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Comportamiento productivo de terneras alimentadas a corral con grano de maíz entero y partido


Fuente: Inta Balcarce

Resúmen

El objetivo del trabajo fue evaluar el efecto de la utilización de grano de maíz entero (GMe) o partido (GMp) sobre la ganancia diaria de peso vivo (GDPV), el consumo, la eficiencia de conversión y el nivel de engrasamiento, de terneras alimentadas a corral. Durante 78 días se alimentaron 116 terneras de razas británicas (152 " 8 kg de peso inicial) distribuidas al azar en dos dietas (tratamientos), GMe o GMp. El grano de maíz representó, en cada dieta, el 40% de la materia seca total, el resto se balanceó con harina de girasol y silaje de planta entera de maíz para lograr un 18% de proteína bruta en la dieta. Se evaluó la GDPV y la tasa de engrasamiento mensual (por ultrasonido, entre la 121 y 131 costilla) durante el período de alimentación. El consumo se calculó por diferencia entre la materia seca suministrada y rechazada. Los datos se analizaron bajo un diseño completamente aleatorizado. Las ganancias de peso y la taza de engrasamiento no fueron significativamente diferentes (p>0,05), mientras que el consumo fue mayor (p<0,05) y la eficiencia de conversión menor para GMp con respecto a GMe. En base a los resultados obtenidos se puede concluir que el procesamiento del grano de maíz no mejora la eficiencia de conversión en este tipo de animales.

Introducción


El engorde a corral representa una de las principales formas de producción intensiva de bovinos para carne. En este sistema, la variable de mayor incidencia en el costo de producción es el alimento, razón por la cual la eficiencia de utilización del mismo es un aspecto fundamental en la eficiencia global del sistema de producción. 

El grano de maíz es el más utilizado en la alimentación de ganado en una amplia zona de nuestro país. Durante muchos años se ha estudiado la forma de mejorar la utilización de este grano por los rumiantes, con especial énfasis en los diferentes métodos de procesamiento. No obstante, siguen existiendo controversias sobre la conveniencia de utilizar el grano entero o procesado.

Muchos autores han demostrado que el principal efecto del procesado del grano de maíz (molido, aplastado en seco o aplastado al vapor, etc.), es favorecer la ruptura de la matriz proteica que contiene los gránulos de almidón, mejorando su digestibilidad en todo el tracto digestivo (Lee, Galyean y Lofgreen, 1982; Brent Theurer, 1986; Murphy, Fluharty y Loerch, 1994). Sin embargo, esta ruptura de la matriz proteica puede realizarse durante la masticación del grano por parte del animal (Morgan y Campling, 1978; Orskov, 1979). 

Se concluye empíricamente que en animales jóvenes (de menos de 270 kg de peso vivo), no habría diferencias significativas en cuanto a la eficiencia de utilización del maíz cuando es ofrecido entero o partido. Esta categoría de animales masticaría con más eficiencia el grano durante la ingestión, aumentando su digestibilidad con respecto a los animales adultos (Nordin y Campling, 1976; Stritzler y Gingins, 1983). A su vez, tendrían un diámetro de orificio retículo - omasal pequeño que no permitiría el pasaje del grano entero hacia el omaso, favoreciendo la rumia (Santini y Elizalde, 1993).

Por otro lado, la utilización de grano de maíz entero en la dieta de animales jóvenes evitaría el costo adicional del procesamiento, y disminuiría la posible ocurrencia de desequilibrios metabólicos (acidosis) como consecuencia de su menor tasa de fermentación ruminal con respecto al procesado. De esta forma, se evitarían los menores aumentos diarios de peso vivo que se producen por este tipo de trastornos digestivos que, en casos extremos, puede generar la muerte del animal (Owens, Secrist, Hill y Gill, 1998).

En nuestro país no se dispone de información sobre la conveniencia de utilizar los granos enteros o procesados en la alimentación de animales jóvenes. Por tal motivo, se realizó el siguiente ensayo cuyo objetivo fue evaluar el efecto de la utilización de grano de maíz entero o partido sobre el comportamiento productivo de terneras alimentadas a corral.   

Materiales y Métodos

El ensayo se realizó en la Reserva Nro. 7 de la EEA Balcarce del INTA (37º 45` S, 58º 18` W), durante los meses de abril a julio de 1999. Se utilizaron 116 terneras de raza británica con un peso inicial promedio de 152 \" 8 kg. Se las dividió al azar en 4 grupos de 19 y en 2 grupos de 20 animales cada uno. Cada grupo se alojó en corrales de 450 m2 de superficie, provistos de bebederos y comederos de 8 m. de frente para el acceso de los animales.

