Paula González Rivas
M.V., MSc., PhD. Investigadora en Ciencias Animales y Calidad de Carne, Facultad de Ciencias Veterinarias y Agropecuarias de la Universidad de Melbourne, Australia
paula.gonzalez@unimelb.edu.au
Imagen cedida por la autora
El estrés por calor se genera cuando el aumento en la temperatura ambiental hace que los animales pierdan la capacidad de termorregulación, por lo que no logran el equilibro entre la generación de calor metabólico y su disipación al ambiente. Debido a su alta tasa metabólica, elevado consumo de alimento, gran tamaño corporal y a la constante exposición a los factores ambientales, el ganado de leche y de carne se ve afectado por el estrés por calor. En este artículo se mostrarán herramientas para la detección temprana de los signos de estrés por calor y se ofrecerán alternativas de manejo nutricional del ganado para prevenir las consecuencias del estrés por calor.
La principal herramienta para monitorizar el estrés por calor es el índice de temperatura y humedad (ITH) calculado a partir de la temperatura ambiental y la humedad relativa del aire (tabla 1) y asociado a cambios en frecuencia respiratoria y temperatura corporal (tabla 2). El estrés por calor se evidencia en el ganado lechero cuando el ITH es cercano a 72, y se vuelve peligroso a cuando es superior a 80. El ganado de carne, por tener menor tamaño corporal, muestra signos de estrés por calor cuando el ITH es 74, y es peligroso cuando es mayor de 84. Los efectos del estrés por calor en la salud y producción animal se observan hasta dos días después del evento calórico, por lo tanto, es muy importante la monitorización constante de los animales y de las condiciones ambientales en los meses de verano.
![]() |
![]() |
Los signos de estrés por calor en el ganado bovino incluyen: respiración rápida y superficial, y jadeo con el hocico abierto y salivación (figura 1). Una forma recomendada de monitorización de la salud y bienestar animal es la detección del patrón de jadeo (tabla 3).
![]() |
Figura 1. Jadeo en vacas lecheras en Queensland, Australia. |
![]() |
Cuando la temperatura rectal se eleva más allá del rango fisiológico (38,0 °C a 39,3 °C) durante periodos de alta temperatura y humedad ambiental, el animal absorbe calor desde el ambiente que lo rodea. En Australia se ha demostrado que una herramienta eficiente de monitorización remota de la temperatura corporal es el uso de bolos intraruminales que detectan la temperatura interna cada 20 minutos, estando esta directamente correlacionada con la temperatura rectal y con cambios de temperatura ambiental y patrones de alimentación (figuras 2 y 3).
![]() |
El ganado expuesto a estrés por calor presenta una reducción de la respuesta inmunitaria, y es más propenso a mastitis, retención de placenta, metritis y neumonía. Además, se observa una mala respuesta a las vacunaciones realizadas en verano.
Durante estrés por calor los animales reducen hasta 50 % el consumo de materia seca para disminuir su calor metabólico, aumentan hasta 50 % el consumo de agua y se producen cambios metabólicos en la utilización de nutrientes. Esto tiene como consecuencia la reducción de la frecuencia ruminal, disminución de la eficiencia de conversión alimenticia y baja ganancia diaria de peso en animales en crecimiento y engorde, y la caída en la producción de leche y sólidos totales en vacas lecheras. Paralelamente, el ganado es propenso a laminitis y acidosis ruminal debido a un desequilibrio ácido-base, producto del aumento de la salivación y la reducción de la actividad ruminal.
![]() |
El estrés por calor reduce la calidad del semen debido al sobrecalentamiento de la piel del escroto. También disminuye del flujo sanguíneo al útero y al tejido mamario, lo que da lugar a abortos y partos tempranos, baja calidad del calostro y producción de leche. El manejo de estrés por calor debe ser enfocado no solo a vacas en lactación sino también a vacas secas, ya que las terneras que sufren estrés por calor in utero requieren más servicios por gestación, y su lactación es 5 kg/d más baja que las que no sufrieron estrés por calor in utero.
En términos de calidad de carne, estamos investigando en Australia cual es el papel del estrés por calor en la incidencia de cortes oscuros y carnes con elevado pH ya que, al ser un fenómeno estresante, el estrés por calor reduce el glucógeno contenido en el musculo y afecta a la calidad de la carne.
Asociado al manejo ambiental y animal (provisión de sombra, uso eficiente de ventiladores y aspersores, disposición de agua limpia y fría, y evitar manejos estresantes durante las horas de mayor calor), el manejo nutricional debe ser dirigido a suplir los altos requerimientos energéticos del ganado, ya que la energía se utiliza en termorregulación y la metabolización del tejido graso se reduce. Por lo tanto, es necesario incorporar ingredientes a la ración que reduzcan el calor de digestión y aumenten la energía de la dieta.
Algunos experimentos realizados en Australia demostraron que al administrar dietas que contienen granos de fermentación lenta como el maíz, o reduciendo la fermentación ruminal del trigo tratándolo con hidróxido de sodio, disminuyeron los efectos fisiológicos del estrés por calor pequeños rumiantes (figura 4). También se demostró en vacas lecheras que dietas basadas en maíz redujeron la temperatura rectal y mejoraron la producción de leche en verano. Estos experimentos confirman que gran parte del calor metabólico producido por los rumiantes proviene de la actividad fermentativa en el rumen y que al regular la cantidad de calor liberado, los efectos del estrés por calor pueden reducirse. Por esa misma razón, en animales en intensivo se debe modificar la hora de entrega de alimento hacia la tarde para no hacer coincidir el calor generado por la fermentación y digestión de alimentos con altas temperaturas ambientales.
![]() |
En resumen, el estrés por calor afecta a la salud, producción y bienestar del ganado de carne y leche, y es necesario que los productores aprendan a reconocer los signos de estrés por calor y pongan en marcha medidas de prevención.