“A menos que se tomen medidas de inmediato, ya no será posible garantizar la seguridad alimentaria, es decir, el suministro de alimentos básicos”. En estos términos comienza una carta abierta firmada por la Junta Europea de la Leche (European Milk Board, EMB), organización que reúne a productores de leche de 15 países europeos, junto con la Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC), que reúne a 31 organizaciones campesinas, rurales y de trabajadores agrícolas en 21 países europeos. Su condición como productores agrícolas en la base misma de la producción de alimentos les hace observar el estado actual de los sistemas de producción de la UE "con gran preocupación".
Además de los grandes desafíos para el sistema alimentario que representan la guerra en Ucrania y la pandemia de coronavirus, las dos organizaciones señalan otro factor decisivo que está poniendo en grave peligro la seguridad alimentaria: el sistema agrícola actual de la UE. "Si bien es difícil mitigar las guerras externas y las pandemias desde dentro de la UE, la Unión Europea puede y debe adoptar un modelo agrícola que pueda garantizar la seguridad del suministro de alimentos a medio y largo plazo, a pesar de las crisis internas y externas. Si no se toman tales medidas, los estantes vacíos y la escasez de alimentos se convertirán en parte de nuestra vida diaria, así como todos los efectos negativos que esto pueda traer".
El status quo del sistema agrícola de la UE, explican, no es una opción para los agricultores y para el planeta, y la EMB y la ECVC lo desglosan del siguiente modo, aportando también sus propuestas de mejora:
El ritmo al se están perdiendo productores en la UE es alarmante. Debido al precio productor extremadamente bajo que ya resulta crónico, y que apenas cubre los costes de producción, muchos agricultores ya han abandonado el sector de producción de alimentos. Los agricultores no tienen otra opción que renunciar a la producción de alimentos porque, a pesar de su arduo trabajo, apenas pueden llegar a fin de mes.
En el sector lácteo, por ejemplo, la renta media por hora para los productores de leche de la UE es de 4,19 euros; en concreto, 0 euros para los productores holandeses, y 5,25 euros y 6,10 euros para sus compañeros de Luxemburgo y Alemania respectivamente. Además, las crisis e incertidumbres tan recurrentes, unido al hecho de que haya cada vez más requisitos que no cubren los costes por parte del legislador, los procesadores y los minoristas empujan a los agricultores a la quiebra e impiden que la próxima generación entre al sector, lo que hace que se agrave aún más la situación. Por lo tanto, en países productores clave como Francia, Alemania y los Países Bajos, el volumen de leche que se produce está disminuyendo.
La explosión actual de los costes de producción está acelerando esta tendencia hasta tal punto que la estructura de producción actual y la prevista para el futuro no podrá garantizar una producción de alimentos estable dentro de la UE.
La razón principal de esta problemática situación del sector agrícola es la orientación de la política agrícola de la UE a favor de productos baratos y exportaciones baratas, la liberalización comercial generalizada, la dependencia global y la desregulación interna, unido a las múltiples crisis asociadas del sector, que han diezmado las estructuras productoras. Las empresas multinacionales capitalizan esta orientación, lo que también se traduce en una dependencia masiva y debilita la autonomía de las explotaciones y de la UE, un golpe potencialmente fatal para la situación económica y social de los agricultores. Durante las últimas tres décadas, los márgenes de los productores se han reducido a niveles insostenibles.
Cuando se trata de la producción de leche, por ejemplo, esta reducción es clara en el Margen Económico Neto I, que en la UE, ha pasado de 3,79 céntimos/kg de leche en 1989 a -4,96 céntimos/kg en 2019, claramente en el rojo. Las pequeñas y medianas explotaciones en particular, que son la columna vertebral del sector agrícola y de la vida rural, así como muchas explotaciones de mayor tamaño, no pueden mantenerse a flote en estas condiciones.
Una estructura productiva robusta e integral evitaría la concentración de la producción en un pequeño número de localidades y, por ende, la industrialización malsana de la producción agrícola. Por todas estas razones, el statu quo no es una opción aceptable para los agricultores y los ciudadanos.
La EMB y la ECVC lanzan las siguientes propuestas ante esta situación:
Para las organizaciones que firman la carta abierta, el Pacto Verde y De La Granja a la Mesa son estrategias de sostenibilidad sin la suficiente participación de los productores y sin las herramientas necesarias para su puesta en marcha: "aunque está claro que una política ambiental y climática sin las herramientas necesarias y sin la participación de los productores agrícolas no puede funcionar, estos aspectos se han descuidado de forma masiva en el Pacto Verde y en la estrategia De La Granja a la Mesa".
La desenfrenada estructura de producción que resulta depredadora debería haberse reformado para crear las condiciones necesarias para una estrategia exitosa de sostenibilidad. Sin embargo, se desperdició esta oportunidad, denuncian.
Además, se debería haber dotado a los productores de las herramientas necesarias para cumplir con los numerosos objetivos de sostenibilidad. En lugar de eso, estos objetivos simplemente se les han puesto delante y han tenido que hacer frente a toda la carga de estas estrategias, lo que resulta imposible dados los niveles de ingresos ya de por sí preocupantes en el sector agrícola.
Como las importaciones agrícolas en muchas áreas no cumplen con los estándares de la UE, los consumidores europeos se enfrentan a mayores riesgos para la salud y los agricultores de la UE a cambios perjudiciales en la competencia. Con unos estándares de sostenibilidad de la UE que serán más estrictos en el futuro y que no se cumplirán fuera de la ella, se espera una mayor incertidumbre.
La liberalización del comercio y las exportaciones baratas ejercen presión sobre la producción local, también en la UE y en el resto del mundo, advierte EMB y ECVC: "el enfoque de liberalización tan extremo del comercio ha aumentado significativamente la dependencia de la UE de los bienes producidos en el exterior, y los precios de dumping globales externos son la regla general, en lugar de los precios adecuados de la UE en consonancia con los estándares y costes de producción locales". Esto lleva a los productores de todo el mundo a luchar bajo la presión de los productos baratos, algo que resulta evidente en los precios extremadamente bajos al productor en la UE y que se traduce en el dumping de leche en polvo barata en los mercados locales para el África Occidental.
Los agricultores de ECVC y EMB están "muy preocupados y alarmados. Nuestro sistema agrícola debe reformarse ahora. No hay tiempo que perder porque la UE está caminando sobre una fina capa de hielo que ya está agrietada en muchos lugares. Ahora es el momento de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograr una estabilidad sostenible en nuestras estructuras de producción en términos de sostenibilidad y resiliencia, en la perspectiva de la soberanía alimentaria en la UE y en todo el mundo. Sin las personas que aseguran la producción de alimentos, no habrá alimentos y esto será devastador para la seguridad alimentaria en la UE".