Tras ocho años consecutivos en la presidencia de la Sociedad Española de Ovinotecnia y Caprinotecnia (SEOC) y después de concluir en octubre de 2019 el congreso de esta entidad celebrado en Córdoba, María Jesús Alcalde cedió el testigo al frente de SEOC a Jesse Barandika. Dos años antes, en Harrogate (Inglaterra), el equipo que lideraba esta veterinaria, catedrática de Producción Animal de la Universidad de Sevilla, logró que la candidatura española para el X Congreso Mundial de Ovino se impusiera a la de Melbourne (Australia) y Toronto (Canadá). Aplazada la convocatoria de 2021 por causa de la pandemia, el próximo 6 de marzo y hasta el 10 del mismo mes arrancará en Sevilla la cita veterinaria más relevante en pequeños rumiantes. Las expectativas son máximas.
¿Cómo lograron llevarse el gato al agua y que, por primera vez, este congreso no se celebre en un país anglosajón?
SEOC es una entidad compuesta por alrededor de 350 técnicos y veterinarios de todo el país pero que ya cuenta con casi medio siglo de historia detrás. Nuestro prestigio creo que radica en la capacidad de convocatoria y organización y en el buen nivel académico y técnico que hemos demostrado en los sucesivos congresos anuales –nacionales e internacionales- que, con carácter itinerante, realizamos por toda la geografía española. En nuestra elección como sede y organizador creo que, además de llevar en nuestra candidatura un proyecto de congreso muy elaborado, pesó también el valor estratégico que ha pasado a tener el ovino español tras la consumación del Brexit. España es hoy la primera potencia en ovino de la UE-27, con una cabaña con 15,5 millones de cabezas solo por detrás a nivel continental de la Federación Rusa y del propio Reino Unido. Tenemos un sector muy plural, con una gran importancia de la producción intensiva pero también de la extensiva, con peso específico en la producción de carne, de leche y una importante cuota de mercado en quesos. A eso conviene añadirle el indudable atractivo turístico de España y de Sevilla y, claro, las buenas comunicaciones e infraestructuras. No menos relevante es la capacidad técnica de nuestros centros de investigación, de selección de razas, de mejora genética, de nuestros veterinarios clínicos. El sector atraviesa por serias dificultades pero eso no puede ocultar que tenemos muchas cosas que también se envidian desde fuera.
¿Qué grado de internacionalización tendrán sus ponentes?
El Comité Científico lleva años preparando los contenidos que se van a abordar y seleccionando las figuras más destacadas para cada uno de ellos. En muchos casos, ciertamente y como antes ya sugería, no hemos tenido que buscar mucho fuera para encontrar a los mejores especialistas. Vienen investigadores y congresistas de 45 nacionalidades distintas, se han enviado más de 300 comunicaciones y se han programado 70 conferencias en tres o incluso cuatro salas diferentes. Y un porcentaje muy alto –no por hacer patria chica sino porque objetivamente eran la mejor opción- de los expertos que expondrán son españoles. Por concretar, de los ocho grandes ‘gurús’ que han sido llamados como plenary speakers, dos son españoles: me refiero a Pedro Poza, uno de los veterinarios investigadores que más vasto conocimiento tiene de la historia de la oveja Merina y del ovino en general, y a Juan Miguel Rodríguez, que es catedrático del departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los más excelsos especialistas en la microbiota perinatal. En las ponencias cortas o keynotes que introducirán en las grandes temáticas escogidas, los españoles también ocupan un lugar preeminente. Y, claro –como es tendencia en esta profesión que hace solo unas décadas era fundamentalmente masculina- el peso emergente y no sé si preeminente femenino es también otra característica importante a destacar.
Y por procedencias, ¿cuáles serán las delegaciones de congresistas más relevantes?
Por razones evidentes, la mayor presencia será española y en general de la UE. Entre este grupo destacan, por este orden, griegos, franceses, alemanes, italianos, holandeses, portugueses, noruegos, austríacos, finlandeses, checos, belgas, suizos, búlgaros, letones, lituanos… Un segundo importante colectivo es el anglosajón y ahí destacan los británicos (ingleses, irlandeses y escoceses), australianos, canadienses y estadounidenses, que son las nacionalidades que más tradición y peso tienen también en la International Sheep Veterinarian Asociation (ISVA). En tercer lugar, por afinidad cultural, se situarían los países latinoamericanos, entre los que destacarían los veterinarios brasileños, uruguayos, mexicanos y colombianos. Por último, nos ha llamado la atención la gran cantidad de países africanos que aportan pequeñas delegaciones (de Sudáfrica, Marruecos, Egipto y ya casos más anecdóticos de Botsuana, Malaui, Ruanda…) El continente menos representado es Asia pero de este continente también contamos con un congresista paquistaní y quizá alguno más....
¿Qué ejes temáticos se abordarán?
Finalmente, se acordaron cuatro bloques fundamentales:
No queda ningún ámbito de la veterinaria ovina sin tocar (patología, producción, alimentación, reproducción…).
Uno de esas grandes áreas de trabajo es la reducción del uso de antibióticos, lo que es un tema de salud pública fundamental pero también un factor que puede condicionar la rentabilidad de la actividad. ¿Cómo se puede mantener ese difícil equilibrio?
Una de las presentaciones más esperadas se dará durante la primera jornada del congreso. Ha habido cambios de última hora en cuanto al ponente pero finalmente vendrá, en representación de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), Sara Sacristán Álvarez, que es técnica superior y una de las responsables del PRAN del ovino. Por primera vez se darán a conocer los resultados del Plan Reduce de esta cabaña. Sabemos que la disminución ha sido espectacular, lo que acredita que el esfuerzo de veterinarios y ganaderos ha sido enorme. Y eso está muy bien porque, efectivamente, las resistencias antimicrobianas son un problema de salud pública de primer orden frente al que todos los veterinarios nos debemos de comprometer, dentro de lo que implica el concepto One Health. Pero más allá de tales resultados, también se darán otros no tan positivos, esta vez vinculados con la tasa de mortalidad que esa reducción probablemente ha significado. La cuestión es especialmente relevante porque este sector, al contrario que otros con producciones más intensivas, venía prescribiendo antibióticos fundamentalmente como tratamientos contra las bacterias, por razones sanitarias y no como un factor de crecimiento, como sí ha ocurrido con otras producciones. Ahora habrá que saber buscar ese equilibrio que mencionas y empezar a preocuparse por cómo revertir esa situación y mejorar también la rentabilidad mientras se sigue luchando contra las resistencias. Se darán ideas, se debatirán estrategias, se hablará de bioseguridad, de alternativas a los antibióticos, de cómo vender ese factor de sostenibilidad y de lo saludable…