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La Unión Europea ha puesto en marcha una iniciativa para integrar la sostenibilidad en la gobernanza empresarial, por la cual podrían imponerse obligaciones o incentivos para que las empresas actúen de manera responsable con el medio ambiente en sus operaciones.

Ante este anuncio, Eurogroup for Animals, una organización internacional en la que se integran entidades en defensa del bienestar animal y protectoras de los animales de países de la Unión Europea, ha mostrado su satisfacción, aunque señala que en esta iniciativa debería incluirse explícitamente el bienestar animal. Para justificar esta petición dan tres razones:

Bienestar animal y desarrollo sostenible

En primer lugar, el bienestar animal es inherente al concepto de desarrollo sostenible, como se reconoce plenamente en las últimas estrategias del Pacto Verde de la UE, y como tal, no se puede dejar atrás.

Los vínculos inherentes entre el bienestar animal y el desarrollo sostenible están bien ejemplificados por la agricultura intensiva: los sistemas de producción altamente industrializados tienen efectos devastadores no solo en el bienestar de los animales de producción, sino que también conducen a altos niveles de contaminación del agua, aire y suelo y deforestación, debido a la creciente necesidad de alimentos para animales.

La mejora del bienestar animal también beneficia a la salud humana, al ayudar a reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y zoonosis y disminuir el uso de antibióticos en la producción animal. Esta es la razón por la que el bienestar animal está estrechamente vinculado a muchos objetivos del Pacto Verde de la UE, como la Estrategia “De la granja a la mesa”, que enfatiza la “necesidad urgente de mejorar el bienestar animal” para lograr una transición justa hacia sistemas alimentarios sostenibles.

Abordar los riesgos para el bienestar animal

En segundo lugar, las directrices internacionales existentes ya recomiendan a las empresas que enfrentan riesgos para el bienestar animal que los tengan en cuenta en sus políticas de actuación.

Por ejemplo, el Marco de Sostenibilidad de la Corporación Financiera Internacional ofrece un enfoque del bienestar animal basado en los principios de la OIE, y proporciona una “Nota de buenas prácticas para mejorar el bienestar animal en las operaciones ganaderas”.

Algunos Estados miembros de la UE han incorporado con éxito el bienestar animal como parte de sus marcos de diligencia debida. Los Países Bajos, por ejemplo, exigen que las empresas textiles, en virtud del Acuerdo sobre prendas y textiles sostenibles, aborden los riesgos para el bienestar de los animales para "hacer negocios de forma justa, sostenible y segura, y respetando el medio ambiente y el bienestar de los animales".

No se puede dejar de lado el bienestar animal

Finalmente, adoptar una serie de prácticas y dejar de lado el bienestar animal estaría en contradicción con la manera de actuar del sector privado en la actualidad. No solo existen ya normas de diligencia debida que tratan del bienestar animal, sino que las empresas las han utilizado ampliamente, desde productores y fabricantes hasta minoristas, especialmente en los sectores textil y alimentario.

Un ejemplo de ello es el informe de 2019 del Business Benchmark on Farm Animal Welfare, que mostró que el 80 % de las 150 principales empresas alimentarias han reconocido al menos la importancia de considerar el bienestar animal en sus esfuerzos de debida diligencia. Por lo tanto, dejar el bienestar animal fuera de los futuros mecanismos de diligencia debida de la UE enviaría una señal equivocada y obstaculizaría el impulso de progreso que se ha acumulado, al alentar a las empresas a centrar sus esfuerzos solo en los puntos establecidos en la ley.