Raúl Martínez, técnico de rumiantes de Syva, fue el encargado de conducir esta nueva edición que tuvo lugar en Villanueva de la Serena (Badajoz) el pasado 26 de octubre. En su presentación dio la bienvenida a los más de cien asistentes y recordó el formato participativo con el que se organizan los “Diálogos del ovino”, con el fin de que todos puedan plantear sus dudas y sus opiniones. Asimismo, tuvo unas sentidas palabras de recuerdo para con el recientemente fallecido profesor de la Facultad de León, Valentín Pérez, una persona muy querida, admirada y respetada en el sector.
El investigador del CSIC en el Instituto de Agrobiotecnología de Navarra, Ramsés Reina, impartió la primera ponencia sobre la respuesta inmunitaria de los corderos, de cara a planificar los programas vacunales en estos animales. Para ello hizo un repaso de cómo están relacionadas la inmunidad innata y la adquirida, destacando que los corderos son inmunocompetentes desde su nacimiento.
Así, a lo largo de la evolución, los animales han desarrollado mecanismos para detectar de una forma inespecífica virus y bacterias (por ejemplo, la presencia de ARN de doble cadena que solo se da en los virus). De esta manera, según se encuentren estos patógenos en el citoplasma o en el exterior de las células se activan diferentes mecanismos de defensa.
Los neonatos a través del calostro reciben por parte de la madre inmunoglobulinas, citocinas, células inmunitarias, etc., que les confiere una protección pasiva. No obstante, a partir del destete, cuando esta protección va disminuyendo y desaparece, los corderos ya son capaces de responder al desafío de las vacunas parenterales de una manera más intensa. Antes, los anticuerpos maternales rodean a los antígenos (opsonización) y el sistema inmunitario del cordero no puede reconocerlos para reaccionar frente a ellos. En este sentido, la vacunación a través de mucosas (en las que los anticuerpos maternales se encuentran en menor proporción) puede ser de gran ayuda.
Por su parte, Guillermo Vizuete, del servicio técnico comercial de Nutral SCA, recordó en primer lugar las características que definen la calidad de los forrajes e hizo una enumeración de las alternativas existentes a la paja de cereal para completar el aporte de volumen en las raciones de las ovejas, sin arruinarse y sin comprometer el rendimiento y la salud de los animales. Es evidente que hay que adaptarse a cada explotación y hacer números antes de tomar cualquier decisión (por ejemplo, no hay que dejarse llevar por los supuestos precios bajos de algunos alimentos húmedos que son agua en su mayor parte). Así, tenemos la paja de maíz, arroz o de colza, cada una con sus particularidades. Los henos son también una alternativa interesante desde el punto de vista nutricional, y más ahora que se están produciendo descensos en el precio de la alfalfa. Las pulpas de remolacha, de naranja o de tomate, el ensilado de maíz o sorgo, la hoja de olivo y el capote de almendra pueden ser también una opción.
Una de las partes que más disfrutaron los asistentes fue la exposición por parte de Miguel Ángel Hurtado, director técnico veterinario de Lajara Servicios Veterinarios, de un caso clínico de carbunco bacteridiano (ántrax). Esta zoonosis, aparentemente superada, es un claro ejemplo de cómo se debe aplicar el concepto “One Health” con una visión holística a la lucha contra las enfermedades. En este foco, los animales no presentaron todos los síntomas inequívocos de la enfermedad que son, además de la muerte súbita de un gran número de animales, exudado hemorrágico en mucosas oral, nasal y anal, y falta de rigor mortis.
Así, al manifestar los animales solo una elevada mortalidad y sangre en ollares en algunos casos, el primer diagnóstico fue de neumonía por Pasteurella. Sin embargo, tras el tratamiento correspondiente, los animales no mejoraron y continuaron muriendo a un ritmo elevado. Según los resultados de las muestras remitidas al laboratorio, se trataba de un caso de enterotoxemia. Pero los animales tampoco mejoraron. En ese momento, coincidió que los animales fueron trasladados a otro lugar. Es entonces cuando el cuadro clínico cambia radicalmente y los animales dejan de morir. Rápidamente las sospechas apuntan de una forma clara a una infección por Bacillus anthracis, o bien hacia una intoxicación por plantas (Ferula communis). La inexistencia de esta planta en la zona de pasto de las ovejas y la identificación laboratorial confirmaron el diagnóstico correcto. La vacunación, junto a un tratamiento antibiótico de refuerzo posterior, consiguió resolver el caso eficazmente, tras más de cien bajas en el ganado y de contagiar a los propios ganaderos que desarrollaron costras y úlceras en la piel.
El siguiente en intervenir fue el profesor de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, Alfonso Carbonero, con una ponencia dedicada a explicar cómo los modelos predictivos dinámicos pueden ayudar en la lucha contra las enfermedades. Para ello, comenzó definiendo en qué consisten los modelos predictivos, que se basan en el conocimiento de las causas de una determinada patología para abordar la puesta en marcha de un programa de lucha específico. Los modelos estáticos utilizados hasta la fecha se centran más en regiones o grandes colectivos. Los modelos dinámicos se fijan más en el individuo y en explotaciones concretas. En este caso, la clave radica en la automatización de la recogida de datos que permita tener resultados en tiempo real. El objetivo es determinar qué factor o factores están actuando en cada momento en una explotación para poder tomar las decisiones correctoras adecuadas.
Ante la inminente entrada en vigor del RD 364/2023, Cristina Sanz, jefa del servicio de Sanidad Animal de la Junta de Extremadura, explicó los principales puntos de esta normativa que desarrolla, entre otras cuestiones, la figura del veterinario de explotación, y respondió a las dudas planteadas por los asistentes. Así, describió las responsabilidades y obligaciones de veterinarios y ganaderos, la importancia de definir un Plan Sanitario Integral (PSI) adecuado y cumplirlo, o qué explotaciones están obligadas a tenerlo. En breve, se publicará la clasificación del riesgo de cada explotación y del número de visitas que se deberán realizar en consecuencia.
La última de las exposiciones, a cargo de David Aparicio, del departamento de ganadería de Corsevilla y Ruben Martín, profesor de la Universidad de Sevilla, presentó un interesante proyecto que se está llevando a cabo para mejorar la tipificación de corderos con la incorporación de la tecnología que está llamada a cambiar el mundo tal y como hoy lo conocemos, la inteligencia artificial (IA).
En este caso, lo que se persigue es obtener el mayor número de datos posible para apoyar la toma de decisiones a la hora de afrontar, por ejemplo, nuevas demandas de la sociedad. Es el caso la producción de corderos machos con mayor peso vivo, sin perder rendimiento productivo (y económico en consecuencia).
La clave de los sistemas de IA no está tanto en los algoritmos sino en la recogida de datos. Por ello es muy importante “sensorizar” todo (instalaciones, animales, etc.; crotal electrónico, acelerómetro, podómetros, termómetros, GPS, cámaras, básculas, etc.), para disponer del mayor número posible de valores.
El proyecto de Corsevilla para mejorar la eficiencia de la tipificación de corderos parte de una báscula con cámaras de distintos tipos, un lector de crotales y un ordenador que recibe y procesa los datos. Por ejemplo, a base de correlacionar el volumen y el peso de los animales, se persigue eliminar la báscula con el fin de conseguir un sistema más sencillo que “pese” a los animales con solo conocer su volumen. También se está trabajando en la automatización de la identificación del animal por reconocimiento facial (para evitar tener que hacerlo de forma manual mediante la lectura de los crotales auriculares), del sexo por imagen, etc., entre otras variables de interés.