La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) advierte de que a lo largo de los últimos años ha habido una considerable expansión de la Vespa velutina, más conocida como avispa asiática, por una amplia parte de España. Esa expansión ha hecho saltar las alarmas, y requiere de una respuesta inaplazable y contundente para contenerla y evitar consecuencias mayores. En 2019 su expansión rompió ya todos los récords, siendo la zona del Norte peninsular la zona más afectada del país.
La avispa asiática es una especie exótica invasora procedente de China que llegó a España, a través de la frontera con Francia, hace ya 11 años. Esta especie es capaz de poner en riesgo los ecosistemas, pero no solo eso; también puede afectar a bienestar de los animales y el medioambiente. En el pasado año 2020, llegó incluso a causar la muerte por shocks anafilácticos a tres personas víctimas de su picadura.
La avispa asiática genera un gran impacto sobre la biodiversidad natural, ya que puede llegar a capturar entre 25 y 50 abejas al día, matándolas de golpe con su mandíbula y llevándolas a sus nidos para alimentar a sus larvas. Esto, que puede parecer algo insignificante, puede no obstante poner en jaque la flora y fauna de las diferentes regiones, y generar un problema medioambiental. “Las abejas, uno de sus alimentos preferidos, son indispensables en el proceso de polinización, y que éste se siga desarrollando con normalidad es fundamental para preservar los ecosistemas y la biodiversidad. A ello debemos sumarle que las abejas están en peligro de extinción, lo que tensa aún más la situación”, explica Milagros Fernández de Lezeta, directora general de ANECPLA.
Por otro lado, la avispa asiática genera un enorme impacto económico sobre las explotaciones apícolas. Algunos apicultores de la zona norte de España ya han registrado pérdidas de abejas de hasta el 50 %.
“Se trata de una lucha en la que, desde las Administraciones Públicas, no siempre se tiene todo lo presente que se debería a las empresas de la sanidad ambiental, fundamentales para el desarrollo de un trabajo efectivo y seguro. Estas labores en no pocas ocasiones se adjudican a trabajadores públicos como bomberos, lo que implica que pueden llegar a desatender los cometidos que se les suponen y, en cambio, ejecuten otros para los que en la mayoría de los casos no tienen la formación idónea”, añade Fernández de Lezeta.
En 2020, las Islas Baleares se convirtieron en la primera región de Europa que lograba erradicar la Vespa velutina, un hito que se lograba cinco años después del primer avistamiento, en octubre de 2015 en la isla de Mallorca por un apicultor. El secreto del éxito ha estado en la puesta en marcha de un plan de ataque muy rápido, iniciado desde los primeros indicios de presencia de esta especie.
Empezar con un plan de ataque contundente no debería dilatarse más allá de los 2-3 años de la aparición de esta avispa, período crítico en el que la especie puede llegar a asentarse y multiplicar su población y colmenas. Ellos parecen haberlo conseguido, tras un período de seis meses en los que no se han producido nuevos avistamientos, pero en los que tampoco han bajado la guardia.
Su línea de actuación ha consistido en establecer un equipo de trabajo multidisciplinar capacitado en la creación de un protocolo de localización, seguimiento y destrucción de nidos a través de mapas de distribución y una red de alerta temprana para su prevención.
Por su parte, en el último año en Galicia se han eliminado más de 350 nidos con actividad situados principalmente en las copas de los árboles. Gracias al programa de vigilancia y control que se puso en marcha ya en 2014 y la colaboración ciudadana para su control, parece que el proyecto está dando resultados.
Agricultores y apicultores se han unido para reclamar una mejor gestión por parte de las administraciones con su control y una mayor inversión de I+D para mejorar los mecanismos que se están empleando para frenar esta especie invasora. Además, es importante que las personas encargadas de eliminar estos nidos, tengan la formación necesaria para evitar poner en peligro su propia seguridad.
Lo cierto es que, en los planes puestos en marcha desde las administraciones públicas, las empresas de gestión de plagas no suelen aparecer. No es infrecuente, sino más bien al contrario, ver a bomberos retirando nidos de avispa asiática; algo que también es intrusismo, ya que estos técnicos no están incluidos dentro del Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas (ROESB) de las distintas Comunidades Autónomas, donde figuran las empresas cuyos trabajadores pueden prestar este servicio pues, al fin y al cabo, los técnicos de sanidad ambiental son los únicos con formación suficiente para este tipo de trabajos.
“Dejarlo en manos de personas que no tienen la formación suficiente puede tener consecuencias terribles más allá de la propia seguridad de los que desarrollen estas tareas, pues el daño que pueden causar a la biodiversidad con métodos caseros o no apropiados puede ser mucho mayor que aquello que se trata de contrarrestar erradicando esta avispa”, señala la directora general de ANECPLA.