John Remnant
School of Veterinary Medicine and Science University of Nottingham (Reino Unido)
Imágenes cedidas por el autor
Traducido por Teresa García Rubio. Albéitar
La cojera es un problema endémico del vacuno lechero en todo el mundo. La mayoría de las estimaciones de los países con una industria láctea desarrollada sugieren que alrededor de un cuarto a un tercio de las vacas lecheras pueden presentar cojeras en un momento dado. Además de las implicaciones obvias que tienen las cojeras en el bienestar, se ha mostrado que reducen la producción de leche y el rendimiento reproductivo del ganado afectado.
La mayoría de los casos de cojeras en el ganado se originan en el pie. Las lesiones del pie que causan cojeras en el ganado vacuno pueden dividirse en dos grandes grupos: enfermedades infecciosas y enfermedades de la pezuña. Las enfermedades infecciosas generalmente afectan a las estructuras blandas del pie. Las enfermedades más comunes del tejido blando son las dermatitis digital (infección de la piel de la pezuña asociada a treponemas) y la necrobacilosis interdigital causada por una infección bacteriana aguda de la piel interdigital. Las lesiones más comunes de la pezuña son la enfermedad de la línea blanca, la úlcera de suela y hemorragia. Los casos de lesiones de la pezuña tienden a ser más crónicos y graves que los casos de enfermedades infecciosas, por lo que provocan mayores pérdidas económicas. Además, cada vez existen más informes sobre las “lesiones no cicatrizantes” que parecen ser lesiones de la pezuña infectadas con dermatitis digital. Aunque ambos tipos de enfermedades son importantes y es necesario controlarlas, este artículo se centrará en las lesiones de pezuña.
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Imagen de microtomografía computerizada que muestra la sección digital del pie bovino. El dedo está en la derecha de la imagen y la gran estructura blanca en el medio es el hueso podal. El tendón flexor del hueso podal está identificado con el círculo rojo. |
El conocimiento de las lesiones de pezuña en ganado vacuno continúa en desarrollo. Estas parecen ser una alteración del crecimiento normal del casco como resultado de la presión en el corion. Antes, este aumento de presión se consideraba debido a los mediadores inflamatorios en el torrente circulatorio de una acidosis ruminal subaguda que actuaban en las laminillas de la pezuña. Sin embargo, esto parece cada vez menos probable y, en la actualidad, se piensa que el aumento de la presión está causado por factores físicos, en particular alrededor del parto, ya que las estructuras de soporte de la pezuña se relajan.
También hay cada vez más evidencias de que la pérdida de puntuación de la condición corporal alrededor del momento del parto puede contribuir a la enfermedad, reduciendo la capacidad de protección de la almohadilla digital. La almohadilla digital es una capa grasa que se encuentra entre los huesos de las falanges y la suela del pie de los bovinos. El resultado del aumento de la presión es una alteración del crecimiento de la suela del casco más comúnmente en sitio de flexión del hueso de la tercera falange, que puede provocar una hemorragia o una úlcera en la mitad de la pezuña. Alternativamente, puede tener lugar una debilitación del casco en la unión de la línea blanca, que puede dañarse debido a las fuerzas de cizallamiento y resultar en la enfermedad de la línea blanca. Las lesiones de pezuña parecen ser más prevalentes en ganado de alto rendimiento y en sistemas estabulados.
