La fiebre Q o coxielosis es una enfermedad de distribución mundial, con especial importancia en sanidad animal y salud pública, al ser una zoonosis. El agente etiológico en una bacteria intracelular gramnegativa, Coxiella burnetii, con la capacidad de formar pseudoesporas resistentes al calor y a la desecación y con gran poder de dispersión e infección.
El control de la fiebre Q, especialmente en el ganado bovino, ovino y caprino, es clave para reducir la incidencia de la enfermedad en humanos, por lo que es importante establecer planes de vigilancia y control basados principalmente en la detección y en medidas de profilaxis e higiene en los establecimientos. Por ello, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha publicado una guía en la que detalla el Protocolo de Vigilancia y Control de la fiebre Q. Con él se persigue establecer acciones que permitan reducir la prevalencia de la enfermedad en el ganado, y por tanto, la reducción del riesgo de aparición de brotes en la población.
Para ello, se indican una serie de medidas con el objetivo de disminuir el riesgo en los establecimientos ganaderos y de conseguir la formación y sensibilización de los veterinarios oficiales y privados y del sector ganadero.
Este protocolo de vigilancia y control frente a la fiebre Q se aplicará a todos los establecimientos ganaderos que alojen rumiantes, excepto las granjas-escuela u otros núcleos zoológicos abiertos al público, en los que se aplicará un protocolo específico, dada la naturaleza de su actividad. Según las medidas adoptadas se establecen dos tipos de vigilancia:
Cuando se declaren abortos sospechosos en un establecimiento de rumiantes, se investigará sistemáticamente la presencia de Coxiella burnetii según los criterios que indica el protocolo. Este será el componente principal del programa de vigilancia.
Está encaminada a la detección de C. burnetii en explotaciones sin sintomatología clínica que puedan estar relacionadas a casos humanos, o cuando se realicen estudios de prevalencia en zonas determinadas. Para ello se pueden realizar análisis serológicos de una muestra representativa de animales, según el tamaño de la granja (todos los animales si el rebaño es de menos de 30 animales o hasta 30 en el caso de que sea mayor) o muestras de leche procedentes de los tanques en granjas lecheras, preferentemente cuando coincidan hembras adultas y primalas en ordeño.
No obstante, para confirmar la existencia de un brote de fiebre Q en un establecimiento, hay que combinar los resultados de la serología con resultados de PCR de animales positivos a la serología, según los criterios de EFSA.
Cuando aparezca un brote de fiebre Q zoonósico, tras su notificación, los SVO competentes deberán realizar una encuesta epidemiológica entre las personas afectadas y tomar las muestras correspondientes para su posterior análisis por PCR. El objetivo final es hacer aislamiento y tipado molecular de la cepa de C. burnetii que afecta al establecimiento para verificar el origen del brote, comparándolo con el genotipo hallado en las personas afectadas en el Instituto de Salud Carlos III (Centro Nacional de Microbiología).
El procedimiento se realizará según los resultados de la encuesta epidemiológica:
El protocolo subraya que es necesario implementar un plan de formación y sensibilización sobre la fiebre Q adaptado para los diferentes colectivos implicados, especialmente los veterinarios y el personal de las explotaciones de rumiantes.
La formación de los veterinarios es imprescindible para el control de la fiebre Q, por lo que se deberán realizar programas de formación continua dirigidos a este colectivo para fomentar el conocimiento de los programas de vigilancia y control, con el objetivo de que tengan criterios homogéneos que les permitan actuar sobre los establecimientos afectados y dar recomendaciones sobre las medidas de bioseguridad a adoptar. En esta formación se hará especial hincapié en la necesidad de efectuar la notificación y el diagnóstico diferencial de abortos, principalmente para excluir otras enfermedades como la brucelosis.
Por otro lado, se deberán realizar campañas de información sobre la fiebre Q dirigidas al personal de los establecimientos, para que conozca la importancia de esta enfermedad a nivel productivo en su rebaño y como zoonosis en la salud pública. Por ello, estas campañas informarán sobre las medidas de bioseguridad que deben implementarse en los establecimientos para prevenir la entrada de la enfermedad y las pautas de control establecidas en los planes de vigilancia autonómicos.