Carmen Alonso y Marius Kunze
Senior Technical Service Managers en Boehringer Ingelheim Vetmedica GmbH
Ninguna medida de protección es perfecta para prevenir la propagación del virus del PRRS, pero cada una desempeña un papel fundamental en la reducción de los riesgos. Durante años, este en-foque se ha conocido como el modelo del queso suizo y fue propuesto originalmente por James T. Reason de la Universidad de Mánchester.
Este modelo utiliza la imagen de las lonchas del queso para demostrar que cada capa tiene sus imperfecciones, representadas por sus agujeros. Sin embargo, la combinación de todas las capas (en el caso del PRRS, de una serie de reglas relacionadas con la bioseguridad interna) actúa como una barrera eficaz, protegiendo de forma más eficiente las explotaciones.
A continuación, se describen 5 de las 10 principales reglas que permitirán lograr un control integral del PRRS en la granja.
En el momento del parto, es muy probable que las cerdas de un mismo grupo tengan un elevado número de lechones por camada. Es común que el personal de paridera realice adopciones, teniendo en cuenta factores como el número de pezones funcionales y la conformación de estos. Este movimiento de lechones a una cerda nodriza del mismo grupo se conoce como “igualar camadas” y puede tener un impacto negativo en la estabilidad de la granja, por lo que siempre debe minimizarse, especialmente en las granjas positivas al PRRS.
Proporcionar una ingestión adecuada de calostro tras el parto y minimizar las adopciones al mismo tiempo es un desafío complejo. La ingestión de calostro es uno de los principales determinantes de la supervivencia de los lechones, ya que proporciona la energía y la inmunidad esenciales que todo lechón necesita en sus primeros días de vida.
El calostro de la cerda progenitora contribuye a maximizar la calidad de la inmunidad de las crías. La presión para realizar adopciones puede ser alta, pero es importante retrasar el proceso el mayor tiempo posible, ya que las adopciones tempranas pueden incrementar la variabilidad de la calidad y del volumen de la ingestión de calostro de los lechones dentro de la camada. Al mismo tiempo, cuando las adopciones sean absolutamente necesarias, no deben ocurrir demasiado tarde en la lactación. De esta forma se evitan los desequilibrios en la camada y sus consecuencias negativas.
Tras el parto, existen varias prácticas de manejo que requieren manipular los lechones, como pueden ser el procesado, la lactación alterna usando cajas atemperadas y las adopciones. Para realizar todos estos procesos, no es raro que los operarios de las salas de partos entren en los corrales de maternidad y compartan herramientas para sujetar y manipular a los lechones de cada camada con el fin de garantizar la máxima eficiencia de los procedimientos de trabajo. Sin embargo, todas estas prácticas de manejo pueden facilitar la propagación de enfermedades, como el PRRS, entre las camadas.
Para el manejo de las enfermedades, es fundamental mantener a los lechones en su propio corral y minimizar el hecho de compartir herramientas y espacios en los procesos de manipulación.
Las jeringas y agujas se utilizan para administrar tratamientos, así como otros productos terapéuticos tales como hierro y vitaminas. En la industria porcina, es común usar la misma aguja para inyectar un mismo producto en diferentes animales. La práctica de compartir agujas entre lechones durante la lactación puede desempeñar un papel importante en la transmisión de enfermedades infecciosas, como el PRRS.
Durante la lactación, varios factores como las prácticas de manejo afectan los niveles de estrés y el estado sanitario de los lechones, pudiendo repercutir en la producción de leche y, con ello, en el crecimiento de la camada. Por lo tanto, las camadas, y los lechones dentro de estas, no siempre presentan el mismo crecimiento. Este hecho es común en las granjas positivas a PRRS. Para solucionar este problema, se tiende a realizar adopciones de los lechones que se están quedando atrás en comparación con sus compañeros de camada, sin considerar que el riesgo consecutivo a la transmisión de enfermedades podría ser mayor que la posible mejora en el crecimiento.
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