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Hematomas y hemorragias de la suela en la clásica úlcera de suela en el medio de la pezuña, bajo el tendon flexor. |
Existe gran cantidad de investigaciones que identifican los factores de riesgo de las cojeras en ganado vacuno y se están llevando a cabo trabajos para dilucidar la patogénesis de las lesiones de pezuña; sin embargo, hay muy pocas investigaciones sobre los protocolos de tratamiento de las cojeras. Todo el mundo está de acuerdo en que es mejor prevenir que curar, pero, teniendo en cuenta la prevalencia, el impacto y la tendencia a la intensificación de estas lesiones, son precisos tratamientos efectivos para reducir el tiempo que una vaca sufre cojera. En una revisión sistemática de las publicaciones peer-reviewed entre 2000 y 2011, Potterton et al. (2012) encontraron solo tres artículos que describían el tratamiento de las lesiones de pezuña. De estos tres artículos, dos eran casos clínicos, así que solo en uno se estudiaba el efecto de la suplementación con biotina en el tratamiento de la úlcera de suelo. Potterton et al. extendieron el periodo de búsqueda de publicaciones a antes del año 2000 y encontraron muy pocos estudios sobre el tratamiento de las lesiones de pezuña. A pesar de esta falta de evidencias experimentales de los mejores protocolos de tratamiento de lesiones de pezuña, muchos veterinarios, paraprofesionales y ganaderos los utilizan y defienden. Potterton et al. concluyeron que casi todos los tratamientos que se aplican en los casos de lesiones de pezuñas en el ganado vacuno no están basados en una evidencia experimental, sino en informes anecdóticos o en la opinión de expertos. Es muy importante puntualizar que esto no significa que los tratamientos existentes sean inapropiados, sino que ni se sabe si son buenos ni cuál es el mejor. Cuando se presentan estos hechos, muchas personas señalan que los tratamientos funcionan porque de lo contrario no se usarían. Uno de los peligros de esta clase de enfoque es pasar por alto el sesgo de confirmación. Este es un principio psicológico que dice que la gente tiende a buscar, interpretar y recordar la información que confirme sus creencias o hipótesis anteriores. Es decir; si se cree que un tratamiento funciona, se tiene una tendencia inherente a convencerse de que se está en lo correcto. También es probable que la autocuración sea probablemente muy alta, lo que puede enmascarar el fracaso del tratamiento, y hace importante que se identifiquen los tratamientos que ofrecen beneficios adicionales. El poder de un ensayo controlado y aleatorio radica en la superación de prejuicios psicológicos subconscientes como este para evaluar los tratamientos independientemente de los sesgos.
Un aspecto que cada vez aparece más claro en la bibliografía es que los tratamientos de las cojeras sean tempranos y efectivos. Se ha demostrado que retrasar el tratamiento de las vacas cojas es un factor de riesgo para que una unidad presentes altos niveles de cojera. El tratamiento temprano ha reflejado reducir la probabilidad de procedimientos repetidos, así como reducir el tiempo de recuperación. Los tratamientos tardíos han mostrado lo contrario: aumentar el tiempo de recuperación y reducir la probabilidad de cura. Este concepto está establecido para muchas enfermedades y parece de sentido común también para las cojeras. Sin embargo, mientras nadie consideraría apropiado dejar sin tratar un caso de mastitis clínica durante días, muchas vacas ligeramente cojas se quedan sin tratamiento varias semanas.
Para ser capaz de tratar rápidamente una enfermedad debe detectarse y reconocerse pronto. En un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Bristol (Leach et al., 2012), el 75 % de los ganaderos dijeron que trataban a las vacas cojas en las 48 horas posteriores a la aparición de la cojera. Cuando los investigadores visitaron las explotaciones, vieron que esto se hace en contadas ocasiones. Algunas vacas identificadas como cojas permanecían sin tratar durante más de cuatro semanas. Este estudio subrayó la importancia de utilizar la puntuación de cojeras para identificar a los animales cojos. Mediante el uso de un sistema objetivo, y la valoración de los andares de cada vaca individualmente, la cojera se detecta mucho antes que esperando a reconocer espontáneamente a una vaca coja. Sin embargo, existe una barrera adicional para detectar a las vacas pronto y también es necesario reconocerlas como cojas. Más investigaciones de la Universidad de Bristol (Horeman, 2014) estudiaron cómo los ganaderos definen a una vaca coja y en muchas ocasiones vieron cómo solo los casos que ellos identificaban como graves eran definidos por los ganaderos como cojeras. Esto no significa que los ganaderos sean incapaces de identificar las cojeras, sino que más bien tienden a cambiar el lenguaje que utilizan diciendo cosas como “simplemente no anda correctamente”. Esto sugeriría que el problema no es necesariamente con la capacidad de detección de cojeras de los ganaderos, sino que estos no llaman cojas a las vacas ligeramente cojas y no reconocen que necesiten tratamiento. Esto puede hacer necesario que los veterinarios utilicen diferentes definiciones para acercarse a los ganaderos que no consideran cojas a sus vacas con una cojera moderada.
