El mosquito tigre (Aedes albopictus) es una especie invasora con una fisonomía muy característica, es pequeño y negro, con franjas blancas en el cuerpo y una sola raya blanca que le recorre la cabeza y el tórax. Se reproduce principalmente en zonas urbanas aprovechando pequeños recipientes que acumulan agua. Es un picador agresivo, vuela bajo y pica de día. Además, puede transmitir enfermedades si se dan las condiciones necesarias. Estas enfermedades son conocidas como arbovirosis o causadas por arbovirus.
Respecto a esto último, y ante la duda de si el mosquito tigre puede ser transmisor de la COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que no hay evidencia científica que los mosquitos puedan transmitir la enfermedad. La OMS ha insistido en que el virus SARS-nCoV-2 es respiratorio y que se propaga principalmente por contacto con las secreciones respiratorias de una persona infectada.
Hay que tener en cuenta que no cualquier virus puede infectar y ser transmitido por un mosquito. De hecho, la mayoría no tienen esta capacidad. Aquellos que son capaces de hacerlo son conocidos como arbovirus, son limitados y pertenecen a unas familias concretas. Actualmente, ningún virus de la familia Coronavidae, a la que pertenece el SARS-CoV-2, ha sido identificado como un virus transmitido por insectos (arbovirus).
La Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha puesto en marcha una nueva campaña de prevención y control de mosquitos en espacios públicos de la ciudad, especialmente dirigida a identificar los puntos de cría del mosquito tigre para reducir su presencia, así como los riesgos que conlleva la especie en cuanto a la posible transmisión de enfermedades.
Teniendo en cuenta la actividad registrada el año pasado, los elementos de riesgo y los equipamientos especialmente sensibles en cuanto a la vigilancia y control de arbovirosis en la ciudad, se ha elaborado un mapa que identifica 64 zonas donde potencialmente puede haber -hay mosquitos y donde pueden representar un problema. Desde abril y hasta noviembre se intensifica la vigilancia en estas zonas y se interviene en aquellos lugares donde se detecta actividad.
La ASPB identifica cada año los focos de cría del mosquito tigre en la vía pública que determinan el plan de acción para la monitorización de la especie. Para esta campaña 2020 se han establecido 64 zonas de riesgo.
Según los registros, los meses con una actividad más elevada son agosto y septiembre, ésta comienza a aumentar de manera significativa en julio e inicia el descenso en octubre. Las zonas donde se observa más actividad en la vía pública corresponden a aquellos lugares donde se pueden encontrar diferentes elementos de riesgo que pueden acumular agua de una manera estable y sin movimiento (sumideros arenosos, sumideros sifónicos o fuentes ornamentales), normalmente son parques urbanos de los distritos de Sants Montjuïc, Les Corts, Sarrià - Sant Gervasi y Sant Martí.
La manera más eficiente de controlar la proliferación del mosquito tigre y reducir su presencia es evitar que se reproduzca, y esto se consigue eliminando sus lugares de cría.
Debe tenerse en cuenta que la mayoría de focos de cría se encuentran principalmente en las propiedades privadas (jardines, terrazas, patios, etc.). Y en este sentido, la ciudadanía es clave. Una hembra puede poner hasta 200 huevos en pequeños recipientes en una semana, y por lo tanto, es necesario vigilarlos, retirarlos, vaciarlos o ponerlos boca abajo. Hacer revisión cada 5 o 7 días de las zonas exteriores para no acumular agua es la medida más sencilla y eficaz que se puede aplicar en casa para evitar que el mosquito tigre se reproduzca.
Además del programa, durante todo el año también se hace en Barcelona un seguimiento continuado en la ciudad, con el objetivo de vigilar la posible llegada de mosquitos invasores y estudiar el posible efecto del cambio climático sobre la estacionalidad de los mosquitos.
Hay que tener en cuenta que el cambio climático tiene una especial relevancia ya que el aumento de las temperaturas y la humedad puede multiplicar la capacidad reproductora de los mosquitos, extender su distribución y aumentar el riesgo de transmisión de determinados arbovirus, por lo que es importante la vigilancia continuada y la implementación de programas de prevención y control.