El Ministerio de Agricultura de los Países Bajos emitió el pasado miércoles un comunicado sobre una vaca infectada con encefalopatía espongiforme bovina (EEB), también conocida como "enfermedad de las vacas locas", en lo que representa el primer caso en el país desde 2011.
Hay dos tipos de EEB: clásica y atípica. La variante atípica puede darse en animales mayores y se desarrolla espontáneamente sin una aparente infección externa. La variante clásica, por su parte, se ha relacionado con la reutilización de proteínas animales en la alimentación de animales. Las personas que comen carne infectada pueden desarrollar la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (VEJC), que causa problemas psiquiátricos, de comportamiento y síntomas neurológicos. Esta variante clásica se halló por primera vez en Gran Bretaña en 1986, y se han encontrado 88 casos en los Países Bajos.
La VEJC es una enfermedad priónica mortal con un período de incubación extremadamente largo. Una vez diagnosticada, generalmente dura un poco más de un año y desemboca en la muerte. El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades ha informado que 226 personas en todo el mundo murieron por VEJC entre 1996 y 2015.
El nuevo caso de vaca loca pertenece a la variante atípica de la EEB, ha señalado el Ministerio de Agricultura, y fue encontrada en una granja en Zuid-Holland. En casos muy raros, la EEB atípica se desarrolla natural y espontáneamente en ganado mayor. No es causada por pienso animal contaminado, a diferencia de la EEB clásica. Es el cuarto caso de EEB atípica declarado en los Países Bajos y solamente el cuarto encontrado en el Espacio Económico Europeo en los últimos cinco años.
El ministerio indicó que la vaca no entró en la cadena alimentaria y, por lo tanto, no representa un riesgo directo para la salud pública. Sí que se sacrificaron y analizaron otros 13 animales que, excepto uno, estaban ubicados en la misma granja de Zuid-Holland, incluyendo un descendiente, cuatro animales que nacieron en la misma granja dentro de los 12 meses de la aparición del animal infectado, y ocho otros que se mantuvieron cerca de la vaca contagiada durante su primer año de vida.
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