El Ministerio de Sanidad de Nueva Zelanda ha querido transmitir una sensación de tranquilidad después de que confirmar que el país había sufrido su primer caso de rabia, que ha terminado con la muerte de la persona infectada, la semana pasada. Según las autoridades, se trata de una persona que había contraído la enfermedad fuera de Nueva Zelanda, donde se le diagnosticó, y no ha representado ningún riesgo para la salud pública en ningún momento. El director de Salud Pública de Nueva Zelanda, el Dr. Nick Jones, afirmó que la transmisión de la rabia de persona a persona es extremadamente rara, casi desconocida, por lo que no hay riesgo.
Cuando la persona afectada ingresó por primera vez en el hospital a principios de marzo se sospechó que podría estar contagiada de rabia, por lo que el caso se manejó con medidas completas de control de infecciones mientras estaba en el Hospital de la ciudad de Auckland y en el Hospital de Whangarei, donde se le diagnosticó por primera vez. El Servicio Nacional de Salud Pública no dará más detalles del caso para proteger su identidad.
Los resultados de laboratorio confirmaron que este es el primer caso de rabia en Nueva Zelanda, que no había tenido hasta este momento ningún caso ni en animales ni en personas. El actual caso no cambia el estatus del país como Estado libre de rabia.
“Sin embargo, los viajeros deben ser conscientes de que cada año se notifican miles de casos de rabia en humanos en todo el mundo, incluidos varios países de nuestra parte del mundo”, advirtió el Dr. Jones. Por ello, se recomienda la vacunación contra la rabia para los neozelandeses que viajan a países donde la rabia es común, especialmente si viajan a áreas rurales, si es probable que estén en contacto con animales o si se quedan por más de un mes.