Jordi Casal es investigador del Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA), Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA), y pertenece al departamento de Sanidad y Anatomía Aninales de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Recientemente ha publicado en la revista Albéitar los resultados de una encuesta sobre bioseguridad en ganado vacuno de leche. ¿Podría hacernos un resumen?
Se estudió la probabilidad de introducción de dos virus (los causantes de BVD e IBR) en una serie de granjas de vacas de leche de Catalunya y Galicia y se determinó que las probabilidades más altas estaban asociadas a la entrada de animales y a compartir el vehículo de transporte de ganado con otras granjas. También los contactos indirectos, especialmente el vehículo de transporte de terneros y las visitas de los veterinarios suponen un riesgo.
¿De qué manera puede influir en la mejora de los resultados productivos de las ganaderías?
La bioseguridad en general permite reducir el riesgo de entrada de enfermedades infecciosas y su diseminación en las explotaciones, con la consiguiente mejora de la productividad. En las granjas estudiadas, las medidas más efectivas serían realizar cuarentena, no compartir el vehículo de transporte, disponer de botas propias de la granja para las visitas y evitar que el conductor que transporta animales entre en contacto con los animales.
¿Cómo está influyendo en su día a día y en el del entorno en que se mueve la pandemia de COVID-19?
Sobre la docencia ha tenido un efecto importante ya que gran parte de la actividad es en línea y el resto son sesiones prácticas con mascarilla (de manera que habré tenido alumnos a los que no les habré visto la cara). El efecto sobre la investigación es menor, fue importante durante el confinamiento, pero en la actualidad se limita a las reuniones por videoconferencia y al teletrabajo parcial.