José Luis Urquijo y Narváez
Presidente de la Real Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto
La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) se presenta como un nuevo desafío en el mundo ganadero en un año, además, marcado por la sequía y por el aumento de insumos. Esta enfermedad, causada por un virus del género Orbivirus y transmitida por vectores (Culicoides spp.), afecta más al ganado vacuno, pero también a los cérvidos. Dentro de nuestras razas puras afecta tanto a las razas de bovinos que se encuentran amenazadas como a las razas integradas, pero su impacto es especialmente devastador en el caso de las razas autóctonas en peligro crítico, donde la pérdida de ejemplares se traduce en una amenaza aún mayor.
En términos generales, la EHE produce síntomas que incluyen fiebre alta, hemorragias y dificultad respiratoria, o abortos, y llevan a la muerte a un alto porcentaje de los animales afectados, mientras que los que sobreviven, tras largos tratamientos, y que pueden considerarse afortunados, pueden presentar secuelas que todavía no se conocen, agravando el problema aún más.
Estas pérdidas económicas son preocupantes en sí mismas, pero además son más apremiantes cuando se considera su impacto en las razas autóctonas amenazadas, por lo que cada ejemplar representa un patrimonio genético invaluable, con signos de adaptación a sus entornos específicos, siendo así una parte esencial de la diversidad genética que se encuentra en España.
La importancia de proteger a las razas autóctonas se ha vuelto evidente en las últimas décadas. La diversidad genética que poseen les otorga una resistencia natural a muchas enfermedades, siendo animales muy resilientes. Sin embargo, la EHE representa una amenaza considerable y tomar medidas para su erradicación se vuelve cada vez más crucial, con lo que hace fundamental la colaboración entre ganaderos, veterinarios y las autoridades competentes, que deben tomar medidas coordinadas para evitar brotes y mantener la bioseguridad.
Proteger a estos rebaños no es solo una cuestión económica, sino que es la preservación de un valioso patrimonio genético que garantiza la adaptación de la ganadería a los desafíos futuros. La prevención y la colaboración son las claves para mantener a raya esta enfermedad y asegurar un futuro sostenible para la ganadería.
Este artículo aparece en el número 263 (noviembre/diciembre de 2023) de Albéitar. Suscríbete aquí para tener acceso completo a este y otros contenidos de la revista.