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La vacunación y la concienciación son herramientas clave para prevenir la encefalitis transmitida por garrapatas

La mayoría de los casos se contraen a través de picaduras de garrapatas, pero en ocasiones también pueden producirse al consumir productos lácteos crudos no pasteurizados de animales afectados.


Los programas de vacunación y las campañas de concienciación pública podrían reducir la cantidad de personas afectadas por el virus de la encefalitis transmitida por garrapatas (TBE) o meningoencefalitis de garrapata, que a veces también se transmite por los alimentos, según los investigadores.

La encefalitis transmitida por garrapatas es una infección viral del sistema nervioso central. Los seres humanos adquieren TBE principalmente a través de picaduras de garrapatas, pero en ocasiones se contrae al consumir productos lácteos crudos no pasteurizados de animales afectados.

Un grupo de investigadores analizó los casos de TBE transmitida por los alimentos, principalmente de Europa central y oriental. La mayoría de las infecciones se informaron durante los meses más cálidos de abril a agosto y se asociaron con productos lácteos crudos no pasteurizados de cabras. El período medio de incubación fue corto, de 3,5 días, y la enfermedad neuroinvasiva era común, según el estudio publicado en Emerging Infectious Diseases.

En general, se incluyeron 19 estudios que describían a 410 pacientes en toda Europa. Los países que informaron casos de 1980 a 2021 fueron Eslovaquia, República Checa, Polonia, Hungría, Estonia, Alemania, Croacia, Austria, Rusia y Eslovenia.

Detalles de los pacientes

De 273 pacientes con datos sobre la temporada de infección, 243 se infectaron de abril a agosto, y 30 de septiembre a noviembre. Los pacientes tenían entre 1 y 85 años de edad. La mayoría de los casos ocurrieron en meses que coinciden con la temporada de garrapatas en Europa.  

De los 120 pacientes en los que se registró el estado de vacunación, solo uno estaba vacunado. Esta persona recibió su último refuerzo de vacunación contra el virus de la TBE más de 15 años antes de la infección.

Entre 232 pacientes, la investigación epidemiológica reveló consumo de leche cruda de cabra o queso; se informó leche cruda de oveja o queso en 88 casos, leche de vaca sin pasteurizar en 23 casos y el consumo de una mezcla de productos lácteos sin pasteurizar en siete casos.

Para 124 de 138 pacientes de quienes se informó, el período de incubación fue de menos de dos semanas. Para 14 pacientes que informaron la cronología exacta de la infección, la mediana del periodo de incubación fue de 3,5 días.

Aunque la TBE es una enfermedad de notificación obligatoria en Europa, casi todos los casos ocurrieron en regiones específicas. Esto podría explicarse por los hábitos de productos lácteos no pasteurizados en diferentes regiones, pero faltan datos sobre la frecuencia de dicho consumo en varias partes de Europa, apuntaron los investigadores.

Un problema de salud pública

Se produjo un brote reciente de TBE en el departamento de Ain de Francia, donde no se había detectado previamente el virus. Las investigaciones revelaron que todos menos uno de los 43 pacientes habían consumido queso de cabra sin pasteurizar de un productor local.

Los investigadores dijeron que podría haber infradiagnóstico, infranotificación, variaciones debido a la baja cantidad de pacientes involucrados en algunos informes de brotes e investigaciones epidemiológicas incompletas. 

Otra explicación podría ser la variabilidad en la carga viral de los productos lácteos infectados porque se desconoce la dosis exacta del virus requerida para la infección humana por vía oral y podría ser diferente de la carga viral para la infección clínica a través de las picaduras de garrapatas. 

La transmisión de TBE a través de los alimentos es poco común, pero tiene el potencial de causar brotes que afecten a muchas personas, lo que la convierte en una importante preocupación de salud pública. Dicha transmisión podría eliminarse mediante campañas educativas que alienten a las personas a consumir solo productos lácteos pasteurizados y mediante la vacunación, señalaron los investigadores.

Otro estudio publicado en el International Journal of Molecular Sciences informó sobre un brote familiar de enfermedad, inicialmente sugestivo de infección de persona a persona, a principios del verano en Austria.

El paciente índice fue un hombre de 39 años, que fue hospitalizado con una historia de cuatro a cinco días de dolor de cabeza y fiebre alta, con malestar previo y mareos durante uno o dos días. Su hijo de 14 años y su esposa de 41 también ingresaron tres y ocho días después, respectivamente. Posteriormente fueron dados de alta con cefaleas en resolución y sin fiebre.

Después del interrogatorio, se descubrió que la familia tenía leche de cabra sin pasteurizar de una granja en Braunau, en la Alta Austria, dos semanas antes de la aparición de los síntomas. Se diagnosticó encefalitis transmitida por garrapatas tras el consumo de leche de cabra y se detectó el virus en muestras de leche congelada. 

El hombre y su esposa no estaban vacunados. El hijo de 14 años había recibido tres dosis de la vacuna, pero no según el calendario de vacunación recomendado. Otro niño de 7 años no se infectó a pesar de beber la leche y no estar vacunado.

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