La preocupación por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como el metano, está a la orden del día. Dentro del marco de la COP26 de Glasgow, los Estados Unidos y la Unión Europea han suscrito un Compromiso Mundial sobre el Metano, con el que buscan reducir la producción de metano procedente de las actividades agroganaderas en más del 30 % para 2030.
Para alcanzar este objetivo hay investigadores que están ensayando alternativas de alimentación para animales de producción. Es lo que han hecho en el Instituto para la Seguridad Alimentaria Global (IGFS) de la Universidad de Queen, en Belfast (Irlanda), donde están probando las algas marinas como alimento para reducir el metano producido en las granjas.
Las algas marinas han sido consideradas durante mucho tiempo como un “superalimento” en la alimentación humana, pero agregarlas a la alimentación animal para reducir el metano liberado a la atmósfera por los eructos y las flatulencias de los rumiantes es una idea relativamente nueva. Las primeras investigaciones de laboratorio del IGFS han dado resultados prometedores utilizando algas marinas nativas de Irlanda y el Reino Unido.
En investigaciones anteriores en Australia y los Estados Unidos se observó hasta un 80 % de reducción en las emisiones de metano del ganado que recibió suplementos de una variedad de algas rojas. Estas algas crecen abundantemente en climas cálidos, pero también contienen altos niveles de bromoformo, que se sabe que daña la capa de ozono. Por el contrario, las algas marinas autóctonas del Reino Unido e Irlanda tienden a ser de color marrón o verde y no contienen bromoformo.
Las algas marinas del Reino Unido e Irlanda también son ricas en compuestos activos llamados florotaninos, que se encuentran en el vino tinto y las bayas, que son antibacterianos y mejoran la inmunidad, por lo que podrían tener beneficios adicionales para la salud de los animales.
Las pruebas de laboratorio del IGFS ahora van a desarrollarse en el campo, y ya están a punto de comenzar ensayos en granjas del Reino Unido en los que se utilizarán algas provenientes de los mares de Irlanda y del Norte como complemento alimenticio para el ganado.
Por un lado, está en marcha un proyecto de tres años con la colaboración del supermercado británico Morrisons y su red de ganaderos de carne británica, que facilitará las pruebas en granjas. El proyecto también incluye al Instituto Agroalimentario y de Biociencias (AFBI), en Irlanda del Norte, como socio.
En un segundo proyecto internacional con dos millones de euros de presupuesto, IGFS y AFB, junto con la agencia irlandesa An Teagasc, van a analizar los efectos de las algas marinas en la dieta del ganado. Se agregarán algas al ensilaje a base de pasto en ensayos agrícolas con vacas lecheras de Irlanda del Norte a principios de 2022.
Además de evaluar las emisiones de metano del ganado de carne y leche, estos proyectos evaluarán el valor nutricional de una variedad de algas marinas de cosecha propia, sus efectos sobre la productividad animal y la calidad de la carne.
La directora del IGFS, Sharon Huws, profesora de ciencia animal y microbiología en la Facultad de Ciencias Biológicas, señaló que esperaba que la investigación combinada evidenciara una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos un 30 %.
“La ciencia está ahí", indicó. "Es simplemente cuestión de proporcionar los datos necesarios y luego implementarlos. El uso de algas es una forma natural y sostenible de reducir las emisiones y tiene un gran potencial para ampliarse. No hay ninguna razón por la que no podamos cultivar algas marinas; esto también protegería la biodiversidad de nuestras costas".
Huws agregó que “si los agricultores del Reino Unido van a cumplir con un modelo de cero emisiones de carbono, realmente debemos comenzar a poner en práctica este tipo de investigación. Espero que la investigación de IGFS y AFBI pronto pueda proporcionar los datos necesarios y la tranquilidad para que los gobiernos avancen ".