Los tratamientos se definieron en base a las características del grano de maíz utilizado en la dieta, T1: grano de maíz entero (GMe) y T2: grano de maíz partido (GMp). En ambos tratamientos el grano representó el 40% del total de la materia seca suministrada; el resto de la dieta se balanceó con harina de girasol peleteada (30%) y silaje de planta entera de maíz (30%) para alcanzar un 18% de proteína bruta. Se suministró junto con la ración un 0,02% de un balanceado comercial de sales minerales. Los componentes de la dieta se mezclaron en un carro distribuidor (mixer) antes de ser entregados. Las raciones se suministraron en partes iguales dos veces al día, a las 8:00 y 16:00 hs.

Los Cuadros 1 y 2 muestran la composición química de los ingredientes de la dieta y de los tratamientos, respectivamente, los que se determinaron a partir de los siguientes análisis: a) materia seca (MS) mediante secado en estufa a 60ºC hasta peso constante, b) materia orgánica (MO; por mufla a 550 ºC durante 4hs.), c) digestibilidad in vitro de la materia seca (DIVMS; Tilley y Terry, 1963), d) almidón (Mc Rae y Amstrong, 1968), e) proteína bruta (PB, N*6,25), f) fibra detergente neutro (FDN) y fibra detergente ácido (FDA) según Van Soest, Robertson y Lewis (1991). 

 CUADRO 1: Composición química de los componentes de la dieta (%)


 

 CUADRO 2: Composición química de las dietas (%).
 
Sobre los animales se realizaron las siguientes mediciones: 

a) Ganancia diaria de peso vivo (GDPV): se calculó individualmente por diferencia entre el peso final y el inicial sobre el total de días de ensayo.

b) Tasa de engrasamiento: por medio de determinaciones ultrasonográficas, cada 28 días, del espesor de grasa dorsal entre la 12E y 13E costilla (Ecógrafo Aloka 210 con traductor lineal de 3,3 Mhz.); por regresión lineal se obtuvo la tasa mensual de engrasamiento.

c) Consumo diario: se determinó por diferencia entre el suministro y rechazo de MS. Las mediciones se realizaron en forma grupal (por corral) cuatro veces por semana.

d) Consumo de energía metabolizable (EM): se estimó a partir del consumo de MS y de la concentración de EM de cada una de las dietas, calculada en base a su DIVMS (EM calculada, AFRC, 1993).  Adicionalmente, se estimó cual debió ser el consumo de EM (EM estimada) para lograr las ganancias de peso vivo observadas en base al sistema NRC (1980). Para ello, se asumió que la composición de la ganancia de peso de los dos tratamientos fue igual. 

e) Eficiencia de conversión (kg MS: kg GDPV): se calculó en base al consumo de MS y la tasa de ganancia de peso vivo. Los datos se analizaron por ANOVA según un diseño completamente aleatorizado (DCA), con dos tratamientos (grano de maíz entero y partido) y tres repeticiones (corrales) por tratamiento, empleando el paquete estadístico SAS (1990).   

Resultados y discusión

Efecto sobre la ganancia de peso y tasa de engrasamiento 
En Cuadro 3 se muestran los resultados de los parámetros productivos obtenidos. No se observaron diferencias significativas (p>0,05) con respecto al peso inicial y final en los animales que conformaban los dos tratamientos. Las ganancias diarias de peso fueron de 1,01 ± 0,38 y 0,99 ± 0,13 kg para GMe y GMp respectivamente, no encontrando diferencias estadísticamente significativas (p>0,05). Estos resultados coinciden con los hallados por Robert, Preston, Klosterman y Cahill (1972) y Owens, Secrist, Hill y Gill (1997), trabajando con similares niveles de silo de maíz y grano. Si bien las ganancias de peso fueron bajas, para dietas con un alto nivel de concentrados, los valores son coincidentes con los encontrados por Santini, Pavan, García y Castaño (1997), en similares condiciones y con el mismo tipo de animal. Con respecto a los milímetros de grasa dorsal inicial y final, no se encontraron diferencias (p>0,05) entre los dos tratamientos. Para GMe la tasa de engrasamiento fue un 29% mayor que para GMp, pero la diferencia no fue significativa (p>0,05). Esta tendencia podría deberse a una mayor eficiencia de utilización de la glucosa, ya que en dietas donde el grano se encuentra entero o poco procesado, una mayor proporción de almidón escapa a la degradación bacteriana ruminal alcanzando el intestino delgado, donde el almidón digerido provee un 42% más de energía que si se digiere en el rumen (Owens, Zinn y Kim, 1986).

 

CUADRO 3: Resultados de los parámetros productivos.
 
Letras diferentes en la misma fila representan diferencias estadísticamente significativas (p<0,05). 
 