Investigadores de la Universidad de Nottingham han publicado recientemente una prueba aleatoria y controlada de tratamientos de cojeras en vacas de leche (Thomas et al., 2015). Teniendo en cuenta que la importancia de una intervención temprana en el tratamiento de las cojera, compararon la tasa de éxito de cuatro grupos de tratamientos diferentes en casos de cojeras tempranas. Se puntuó la locomoción de las vacas quincenalmente y se eligieron para el estudio las que se identificaron cojas después de dos puntuaciones consecutivas. Se examinó el pie de la pata coja, y las vacas identificadas con lesiones de pezuña en únicamente la pezuña de la pata coja y con lesiones no infecciosas se reclutaron para el estudio y se distribuyeron aleatoriamente en uno de los cuatro grupos experimentales:
El estudio fue muy laborioso, ya que se examinaron más de 500 vacas y se recortaron a un total de 183. Esto puede explicar por qué se habían realizado previamente pocos estudios de esta naturaleza.
Los resultados indican que el tratamiento de lesiones de pezuñas temprano mediante la aplicación de un bloque ortopédico contralateral y la administración de un AINE maximiza las posibilidades de curación 35 días después del tratamiento. Tanto la adición de un bloque como un AINE por separado al recorte terapéutico parecieron aumentar la probabilidad de una cura, pero el uso de los dos juntos tuvo un efecto más fuerte.
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Fotografía del aspecto plantar de un pie bovino, en la que se muestra el bloque ortopédico aplicado en una pezuña sana para reducir la carga de peso en la pezuña enferma. |
Conclusiones
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En resumen, la cojera es una enfermedad importante del ganado lechero. Actualmente, las evidencias de los mejores métodos de tratamiento son limitadas. La aplicación de un bloque ortopédico y la administración de AINE mejora los resultados en las vacas que acaban de quedarse cojas con lesiones de pezuñas. El tratamiento temprano y eficaz puede ser una de las claves y no parece haber mucho margen para mejorar esto en las granjas potenciando la detección temprana a través de la puntuación de la locomoción y mejorando el reconocimiento, tal vez mediante el uso de una terminología diferente. La investigación en curso debería mejorar nuestra comprensión y capacidad para hacer frente a esta importante enfermedad del ganado lechero. |
Agradecimientos: el autor quiere agradecer su ayuda a Reuben Newsome y al profesor Jon Huxley de la Universidad de Nottingham por las imágenes y los consejos para la realización de este artículo
Thomas, Miguel-Pacheco, Bollard, Archer, Bell, Mason, Remnant, Sleeman, Whay & Huxley. (2015) Evaluation of treatments for claw horn lesions in dairy cows in a randomized controlled trial. Journal of Dairy Science 98, 4477-4486. doi:10.3168/jds.2014-8982
Horseman, Roe, Huxley, Bell , Mason & Whay.(2014) The use of in-depth interviews to understand the process of treating lame dairy cows from the farmers’ perspective, Animal Welfare, 23(2), 157-165. doi: 10.7120/09627286.23.2.157
Leach, Tisdall, Bell, Main & Green. (2012) The effects of early treatment for hindlimb lameness in dairy cows on four commercial UK farms, Veterinary Journal, 193(3):626-32. doi: 10.1016/j.tvjl.2012.06.043
Potterton, Bell, Whay, Berry, Atkinson, Dean, Main, & Huxley. (2012) A descriptive review of the peer and non-peer reviewed literature on the treatment and prevention of foot lameness in cattle published between 2000 and 2011, The Veterinary Journal, 193(3):612-6. doi: 10.1016/j.tvjl.2012.06.04