C. Gonzalo Abascal [1], F. J. Pleguezuelos Hernández [2], F. J. Crespo Ramos [3], M. C. García Jimeno [4] y L. F. de la Fuente Crespo [1]
[1] Facultad de Veterinaria de la Universidad de León
[2] Asociación Nacional de Criadores de Caprino de Raza Murciano-Granadina (Caprigran)
[3] Cooperativa Valmoro (Zamora)
[4] Consorcio de Promoción del Ovino
La producción y calidad lecheras dependen de numerosos factores genéticos y ambientales como la raza explotada y su adscripción a un programa de mejora genética, la sanidad mamaria, el rebaño, el sistema y rutina de ordeño, la alimentación, el número y tipo (simple o múltiple) de parto, el estado de lactación, la estación y año de parto, el número diario de ordeños, etc., por lo que su optimización dependerá de la integración idónea de todos ellos en lo que comúnmente se conoce como manejo del rebaño. El estudio de estos factores en la oveja y en la cabra es muy amplio, por lo que este artículo se centrará únicamente en la raza y en la sanidad mamaria como factores básicos muy relevantes.
La raza es un importante factor de variación de la producción y composición de la leche (tabla 1) que se beneficia del progreso genético derivado de los programas de selección llevados a cabo por las diferentes asociaciones ganaderas. En el caso del ganado ovino lechero de Castilla y León, autonomía que aglutina el 65 % de la producción nacional de leche de oveja, las razas autóctonas (Churra y Castellana, fundamentalmente) quedan reducidas a menos del 10 % de los rebaños y predominan las razas extranjeras (mayoritariamente Assaf) y sus cruces, que representan el 90,5 %. La producción anual media de los rebaños es significativamente mayor en los rebaños de razas extranjeras, seguida por los cruces y finalmente por las razas autóctonas. Inversamente, la calidad de la leche —y particularmente, el extracto quesero— es mayor en los rebaños de razas autóctonas (12,79 %), seguido por los cruces con razas extranjeras (11,88 %) y, por último, las extranjeras puras (11, 67 %). No hay diferencias en cuanto al recuento celular entre rebaños en función de la raza, pero sí en cuanto al recuento bacteriológico, con menores valores en las razas extranjeras (133 x 103 ufc/ml) y peores en las razas autóctonas (231 x 103 ufc/ml). Ello evidencia un fenómeno de dilución o de concentración de las bacterias según el volumen de leche producido. Finalmente, tampoco hay diferencias en la nota de auditoría de buenas prácticas en función de la raza. Como primera conclusión podemos decir que los ganaderos han optado mayoritariamente por las razas más eficientes desde el punto de vista de la producción lechera, buscando optimizar los costes de producción con relación a los de mantenimiento e intensificando los sistemas productivos. Además, ello es considerado por los productores como una verdadera conquista social en relación a los sistemas tradicionales basados en el pastoreo.
En cuanto al ganado caprino, existen también diferencias importantes entre razas tal como se aprecian en la tabla 2 y se evidencia de nuevo que las razas más productivas son las que presentan menores contenidos de grasa y proteína.
La sanidad mamaria es un claro factor de sostenibilidad de los rebaños lecheros y constituye la base de cualquier programa de mejora. En efecto, las mastitis subclínicas son un problema común en los rebaños lecheros y el recuento celular de la leche (RCS) se ha usado ampliamente en los pequeños rumiantes como un método indirecto y barato para el diagnóstico del estatus sanitario de la ubre. En este sentido, la importancia de las mastitis subclínicas y del RCS como factor limitante de la producción lechera está bien documentada en el ovino (Gonzalo et al., 1994; 2002), pero es confuso en el caprino lechero, especie en la que los factores no infecciosos tienen un elevado impacto sobre el RCS que dificulta la interpretación de los resultados. Adicionalmente, no faltan autores (Koop et al., 2010) que señalan que las pérdidas de leche causadas por infecciones subclínicas de la ubre son limitadas en las cabras y que cuestionan también el valor del RCS como herramienta para estimar la magnitud de tales pérdidas. Para estos autores, las negativas correlaciones entre el RCS y la producción lechera podrían ser confundidas con el efecto del estado de lactación, debido a las curvas de lactación inversas entre ambas variables (Rota et al., 1993), de manera que las bajas producciones lecheras estarían asociadas a los elevados RCS de final de lactación debido a un mero efecto de concentración de las células en volúmenes decrecientes de leche a medida que progresa la lactación.
Con el fin de evitar el efecto distorsionador del estado de lactación, hemos estudiado el efecto del RCS sobre la producción lechera dentro de la lactación, es decir, dentro de cada uno de los meses de la lactación, donde se supone que la variación de la producción lechera de los animales resulta muy pequeña. Las figuras 1 y 2 muestran la evolución de la producción lechera a medida que el nivel de RCS aumenta dentro de cada mes de lactación, en cabras Murciano-Granadinas y en ovejas Assaf en control lechero. Ambas figuras evidencian una evolución de pendiente siempre negativa, de manera que para recuentos celulares inferiores a 1.000 x 103 células/ml las pérdidas medias de producción de leche en control lechero fueron del 16,0 % (de 12,3 % a 19,6 %) para el ganado ovino y de 7,7 % (de 3,9 % a 10,8 %) para el ganado caprino. Las pérdidas productivas fueron menores en el ganado caprino que en el ovino, si bien se debe reseñar que en la cabra tenemos ya pérdidas de prácticamente el 4 % para el nivel de RCS 201-400 x 103 células/ml. Por otra parte, y contrariamente a lo reseñado por Koop et al. (2010), estos resultados mostraron la adecuación del RCS como una herramienta válida para estimar la magnitud de las pérdidas de producción tanto en el ovino como en el caprino lechero, a la vez que enfatizan la necesidad de establecer programas de control y prevención de las mastitis subclínicas basados en el RCS con el fin de optimizar la sanidad mamaria y la producción lechera.
Barrón-Bravo, O. G., A. J. Gutiérrez-Chávez, C. A. Ángel-Sahagún, H. H. Montaldo, L. Shepard, and M. Valencia-Posadas. 2013. Losses in milk yield, fat and protein contents acccording to different levels of somatic cell count in dairy goats. Small Rumin. Res. 113: 421-431.
Gonzalo, C., J. A. Carriedo, J. A. Baro, and F. San Primitivo. 1994. Factors influencing variation of test day milk yield, somatic cell count, fat and protein in dairy sheep. J. Dairy Sci. 77: 1537-1542.
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Rota, A.M., C. Gonzalo, P.L. Rodríguez, A.I. Rojas, L. Martín, and J.J. Tovar. 1993. Effects of stage of lactation and parity on somatic cell counts in milk of Verata goats and algebraic models of their lactation curves. Small Rumin. Res. 12: 211-219.