 

Consumo y eficiencia de conversión 
Según Fulton, Klopfenstein y Britton (1979), el procesado del grano de maíz reduce las ganancias diarias de peso debido a disminuciones en el consumo de MS como consecuencia de cuadros de acidosis subclínicas, producidas por altas tasas de fermentación ruminal y una gran producción de ácidos grasos volátiles. Sin embargo, en el presente trabajo el consumo fue un 10,6% mayor (p<0,05) en los animales alimentados con el grano partido. Estos resultados coinciden con los de Owens y otros (1997), quienes observaron que los efectos negativos sobre el consumo de materia seca se producirían con métodos de procesados más severos (rolado al vapor, copos al vapor, maíz con alta humedad, etc.) que con el partido del maíz.

Una posible explicación al mayor consumo observado en animales alimentados con grano partido sería el incremento en la velocidad de pasaje a través del tracto digestivo. Ewing, Johnson y Rumpler (1986) estudiaron el efecto del tamaño de partícula del grano de maíz sobre la velocidad de pasaje ruminal, determinando que a medida que se reduce el tamaño de partícula, en un rango de 8 a 1 mm, la tasa de pasaje ruminal aumenta.

Coincidiendo con los resultados de Owens y otros (1997), la relación kg MS:kg GDPV en este ensayo fue menor (p<0,05) para el tratamiento con grano entero, indicando que la eficiencia de conversión fue mejorada. Como lo indica el Cuadro 4, la concentración de EM calculada (Mcal/kg MS) para cada tratamiento fue similar. Sin embargo, se encontró una diferencia importante en la EM estimadas de las dietas, calculadas a partir de la ganancia de peso y el consumo de MS. Estas diferencias podrían deberse a que la técnica para determinar la DIVMS no contempla el procesado de los granos. Asímismo se observa una importante diferencia entre las dos formas de cálculo. La técnica de digestibilidad estaría sobrestimando los verdaderos resultados debido a que no tiene en cuenta las altas tasas de pasaje de los animales de alta producción (Satter, Jung, Van Vuuren y Engels, 1999). 

CUADRO 4: Energía metabolizable calculada y estimada para cada dieta.
 
 

 
*Calculada a partir de la DIVMS (AFRC, 1993).

**Calculada a partir de la GDPV y el consumo de MS (NRC, 1980).
 

La mayor concentración de EM estimada (11% más) en la dieta con grano entero estaría indicando una mayor eficiencia de utilización de la energía. Owens y otros (1997) menciona que con este tipo de dietas el efecto negativo de la digestión del grano sobre la digestión del forraje, sería menor con respecto al grano procesado, como consecuencia de una mayor estabilidad ruminal. Esto, sumado a una mayor eficiencia energética como consecuencia de una mayor proporción de almidón que alcanzaría el intestino delgado cuando el grano es suministrado entero, contribuiría a mejorar la eficiencia de conversión.    

Conclusiones
La utilización de grano de maíz entero, en animales de hasta 230 kg de peso vivo permitió mejorar la eficiencia de conversión en un 10% con respecto al grano partido, ya que mantuvo similares ganancias de peso y disminuyó el consumo. Teniendo en cuenta la mejora en la eficiencia de conversión lograda con el grano de maíz entero, resulta difícil justificar el costo del partido del grano en esta categoría de animales.  

 

Bibliografía 
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EJE CONCEPTUAL DEL ARTICULO
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Comportamiento productivo de terneras alimentadas a corral con grano de maíz entero y partido

El objetivo del trabajo fue evaluar el efecto de la utilización de grano de maíz entero (GMe) o partido (GMp) sobre la ganancia diaria de peso vivo (GDPV), el consumo, la eficiencia de conversión y el nivel de engrasamiento, de terneras alimentadas a corral. Durante 78 días se alimentaron 116 terneras de razas británicas (152 " 8 kg de peso inicial) distribuidas al azar en dos dietas (tratamientos), GMe o GMp. El grano de maíz representó, en cada dieta, el 40% de la materia seca total, el resto se balanceó con harina de girasol y silaje de planta entera de maíz para lograr un 18% de proteína bruta en la dieta. Se evaluó la GDPV y la tasa de engrasamiento mensual (por ultrasonido, entre la 121 y 131 costilla) durante el período de alimentación. El consumo se calculó por diferencia entre la materia seca suministrada y rechazada. Los datos se analizaron bajo un diseño completamente aleatorizado. Las ganancias de peso y la taza de engrasamiento no fueron significativamente diferentes (p>0,05), mientras que el consumo fue mayor (p<0,05) y la eficiencia de conversión menor para GMp con respecto a GMe. En base a los resultados obtenidos se puede concluir que el procesamiento del grano de maíz no mejora la eficiencia de conversión en este tipo de animales.

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