El parásito Fasciola hepatica es el causante de la fasciolosis, una enfermedad muy importante para el ganado ovino y bovino en Castilla y León. La cabaña ganadera en la comunidad tiene un gran peso en la economía regional y este parásito llega a afectar a entre un 40 % y un 50 % de los animales, de manera que puede reducir de forma sensible la producción de leche y carne.
Además, Fasciola hepatica también infecta al ser humano y, por lo tanto, genera preocupación en el ámbito de la salud. Aunque no es un problema común en los países desarrollados, se calcula que 2,5 millones de personas lo sufren en países tropicales. Otros 17 millones están en riesgo. Influyen el clima y la temperatura, pero sobre todo la pobreza y las deficiencias sanitarias.
Para entender por qué ocurre, hay que fijarse en su ciclo de vida. Cuando se liberan los huevos de Fasciola hepatica a través de las heces del animal, estos llegan al medio ambiente y son capaces de infectar a los caracoles. Dentro del caracol se produce una reproducción asexual. Sale del caracol y se adhiere a una planta acuática. Así, cuando el animal ingiere la planta llega a su intestino y allí sale del huevo en forma de larva. A continuación, cruza la barrera intestinal, viaja por el peritoneo y llega al hígado. En este órgano empieza a crecer y permanece durante varias semanas hasta que se mueve de nuevo a través de las vías biliares para llegar a la vesícula biliar. En este momento ya es adulto, tiene capacidad para reproducirse y empieza a liberar los huevos que, de nuevo, salen al medioambiente.
En este contexto, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro del CSIC) trabaja desde hace años en la búsqueda de una vacuna contra Fasciola hepatica, y el Laboratorio de Helmintos Parásitos de Importancia Zoonótica (ATENEA), liderado por Mar Siles, está dando nuevos pasos contra la fasciolosis. “En la actualidad solo hay un fármaco capaz de combatir eficazmente a Fasciola hepatica“, explica en declaraciones a la agencia DiCYT Marta López García, que realiza su tesis doctoral en este grupo. No obstante, el gran problema es que cuando se detecta un caso, se administra a toda la explotación ganadera, independientemente de que otros animales estén infectados o no, y así se van generando resistencias en el parásito con el paso de los años. Por lo tanto, urge buscar alternativas frente a la enfermedad y una de ellas es el desarrollo de vacunas.
En concreto, este equipo del IRNASA-CSIC pretende lograr una vacuna basada en proteínas recombinantes. “Estamos seleccionando proteínas que podrían ser candidatos vacunales porque son importantes para lograr la infección”, comenta la investigadora. En su caso, Marta López centra su tesis en estudiar el paso entre la barrera intestinal y le hígado. “Tenemos varios modelos que representan el ciclo del parásito dentro del hospedador vertebrado y queremos encontrar las proteínas clave a la hora de completarlo”, añade. El siguiente paso sería probarlas en modelos in vivo y perfeccionar la futura vacuna añadiendo otros componentes esenciales, como los adyuvantes.
Marta López explica su trabajo en un vídeo con el que participa en la cuarta edición del concurso "Yo investigo. Yo soy CSIC". El objetivo de este certamen es difundir el trabajo de investigadores que están realizando la tesis en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. “Es importante mostrar lo que hacemos en el laboratorio de una manera divulgativa. Además, este formato nos permite intentar ser originales y creativos”, destaca la científica del IRNASA-CSIC, que ha tenido que resumir su investigación en tres minutos y, además, hacerlo de forma entretenida.
Hoy en día, la divulgación también es una pieza clave de la formación científica. “Todos tenemos que comunicar nuestro trabajo. Hay una parte que tenemos muy interiorizada, que es la comunicación a otros investigadores a través de la publicación de artículos; pero también hay otra parte, que es la divulgación, con la que debemos intentar llegar a todos los públicos y de manera comprensible. Es importante hacer partícipes a los ciudadanos de lo que estamos investigando”, comenta.
La investigadora del IRNASA-CSIC intenta en estos días difundir su vídeo todo lo posible, ya que la primera fase del concurso premia, precisamente, el impacto de los vídeos. Por una parte, dos de los finalistas serán los que hayan tenido mayor difusión. Por otra, un jurado profesional evaluará otros aspectos para seleccionar otros ocho vídeos valorando claridad en la exposición, la corrección en la exposición o la creatividad. Al final, el premio se podrá invertir en formación.