueron:
Se incluyeron en el estudio 35 cerdas y 68 lechones (2/cerda) de una granja productora de lechones al destete, en el sudeste de España. Las cerdas y los lechones se dividieron en 5 grupos con paridad similar, en función del tipo de vacuna frente a la Erisipela (dos vacunas comerciales) y el protocolo de vacunación (preparto frente a posparto y control) (Tabla 2). Se recogieron muestras de sangre de cerdas y lechones a los 7, 14 y 21 días de iniciar el estudio y, finalmente, de lechones a los 42, 63 y 84 días. Todas las muestras de sangre se analizaron por la prueba ELISA (INgezim Mal Rojo) de Erysipelothrix rhusiopathiae y los resultados se evaluaron mediante un modelo lineal mixto utilizando el software “R”.
Para el objetivo 1, el nivel medio de anticuerpos fue estadísticamente mayor en el protocolo preparto, tanto para cerdas como para lechones. Si bien, solo en lechones esta diferencia fue significativa a lo largo del tiempo (Figura 2) y, más específicamente, en lechones de cerdas multíparas (p = 0,0039).
Para el objetivo 2, el tiempo transcurrido hasta la negatividad rozó la significación en cerdas sometidas a diferentes protocolos (p = 0,049). Los lechones del protocolo posparto (grupos 3 y 4) negativizaron en promedio 4 días antes que los del protocolo preparto (p = 0,0037).
Los resultados de este estudio demostraron que un protocolo de vacunación antes del parto proporcionó una protección pasiva más prolongada a los lechones.
Además, pudo mostrarse que un protocolo de vacunación previo al parto proporciona niveles más altos de anticuerpos en sangre frente a Erisipela durante la lactación, lo que se traduce en una protección más prolongada para los lechones frente a futuros desafíos.